/ martes 20 de julio de 2021

A un lustro del Sistema Nacional Anticorrupción

A un lustro de la publicación en el Diario Oficial de la Federación (18 de julio de 2016) de las leyes que hacen funcionar el Sistema Nacional Anticorrupción, comparto las siguientes notas, las cuales forman parte de un libro que estoy escribiendo.

La corrupción es un fenómeno presente, vigente y urgente de resolución en el mundo occidental, en donde los países pertenecientes a este lado del orbe han implementado distintas medidas y paradigmas para su combate, su posible control, consecuente disminución e ideal erradicación, desde fiscalías especializadas hasta comisiones internacionales, pasando por tribunales, sistemas y órganos autónomos, entre otros. Lo cierto es que la corrupción se combate con equilibrios en el poder, pluralismo, eficaz rendición de cuentas y participación de la sociedad civil.

El éxito en el combate a la corrupción no se mide por personas encarceladas, sino de la inteligencia de los sistemas creados para impedirla (Mauricio Merino y Fermín García en EL UNIVERSAL, 18 de febrero de 2018).

Combatir la corrupción exige bloquear la captura de puestos y presupuestos. La corrupción es consecuencia de omisión (no se ha hecho) o imperfección (se ha hecho mal).

Para combatir la corrupción se requiere el fortalecimiento legal e institucional y la educación cívica.

Se ha criticado ferozmente a quienes sostienen que la corrupción en México es cultural.

Sin ánimo de reivindicar esta postura, vale la pena hacer las siguientes reflexiones: se parte de la idea de que lo que no se encuentra en la naturaleza, es cultural; en consecuencia, lo que no es Natura, es Cultura. La cuestión se complejiza cuando añadimos a la ecuación posturas teóricas que refieren que el hombre es malo por naturaleza (homo homini lupus, Thomas Hobbes), forma parte de una masa manipulable y poco proclive al empleo del raciocinio (el hombre masa, José Ortega y Gasset), le da más valor a la imagen que al raciocinio (homo videns, Giovanni Sartori) o simple y llanamente es superfluo, fatuo y banal (hombre ligth, Enrique Rojas).

En contraste, la postura de Jean Jaques Rosseau (y otros) al señalar que el hombre es bueno por naturaleza, pero que actúa en contra de estándares éticos y se corrompe forzado por las relaciones sociales que, necesariamente, debe entablar.

Ya sea natural, ya cultural, la corrupción está desestabilizando el Estado, dando cabida al crimen organizado y desbaratando el tejido social. Es un fenómeno presente e in crescendo.

México es un país altamente corrupto, por tanto la corrupción es de los temas que más preocupa a los mexicanos, luego de la inseguridad (INEGI).

El Estado mexicano se ha decantado por la creación-adopción del paradigma de un Sistema para combatir las prácticas corruptas: el Sistema Nacional Anticorrupción basado en la colaboración institucional, la coordinación de funciones y la responsabilidad compartida para sancionar a los corruptos.

Tema apasionante cuyo desarrollo puede abonar a la comprensión de la corrupción y la multiplicidad de acciones que pueden ejecutarse para combatirla. El libro comencé a escribirlo en 2018 y aún ignoro cuándo lo pueda terminar; espero que pronto.

germanrodriguez32@hotmail.com

A un lustro de la publicación en el Diario Oficial de la Federación (18 de julio de 2016) de las leyes que hacen funcionar el Sistema Nacional Anticorrupción, comparto las siguientes notas, las cuales forman parte de un libro que estoy escribiendo.

La corrupción es un fenómeno presente, vigente y urgente de resolución en el mundo occidental, en donde los países pertenecientes a este lado del orbe han implementado distintas medidas y paradigmas para su combate, su posible control, consecuente disminución e ideal erradicación, desde fiscalías especializadas hasta comisiones internacionales, pasando por tribunales, sistemas y órganos autónomos, entre otros. Lo cierto es que la corrupción se combate con equilibrios en el poder, pluralismo, eficaz rendición de cuentas y participación de la sociedad civil.

El éxito en el combate a la corrupción no se mide por personas encarceladas, sino de la inteligencia de los sistemas creados para impedirla (Mauricio Merino y Fermín García en EL UNIVERSAL, 18 de febrero de 2018).

Combatir la corrupción exige bloquear la captura de puestos y presupuestos. La corrupción es consecuencia de omisión (no se ha hecho) o imperfección (se ha hecho mal).

Para combatir la corrupción se requiere el fortalecimiento legal e institucional y la educación cívica.

Se ha criticado ferozmente a quienes sostienen que la corrupción en México es cultural.

Sin ánimo de reivindicar esta postura, vale la pena hacer las siguientes reflexiones: se parte de la idea de que lo que no se encuentra en la naturaleza, es cultural; en consecuencia, lo que no es Natura, es Cultura. La cuestión se complejiza cuando añadimos a la ecuación posturas teóricas que refieren que el hombre es malo por naturaleza (homo homini lupus, Thomas Hobbes), forma parte de una masa manipulable y poco proclive al empleo del raciocinio (el hombre masa, José Ortega y Gasset), le da más valor a la imagen que al raciocinio (homo videns, Giovanni Sartori) o simple y llanamente es superfluo, fatuo y banal (hombre ligth, Enrique Rojas).

En contraste, la postura de Jean Jaques Rosseau (y otros) al señalar que el hombre es bueno por naturaleza, pero que actúa en contra de estándares éticos y se corrompe forzado por las relaciones sociales que, necesariamente, debe entablar.

Ya sea natural, ya cultural, la corrupción está desestabilizando el Estado, dando cabida al crimen organizado y desbaratando el tejido social. Es un fenómeno presente e in crescendo.

México es un país altamente corrupto, por tanto la corrupción es de los temas que más preocupa a los mexicanos, luego de la inseguridad (INEGI).

El Estado mexicano se ha decantado por la creación-adopción del paradigma de un Sistema para combatir las prácticas corruptas: el Sistema Nacional Anticorrupción basado en la colaboración institucional, la coordinación de funciones y la responsabilidad compartida para sancionar a los corruptos.

Tema apasionante cuyo desarrollo puede abonar a la comprensión de la corrupción y la multiplicidad de acciones que pueden ejecutarse para combatirla. El libro comencé a escribirlo en 2018 y aún ignoro cuándo lo pueda terminar; espero que pronto.

germanrodriguez32@hotmail.com