/ sábado 17 de noviembre de 2018

Amerindios Y Anomamis

No podía ser otra cosa (...) que un lento y difícil camino de ruptura y desposesión

Juan Goytisolo


El retiro de una estatua de Cristóbal Colón del Centro Cívico de Los Ángeles tiene significación importante. El concejal. Mich O’Farrell que apoyó a la Comisión de Indios Nativos Americanos declaró: “Colón fue responsable de cometer atrocidades y sus acciones pusieron en marcha el mayor genocidio registrado en la historia…” Me parecen exageradas sus afirmaciones en territorio estadounidense, ya que fueron los inmigrantes de mayoría ingleses y luego otros no latinos los que desplazaron o eliminaron a los nativos norteamericanos.

Diferente fue en Latinoamérica. A lo que hoy son los Estados Unidos arribaron familias, mientras que a Mesoamérica y al sur fueron de mayoría varones. Soldados y aventureros que por razón natural se casaron con mujeres indígenas creando un mestizaje con el español, el portugués y otras minorías.

No obstante, a través de cinco siglos se conservan etnias nativas subdesarrolladas. Parte de su infortunio ha sido la discriminación que los ha obligado a auto aislarse de la generalidad hispanoamericana.

Una comunidad aborigen que quizá es la de mayor retraso en la integración a la civilización de nuestra época son los indios yanomamis de un hábitat fiero en la sierra de Parima, una cadena montañosa de difícil acceso en la frontera del estado de Amazonas de Venezuela y el de Roraima de Brasil. Población dispersa con escasos o ningún servicio de salud establecido, donde las enfermedades como el paludismo, la tuberculosis, males respiratorios, gastrointestinales y otras diezman la salud y la vida de estos seres humanos. Sirva de ejemplo que, de 170 casos detectados de sarampión recientemente, hubo 79 defunciones.

Otra enfermedad que asuela a los yanomamis causante de ceguera es la oncocercosis de la cual ya me he ocupado en esta columna. Una iniciativa del expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter emprendió un programa para eliminar la llamada ceguera de los ríos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) detectó 13 focos en seis países. Formalmente el Programa de la Eliminación de la Oncocercosis en las Américas (OEPA) se inició hace veinticinco años, aunque desde tres años antes se habían tomado acciones del mismo grupo multidisciplinario para combatir el mal. Gracias al OEPA se ha logrado la certificación de la OMS de la eliminación en once de los trece focos, incluyendo los de México (dos en Chiapas y uno en el alto Papaloapan de Oax.) solo resta continuar luchando en los focos limítrofes de Venezuela y Brasil, habitado por los Yanomamis.

Si vemos los números, pueden desanimar frente otros problemas de salud. El área yanomami tiene una población en riesgo de contraer la ceguera de los ríos de 32,477 personas y gracias al programa, 538,517 habitantes están sin riesgo. La meta de OEPA es detener la transmisión del micro gusano causante del mal y desterrar la enfermedad para el año 2022. Sin embargo, para logarlo son necesarias acciones paralelas, entre ellas educación higiénica y nutrición, formación de voluntarios aborígenes, programas de alfabetización, vacunación y tratamiento de enfermedades endémicas, acciones integrales de salud y labores que mejoren la calidad de vida.

Los problemas que enfrenta OEPA se expusieron la semana pasada en la XXVIII conferencia anual (IACO) efectuada en La Antigua Guatemala para evaluar el programa. Entre ellos el geográfico, pues el acceso a la zona endémica solo es posible en aviones pequeños o helicópteros que acercan al área para continuar por vía fluvial o caminando hasta las comunidades.

La situación política de Venezuela es otra adversidad aún después de la firma de un acuerdo entre Venezuela y Brasil en mayo de 2014 signado en Ginebra y de las avenencias tomadas en la XXIV IACO celebrada en la ciudad de México en noviembre del mismo año con la presencia del expresidente Jimmy Carter.

Señalo algunos retos a superar. Comunidades con pobre o ninguna infraestructura sanitaria. Conflictos intercomunitarios. Minería ilegal que contamina los ríos. Carencia crítica de alimentos y combustibles para las brigadas sanitarias. Insuficiente apoyo logístico del gobierno. Conflictos intercomunitarios. Inseguridad y delincuencia. Hiperinflación en el país.

El desafío del Centro Carter/OEPA que logró reunir investigadores y colaboradores voluntarios, asimismo el valioso Programa de donación del medicamento Mectizan® de Merck, (MSD) que se da a toda la población en rondas de dos a cuatro veces al año; ONG y aportaciones de fondos como la Fundación Internacional de Clubes de Leones (LCIF), Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Carlos Slim para la Salud y otras no menos meritorias, está siendo superado gracias a que el equipo de OEPA tiene capacidad técnica y profesional ampliamente reconocida por la OMS e instituciones de salud pública mundial y una voluntad enorme para alcanzar a la meta prevista que a pesar de los obstáculos sociopolíticos y económicos estoy seguro logrará.

No podía ser otra cosa (...) que un lento y difícil camino de ruptura y desposesión

Juan Goytisolo


El retiro de una estatua de Cristóbal Colón del Centro Cívico de Los Ángeles tiene significación importante. El concejal. Mich O’Farrell que apoyó a la Comisión de Indios Nativos Americanos declaró: “Colón fue responsable de cometer atrocidades y sus acciones pusieron en marcha el mayor genocidio registrado en la historia…” Me parecen exageradas sus afirmaciones en territorio estadounidense, ya que fueron los inmigrantes de mayoría ingleses y luego otros no latinos los que desplazaron o eliminaron a los nativos norteamericanos.

Diferente fue en Latinoamérica. A lo que hoy son los Estados Unidos arribaron familias, mientras que a Mesoamérica y al sur fueron de mayoría varones. Soldados y aventureros que por razón natural se casaron con mujeres indígenas creando un mestizaje con el español, el portugués y otras minorías.

No obstante, a través de cinco siglos se conservan etnias nativas subdesarrolladas. Parte de su infortunio ha sido la discriminación que los ha obligado a auto aislarse de la generalidad hispanoamericana.

Una comunidad aborigen que quizá es la de mayor retraso en la integración a la civilización de nuestra época son los indios yanomamis de un hábitat fiero en la sierra de Parima, una cadena montañosa de difícil acceso en la frontera del estado de Amazonas de Venezuela y el de Roraima de Brasil. Población dispersa con escasos o ningún servicio de salud establecido, donde las enfermedades como el paludismo, la tuberculosis, males respiratorios, gastrointestinales y otras diezman la salud y la vida de estos seres humanos. Sirva de ejemplo que, de 170 casos detectados de sarampión recientemente, hubo 79 defunciones.

Otra enfermedad que asuela a los yanomamis causante de ceguera es la oncocercosis de la cual ya me he ocupado en esta columna. Una iniciativa del expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter emprendió un programa para eliminar la llamada ceguera de los ríos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) detectó 13 focos en seis países. Formalmente el Programa de la Eliminación de la Oncocercosis en las Américas (OEPA) se inició hace veinticinco años, aunque desde tres años antes se habían tomado acciones del mismo grupo multidisciplinario para combatir el mal. Gracias al OEPA se ha logrado la certificación de la OMS de la eliminación en once de los trece focos, incluyendo los de México (dos en Chiapas y uno en el alto Papaloapan de Oax.) solo resta continuar luchando en los focos limítrofes de Venezuela y Brasil, habitado por los Yanomamis.

Si vemos los números, pueden desanimar frente otros problemas de salud. El área yanomami tiene una población en riesgo de contraer la ceguera de los ríos de 32,477 personas y gracias al programa, 538,517 habitantes están sin riesgo. La meta de OEPA es detener la transmisión del micro gusano causante del mal y desterrar la enfermedad para el año 2022. Sin embargo, para logarlo son necesarias acciones paralelas, entre ellas educación higiénica y nutrición, formación de voluntarios aborígenes, programas de alfabetización, vacunación y tratamiento de enfermedades endémicas, acciones integrales de salud y labores que mejoren la calidad de vida.

Los problemas que enfrenta OEPA se expusieron la semana pasada en la XXVIII conferencia anual (IACO) efectuada en La Antigua Guatemala para evaluar el programa. Entre ellos el geográfico, pues el acceso a la zona endémica solo es posible en aviones pequeños o helicópteros que acercan al área para continuar por vía fluvial o caminando hasta las comunidades.

La situación política de Venezuela es otra adversidad aún después de la firma de un acuerdo entre Venezuela y Brasil en mayo de 2014 signado en Ginebra y de las avenencias tomadas en la XXIV IACO celebrada en la ciudad de México en noviembre del mismo año con la presencia del expresidente Jimmy Carter.

Señalo algunos retos a superar. Comunidades con pobre o ninguna infraestructura sanitaria. Conflictos intercomunitarios. Minería ilegal que contamina los ríos. Carencia crítica de alimentos y combustibles para las brigadas sanitarias. Insuficiente apoyo logístico del gobierno. Conflictos intercomunitarios. Inseguridad y delincuencia. Hiperinflación en el país.

El desafío del Centro Carter/OEPA que logró reunir investigadores y colaboradores voluntarios, asimismo el valioso Programa de donación del medicamento Mectizan® de Merck, (MSD) que se da a toda la población en rondas de dos a cuatro veces al año; ONG y aportaciones de fondos como la Fundación Internacional de Clubes de Leones (LCIF), Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Carlos Slim para la Salud y otras no menos meritorias, está siendo superado gracias a que el equipo de OEPA tiene capacidad técnica y profesional ampliamente reconocida por la OMS e instituciones de salud pública mundial y una voluntad enorme para alcanzar a la meta prevista que a pesar de los obstáculos sociopolíticos y económicos estoy seguro logrará.