/ miércoles 6 de enero de 2021

Carta a los Reyes

Oportuno es poder escribirle a cualquier edad a los reyes magos, a pesar de que enero del 2021 pareciera no alejarse de la maldición del 2020, siempre es bueno tener un cachito de esperanza, ojalá no sea morena, para que a la par de los propósitos de año nuevo, nos podamos subir al tren del mame y cada quién ponga lo que le toca para un mejor territorio.

No importa cuando estés leyendo esto, la construcción del territorio está en crisis. Nuestra zona laja bajío ya se veía afectada primero por un tratado con los vecinos del norte que se tambaleaba, después con un recorte impresionante de nuestro viejito siempre eterno presidente, seguido como anillo al dedo por una pandemia global y como no para rematar la cereza de este cupcake mal hecho, una crisis económica y recesión como nunca la habíamos visto. Ejemplos como cuando la CFE sugirió que las energías renovables fueron las culpables del apagón de la semana pasada, la ignorancia grupal avanzó 5 casillas en este maratón llamado México.

Quisiéramos haber sido la generación en la que los terrenos estaban en 20 mil pesos, pero nos tocó ser la generación que sobrevivió una pandemia, encerrados en casa, o como Gatell, encerrados en la playa. Entre nuevas reformas a las leyes del trabajo nuestro país se perfila a acostumbrarse a esta nueva realidad. Y es que mientras esperamos que la distribución de la vacuna llegue a los oxxos, quizá así sería más efectiva. Tratamos de seguir adaptándonos a los esquemas que dejó la pandemia y su pico más alto, llámese desde marzo hasta nuestros tiempos.

Entre el 2017 y el 2019 los espacios de coworking crecieron en un 87% según la firma CRBE. Aquellos que han rentado o que rentan saben de lo que les hablo, tratar de salirte de tu casa si ya cumpliste 30 y compartir piso con algún roomie, teniendo en una esquina de la recamara la zona de freelancer o godín con zoom integrado, si es que le robas la señal al vecino y en contra esquina la cafetería que aún no descubre como lavar los platos por sí sola, teniendo como pista de obstáculos tu cama con un cerro de ropa que algún día se doblará. Esa es la nueva realidad.

Empresas, arquitectos, desarrolladores, proveedores e inversionistas tienen un gran reto por delante, así como hoy las fintech son un esquema real y práctico para invertir o financiarse en proyectos inmobiliarios innovadores que puedan ofrecer nuevas características a los usuarios, cabe mencionar que también lo hacen algunas áreas del gobierno como lo hace INFONAVIT con nuevos esquemas de créditos flexibles.

Esperemos que así como la dieta de tu prima, la industria inmobiliaria tenga un rebote y se generen mejores escenarios para la construcción de este pilar de la economía mexicana, preparándonos para crear mejores espacios adecuados a una actualidad que cambió en menos de un año, creando el territorio de todos.

Oportuno es poder escribirle a cualquier edad a los reyes magos, a pesar de que enero del 2021 pareciera no alejarse de la maldición del 2020, siempre es bueno tener un cachito de esperanza, ojalá no sea morena, para que a la par de los propósitos de año nuevo, nos podamos subir al tren del mame y cada quién ponga lo que le toca para un mejor territorio.

No importa cuando estés leyendo esto, la construcción del territorio está en crisis. Nuestra zona laja bajío ya se veía afectada primero por un tratado con los vecinos del norte que se tambaleaba, después con un recorte impresionante de nuestro viejito siempre eterno presidente, seguido como anillo al dedo por una pandemia global y como no para rematar la cereza de este cupcake mal hecho, una crisis económica y recesión como nunca la habíamos visto. Ejemplos como cuando la CFE sugirió que las energías renovables fueron las culpables del apagón de la semana pasada, la ignorancia grupal avanzó 5 casillas en este maratón llamado México.

Quisiéramos haber sido la generación en la que los terrenos estaban en 20 mil pesos, pero nos tocó ser la generación que sobrevivió una pandemia, encerrados en casa, o como Gatell, encerrados en la playa. Entre nuevas reformas a las leyes del trabajo nuestro país se perfila a acostumbrarse a esta nueva realidad. Y es que mientras esperamos que la distribución de la vacuna llegue a los oxxos, quizá así sería más efectiva. Tratamos de seguir adaptándonos a los esquemas que dejó la pandemia y su pico más alto, llámese desde marzo hasta nuestros tiempos.

Entre el 2017 y el 2019 los espacios de coworking crecieron en un 87% según la firma CRBE. Aquellos que han rentado o que rentan saben de lo que les hablo, tratar de salirte de tu casa si ya cumpliste 30 y compartir piso con algún roomie, teniendo en una esquina de la recamara la zona de freelancer o godín con zoom integrado, si es que le robas la señal al vecino y en contra esquina la cafetería que aún no descubre como lavar los platos por sí sola, teniendo como pista de obstáculos tu cama con un cerro de ropa que algún día se doblará. Esa es la nueva realidad.

Empresas, arquitectos, desarrolladores, proveedores e inversionistas tienen un gran reto por delante, así como hoy las fintech son un esquema real y práctico para invertir o financiarse en proyectos inmobiliarios innovadores que puedan ofrecer nuevas características a los usuarios, cabe mencionar que también lo hacen algunas áreas del gobierno como lo hace INFONAVIT con nuevos esquemas de créditos flexibles.

Esperemos que así como la dieta de tu prima, la industria inmobiliaria tenga un rebote y se generen mejores escenarios para la construcción de este pilar de la economía mexicana, preparándonos para crear mejores espacios adecuados a una actualidad que cambió en menos de un año, creando el territorio de todos.