/ viernes 24 de julio de 2020

“Celebrando el cerebro”

La Federación Mundial de Neurología (WFN por sus siglas en inglés), ha establecido desde el año 2014, la fecha del 22 de julio como “Día mundial del cerebro”. Este año está enfocado a la patología de Parkinson, siendo ésta una de las más comunes en la etapa de la vejez.

Podemos mencionar que las personas mayores que padecen Parkinson pierden paulatinamente los movimientos finos y gruesos del cuerpo debido a que esta enfermedad afecta a las células nerviosas, los movimientos son involuntarios haciendo que la persona mayor pierda control de las actividades que realiza principalmente actividades básicas de la vida diaria y actividades instrumentales de la vida diaria provocando aislamiento por pena o rechazo.

Las enfermedades neurodegenerativas como la mencionada, son una de las principales que se presentan en esta etapa, acompañadas de comorbilidades (conjunto de síndromes geriátricos) desencadenadas por el estilo de vida, edad cronológica y funcional así como las actividades realizadas en las diferentes etapas de la vida. En otras enfermedades se considera la pérdida neuronal y la capacidad de las funciones cognitivas (memoria, atención, cálculo, lenguaje, práxias, entre otras)

Erróneamente se considera que un porcentaje de la población de las personas mayores con una edad cronológica de sesenta años y más, presentan dichas enfermedades, algunas originadas por la pérdida de funciones cognitivas, sin tener una valoración, evaluación, y diagnóstico oportuno y correcto, por especialistas.

Hablando del cerebro, es común escuchar entre la sociedad que las personas mayores presentan “demencia senil”, este término ha quedado en desuso, la enfermedad existe, como también existe una contrariedad en la aplicación del término médico al diagnosticar a una persona mayor o referirse a ella, ya que no todas las personas mayores padecen algún tipo de demencia, ni quiere decir que la tengan, sin embargo, es importante mencionar que existe la posibilidad, de que la edad cronológica aumente el riesgo de perder parcial o completamente las funciones cognitivas y con el tiempo desencadenar algún tipo de demencia.

Es recomendable realizar ejercicios de estimulación cognitiva y entrenamiento cerebral, desde la etapa que va desde antes de la vejez, es decir, de los 45 a los 58 años, o bien cuando las personas mayores comiencen con ciertos declives cognitivos leves.

No es necesario invertir para realizar tales ejercicios, un ejemplo de ello es la elaboración de sopas de letras, memoramas, sudokus, juegos de mesa y destreza mental, que pueden llevarse a cabo con familiares o amigos cercanos, fomentando la reinclusión e intergeneracional y familiar.

Un simple olvidar las llaves no significa tener demencia, pongamos atención a las deficiencias de las funciones cognitivas que presentan nuestras personas mayores en casa, para que cuenten con la atención temprana y oportuna en cualquier enfermedad neurodegenerativa.

Finalizo con esta máxima de Hipócrates “Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor el abatimiento y las lamentaciones”.

Construyamos juntos una nueva cultura de envejecimiento y bienestar.

La Federación Mundial de Neurología (WFN por sus siglas en inglés), ha establecido desde el año 2014, la fecha del 22 de julio como “Día mundial del cerebro”. Este año está enfocado a la patología de Parkinson, siendo ésta una de las más comunes en la etapa de la vejez.

Podemos mencionar que las personas mayores que padecen Parkinson pierden paulatinamente los movimientos finos y gruesos del cuerpo debido a que esta enfermedad afecta a las células nerviosas, los movimientos son involuntarios haciendo que la persona mayor pierda control de las actividades que realiza principalmente actividades básicas de la vida diaria y actividades instrumentales de la vida diaria provocando aislamiento por pena o rechazo.

Las enfermedades neurodegenerativas como la mencionada, son una de las principales que se presentan en esta etapa, acompañadas de comorbilidades (conjunto de síndromes geriátricos) desencadenadas por el estilo de vida, edad cronológica y funcional así como las actividades realizadas en las diferentes etapas de la vida. En otras enfermedades se considera la pérdida neuronal y la capacidad de las funciones cognitivas (memoria, atención, cálculo, lenguaje, práxias, entre otras)

Erróneamente se considera que un porcentaje de la población de las personas mayores con una edad cronológica de sesenta años y más, presentan dichas enfermedades, algunas originadas por la pérdida de funciones cognitivas, sin tener una valoración, evaluación, y diagnóstico oportuno y correcto, por especialistas.

Hablando del cerebro, es común escuchar entre la sociedad que las personas mayores presentan “demencia senil”, este término ha quedado en desuso, la enfermedad existe, como también existe una contrariedad en la aplicación del término médico al diagnosticar a una persona mayor o referirse a ella, ya que no todas las personas mayores padecen algún tipo de demencia, ni quiere decir que la tengan, sin embargo, es importante mencionar que existe la posibilidad, de que la edad cronológica aumente el riesgo de perder parcial o completamente las funciones cognitivas y con el tiempo desencadenar algún tipo de demencia.

Es recomendable realizar ejercicios de estimulación cognitiva y entrenamiento cerebral, desde la etapa que va desde antes de la vejez, es decir, de los 45 a los 58 años, o bien cuando las personas mayores comiencen con ciertos declives cognitivos leves.

No es necesario invertir para realizar tales ejercicios, un ejemplo de ello es la elaboración de sopas de letras, memoramas, sudokus, juegos de mesa y destreza mental, que pueden llevarse a cabo con familiares o amigos cercanos, fomentando la reinclusión e intergeneracional y familiar.

Un simple olvidar las llaves no significa tener demencia, pongamos atención a las deficiencias de las funciones cognitivas que presentan nuestras personas mayores en casa, para que cuenten con la atención temprana y oportuna en cualquier enfermedad neurodegenerativa.

Finalizo con esta máxima de Hipócrates “Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor el abatimiento y las lamentaciones”.

Construyamos juntos una nueva cultura de envejecimiento y bienestar.