/ miércoles 26 de diciembre de 2018

CHARLAS

LO QUE OPINA EL PUEBLO

… con mis angustias


El pueblo, lo que es el pueblo, las bases le llaman los políticos, los que somos cimiento que sostiene la estructura que detenta la cabeza de nuestra patria al mundo, la que se mueve y hace, a pesar del dolor de nuestras costillas ¡seguro si están sobre nosotros! lo que dicen que es bueno, a lo que mayoría de las veces el pueblo se pregunta ¿bueno para quién?


Ese pueblo que no sabemos bien historia, pero sabemos que tenemos hambre de comida y de justicia, sabemos que no estamos bien simple y sencillamente porque estamos mal, a veces gritamos y a veces nos quedamos mudos por lo incierto de nuestro entorno, ese “pueblo pobre” como lo llama AMLO para diferenciarlo del ¿empresarial? ¿pudiente? ¿de los de arriba?, ese pueblo en el que unos preguntan ¿qué va a pasar? y otros preguntan ¿a dónde vamos? ese pueblo en el que todos vivimos angustiados… ese pueblo… me habla al oído…


Ya descubriste que quiero hablar del nuevo régimen que ha puesto en circulación el concepto de “austeridad republicana” sólo para quedar bien con los votantes que lo apoyaron, pero solo con ellos (mientras no los despidan y los hagan pobres).


Mi charla de hoy es un compendio de pláticas que he tenido con profesionistas que viven de ejercer su profesión, amigos de café, mujeres interesadas en el devenir de nuestro México, personas de oficio diferente como peluqueros, boleros, choferes de taxis, pueblo en general sin excluir a amigos de la política. Todos hablan al amparo de una frase: “tal vez no sepa mucho, pero es lo que pienso y siento”.


Comenzamos a ver cambios que rayan en caprichos. Ese es el temor. Esto me hace recordar las pláticas que mi abuelita tenía conmigo cuando se le alborotaba el gusanito de la política y del civismo.


Ella me decía y después mis maestros, que al convertirse México en una democracia, fue para que el pueblo mandara. El origen de tal nombre lo dan las palabras del antiguo griego: demos (pueblo) Kratos (poder)… mi abuelita se trababa al decirlas.


Acordaron los revolucionarios triunfantes que no hubiera chances para nadie, que el poder se ejercería por tres canales que se guardarían respeto mutuo: poderes ejecutivo, legislativo y judicial, los tres con la misma autonomía y fuerza, unidos en la observancia plena de la constitución y preservando los derechos humanos de los gobernados.


El poder EJECUTIVO, representante de la Nación ante el mundo, el presidente de la república, al recorrer el territorio nacional para hacer campaña se da cuenta de las necesidades del pueblo (teoría) y hace ofertas que se cumplirán si gana (teoría).


Cuando gana las elecciones convierte sus ofertas en programas (teoría) los que se envían al Congreso, al poder LEGISLATIVO (representante del pueblo) para su autorización. Una vez autorizados, el Presidente se convierte en EJECUTOR de los acuerdos tomados por el Congreso.


¿Por qué el Congreso es el representante del pueblo? El Congreso se integra con diputados y senadores, electos cada uno por más o menos 100 mil habitantes quienes que les dicen, cuando aquellos hacen su campaña, lo que necesitan, lo que quieren crecer; al saberlo, los susodichos se van a luchar por ello (teoría).


Con este conocimiento, en el Congreso cada diputado y cada senador electo hablarán: “… en mi distrito se piensa así…” (teoría) por lo que deducimos que si alguien quiere saber cómo piensa el pueblo no tiene que andar haciendo encuestas amañadas preguntando a uno por uno qué piensa, ¡que se dirijan al Congreso y allí les informarán ¡(teoría).


Esto implica que tanto diputados como senadores regresen a cada rato a su distrito y le pregunten al pueblo cómo valúan lo hecho, lo que falta y la existencia de un requerimiento nuevo y a chambear por ello (teoría).


El Poder JUDICIAL es el encargado de que las cosas se hagan bien, que se respete la constitución, es el protector de los derechos, que no se altere el bienestar del pueblo, escucha las denuncias de los inconformes. Si algo no anda bien, lo compondrá. (teoría).


Como ves, querido amigo, quienes hicieron este programa le dieron al clavo y en teoría no debería haber problemas. Hasta tú y yo podríamos hacernos cargo del asunto, pero… ¡la realidad!: los que tienen que cumplir NO CUMPLEN y en la práctica la teoría es letra muerta. Por eso estamos como estamos…


Si viene alguien a decirnos que compondrá el asunto, ¡a darle! lo apoyamos sin condición alguna pero si cuando esperamos la compostura ofrecida del sistema escuchamos también caprichos¡¡¡Aguas!!!


Ojo: el pueblo interpreta los hechos: “… a los maestros que me elevaron, ya cumplí les devolví a su profesora y acabé con la reforma educativa que les molestaba; a mi pueblo que me vio nacer, porque lo quiero, le daré su tren maya aunque se opongan las etnias y los defensores de los valores culturales de la región; a mis amigos que andaban fuera de México, huyendo, los perdono y los traigo a trabajar conmigo; a mis compadres les doy cargos aunque sea necesario cambiar las leyes; a todas las dizque reformas de fondo y la construcción de aeropuertos autorizadas, las desautorizo; que nadie gane más que el presidente…” y así sigue el de la voz hablando hasta meterse a los trancazos con el Poder Judicial, tan autónomo como el presidente mismo y sucedió lo que NUNCA HABIA SUCEDIDO: guerra entre los poderes, tremendo choque de trenes como la prensa le llamó.


El pueblo se escama y me sigue diciendo: ahora seremos un pueblo pobre “viejo”, porque ya se está formando otro pueblo pobre “nuevo”, con los desplazados por la sequía austera, los que sin tener futuro por la falta de oportunidades engrosarán las filas de los desocupados, los que saldrán a flote a como dé lugar aunque tengan que delinquir.


Y así, el pueblo sigue esperando a que vengan a visitarlo los diputados y senadores para dictarles lo que tienen ellos que decir en la Cámara en su representación, el pueblo pide que se acaben los enconos, que se luche por el pueblo y no como se viene haciendo: por los intereses personales y políticos, que haya fuentes de trabajo antes de crear desocupados, que haya oportunidades de estudio y demás factores que garanticen un mayor ingreso a los pueblos pobres ya que a éstos no les consuela ni lo beneficia los teatros populares de andarse bajando los sueldos que muchas veces ni siquiera tienen el derecho a ganarlo.


Y el pueblo pobre sigue preguntando: ¿bueno para quién? ¿qué va a pasar? ¿a dónde vamos? lo que oigo como un sueño en mi cabeza adormilada, recargada en las faldas de mi abuelita.

LO QUE OPINA EL PUEBLO

… con mis angustias


El pueblo, lo que es el pueblo, las bases le llaman los políticos, los que somos cimiento que sostiene la estructura que detenta la cabeza de nuestra patria al mundo, la que se mueve y hace, a pesar del dolor de nuestras costillas ¡seguro si están sobre nosotros! lo que dicen que es bueno, a lo que mayoría de las veces el pueblo se pregunta ¿bueno para quién?


Ese pueblo que no sabemos bien historia, pero sabemos que tenemos hambre de comida y de justicia, sabemos que no estamos bien simple y sencillamente porque estamos mal, a veces gritamos y a veces nos quedamos mudos por lo incierto de nuestro entorno, ese “pueblo pobre” como lo llama AMLO para diferenciarlo del ¿empresarial? ¿pudiente? ¿de los de arriba?, ese pueblo en el que unos preguntan ¿qué va a pasar? y otros preguntan ¿a dónde vamos? ese pueblo en el que todos vivimos angustiados… ese pueblo… me habla al oído…


Ya descubriste que quiero hablar del nuevo régimen que ha puesto en circulación el concepto de “austeridad republicana” sólo para quedar bien con los votantes que lo apoyaron, pero solo con ellos (mientras no los despidan y los hagan pobres).


Mi charla de hoy es un compendio de pláticas que he tenido con profesionistas que viven de ejercer su profesión, amigos de café, mujeres interesadas en el devenir de nuestro México, personas de oficio diferente como peluqueros, boleros, choferes de taxis, pueblo en general sin excluir a amigos de la política. Todos hablan al amparo de una frase: “tal vez no sepa mucho, pero es lo que pienso y siento”.


Comenzamos a ver cambios que rayan en caprichos. Ese es el temor. Esto me hace recordar las pláticas que mi abuelita tenía conmigo cuando se le alborotaba el gusanito de la política y del civismo.


Ella me decía y después mis maestros, que al convertirse México en una democracia, fue para que el pueblo mandara. El origen de tal nombre lo dan las palabras del antiguo griego: demos (pueblo) Kratos (poder)… mi abuelita se trababa al decirlas.


Acordaron los revolucionarios triunfantes que no hubiera chances para nadie, que el poder se ejercería por tres canales que se guardarían respeto mutuo: poderes ejecutivo, legislativo y judicial, los tres con la misma autonomía y fuerza, unidos en la observancia plena de la constitución y preservando los derechos humanos de los gobernados.


El poder EJECUTIVO, representante de la Nación ante el mundo, el presidente de la república, al recorrer el territorio nacional para hacer campaña se da cuenta de las necesidades del pueblo (teoría) y hace ofertas que se cumplirán si gana (teoría).


Cuando gana las elecciones convierte sus ofertas en programas (teoría) los que se envían al Congreso, al poder LEGISLATIVO (representante del pueblo) para su autorización. Una vez autorizados, el Presidente se convierte en EJECUTOR de los acuerdos tomados por el Congreso.


¿Por qué el Congreso es el representante del pueblo? El Congreso se integra con diputados y senadores, electos cada uno por más o menos 100 mil habitantes quienes que les dicen, cuando aquellos hacen su campaña, lo que necesitan, lo que quieren crecer; al saberlo, los susodichos se van a luchar por ello (teoría).


Con este conocimiento, en el Congreso cada diputado y cada senador electo hablarán: “… en mi distrito se piensa así…” (teoría) por lo que deducimos que si alguien quiere saber cómo piensa el pueblo no tiene que andar haciendo encuestas amañadas preguntando a uno por uno qué piensa, ¡que se dirijan al Congreso y allí les informarán ¡(teoría).


Esto implica que tanto diputados como senadores regresen a cada rato a su distrito y le pregunten al pueblo cómo valúan lo hecho, lo que falta y la existencia de un requerimiento nuevo y a chambear por ello (teoría).


El Poder JUDICIAL es el encargado de que las cosas se hagan bien, que se respete la constitución, es el protector de los derechos, que no se altere el bienestar del pueblo, escucha las denuncias de los inconformes. Si algo no anda bien, lo compondrá. (teoría).


Como ves, querido amigo, quienes hicieron este programa le dieron al clavo y en teoría no debería haber problemas. Hasta tú y yo podríamos hacernos cargo del asunto, pero… ¡la realidad!: los que tienen que cumplir NO CUMPLEN y en la práctica la teoría es letra muerta. Por eso estamos como estamos…


Si viene alguien a decirnos que compondrá el asunto, ¡a darle! lo apoyamos sin condición alguna pero si cuando esperamos la compostura ofrecida del sistema escuchamos también caprichos¡¡¡Aguas!!!


Ojo: el pueblo interpreta los hechos: “… a los maestros que me elevaron, ya cumplí les devolví a su profesora y acabé con la reforma educativa que les molestaba; a mi pueblo que me vio nacer, porque lo quiero, le daré su tren maya aunque se opongan las etnias y los defensores de los valores culturales de la región; a mis amigos que andaban fuera de México, huyendo, los perdono y los traigo a trabajar conmigo; a mis compadres les doy cargos aunque sea necesario cambiar las leyes; a todas las dizque reformas de fondo y la construcción de aeropuertos autorizadas, las desautorizo; que nadie gane más que el presidente…” y así sigue el de la voz hablando hasta meterse a los trancazos con el Poder Judicial, tan autónomo como el presidente mismo y sucedió lo que NUNCA HABIA SUCEDIDO: guerra entre los poderes, tremendo choque de trenes como la prensa le llamó.


El pueblo se escama y me sigue diciendo: ahora seremos un pueblo pobre “viejo”, porque ya se está formando otro pueblo pobre “nuevo”, con los desplazados por la sequía austera, los que sin tener futuro por la falta de oportunidades engrosarán las filas de los desocupados, los que saldrán a flote a como dé lugar aunque tengan que delinquir.


Y así, el pueblo sigue esperando a que vengan a visitarlo los diputados y senadores para dictarles lo que tienen ellos que decir en la Cámara en su representación, el pueblo pide que se acaben los enconos, que se luche por el pueblo y no como se viene haciendo: por los intereses personales y políticos, que haya fuentes de trabajo antes de crear desocupados, que haya oportunidades de estudio y demás factores que garanticen un mayor ingreso a los pueblos pobres ya que a éstos no les consuela ni lo beneficia los teatros populares de andarse bajando los sueldos que muchas veces ni siquiera tienen el derecho a ganarlo.


Y el pueblo pobre sigue preguntando: ¿bueno para quién? ¿qué va a pasar? ¿a dónde vamos? lo que oigo como un sueño en mi cabeza adormilada, recargada en las faldas de mi abuelita.

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