/ miércoles 2 de enero de 2019

Charlas

No quiero hablar del año nuevo como cambio de fecha, lo quiero hacer por el sentimiento que se vive, por su significado intrínseco.

El día 31 de diciembre es la meta alterna fijada cada año, misma que debemos alcanzar para gritar a voz en cuello ¡¡YA LA HICE!! y va de nuevo…

El día primero de enero es el símbolo que se hace presente en representación de los días que contendrá el calendario de ese año, nuestro nuevo reto, es un día como todos los días que Dios nos ha permitido vivir; sin embargo el día primero debemos verlo con el amor y el cariño de quien acoge nuestras peticiones, nuestras promesas, nuestras ilusiones, algunos lo convierten en parteaguas de su vida… cuando menos con esa intención lo viven.

Los humanos hemos querido encapsular en semanas, meses, años y siglos, los días de la Vida, seguramente para poder llevar más fácilmente, así lo pienso yo, las cuentas del tiempo y de las oportunidades que nos concede el Señor para loarlo y gozar de Su amor y ser felices. Todavía así… se nos cruzan a veces las cuentas, no nos amarran como quisiéramos.

Pero bueno, dejemos al año nuevo hacer lo suyo, gocemos el festejo, enrolémonos en las vibras de la corriente que se genera y tomemos el camino de la intención de mi charla.

Desde los primeros días del mes, se comienzan a ablandar los corazones como lo apunté en mis charlas pasadas y el sentimiento de los días vividos y el acontecimiento esperado, explota el día 25 al nacer el Rey de Reyes, al recibir al Amor Nacido y a sus esperanzas, a la integración de la Sagrada Familia.

No podemos negar que conforme pasan estos días, la presencia de amigos y el escuchar frases cálidas aumentan, nos hacen felices y tanto golpe de afectos en nuestro corazón, lo ablandan hasta llegar a verdaderas manifestaciones de amor al ofrecer y aceptar perdón por algún prietito que afea nuestro arroz.

Dentro de estas renovaciones de afecto y cariño recibí una que me causó gran emoción: mi querida amiga la maestra Lulú Jiménez Manríquez, perdidos ambos en nuestra comunicación desde hace un tiempito, llega a visitarme con unas galletas de obsequio y tres escritos con los que desea testimoniarme su afecto: un cuento infantil recomendado para que los adultos lo lean, una reflexión y una oración.

Ella, fiel interlocutora en mis charlas y gran apoyo en la promoción del 8 de noviembre de cada año como Día del Amigo, me explica la razón de su ausencia, platicamos, reímos y sobre todo, nos comunicamos con palabras, gestos y actitudes. Les platicaré el cuento y les daré la oración.

Cuenta el cuento que un día los millones que existen de estrellas multicolores se inconformaron y fueron a ver a Dios, le dieron a conocer su deseo de vivir en la tierra entre los hombres. “Así será –dijo el Señor- las haré chiquititas como ellos las ven para no ser notorias…” y diciendo y haciendo ese día hubo una hermosa lluvia de estrellas. Unas se quedaron en las torres de los templos, otras ente los juguetes de los niños y la tierra tuvo una luminosidad como nunca vista. Así comenzaron a vivir con los hombres hasta que un día…

“Ya venimos, Señor -dijo la representante del grupo aquel infinito- no pudimos vivir en la tierra, existe mucha miseria, maldad, violencia, injusticia...” “¡¡Claro!! El lugar de ustedes es aquí en el cielo, la Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, que yerra, que muere… nada es perfecto en la Tierra. Sin embargo el Cielo, SU cielo, es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde no hay muerte, solo vida…”

“Fórmense para hacer el inventario” ordenó el Señor. Así se hizo y al contarlas faltó una, a lo que un Ángel Guardián explicó: “Señor, esa que falta dijo haber encontrado en la tierra el lugar de ella, allí donde existe la imperfección, donde existen límites, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.” “¡Qué estrella es ésa?” preguntó Dios “La estrella verde, la única, LA ESPERANZA” contestó el Angel.

Corolario: todos miraron hacia la Tierra y ésta estaba bellamente iluminada, la estrella verde no estaba sola, la estrella vivía en el corazón de cada persona, porque es el único sentimiento que el hombre TIENE y que Dios NO LO NECESITA en razón de que Él conoce el futuro por lo que LA ESPERANZA es propia de la persona humana, propia del aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo será el futuro.

Mensaje final de Lulú: “Recibe amigo en este momento esta estrellita en tu corazón…¡LA ESPERANZA” y anexa pegada a la hoja, una estrella verde.

Ahora bien, para terminar, les comento que en ratificación de su solidaridad con el día del amigo, me entrega Lulú esta ORACION DE LOS AMIGOS:

Señor:


Haz que comparta la vida de mis amigos. Que yo les dé lo mejor de mí, que los acepte y los ame como santo, con las riquezas y limitaciones que tienen.

Que yo crezca con ellos con lo que tienen de bueno y que con ellos cargue el peso de sus faltas, animándolos a mejorar con mi fraternidad.

Que yo sea todo para cada uno de ellos, que a todos les brinde mi simpatía, mi solidaridad, mi tiempo, mis atenciones.

Que ellos siempre encuentren en mí al verdadero amigo, pues no quiero dar otra cosa que no seas TÚ.

Señor: te pido que siempre estés con nosotros, pues solo así podremos ser siempre verdaderos amigos.

Hasta aquí Lulú.

Mi mensaje: que sean felices teniendo al Señor como amigo y que la estrella de la ESPERANZA viva en sus corazones.

Seguramente así podremos vivir día a día un año nuevo representado no por fechas sino por las nuevas oportunidades que Dios nos concede de ser felices.

FELICES FIESTAS DE DESPEDIDA AL AÑO VIEJO Y DEL ATERRIZAJE DEL AÑO QUE COMIENZA A LATIR FUERTE.


No quiero hablar del año nuevo como cambio de fecha, lo quiero hacer por el sentimiento que se vive, por su significado intrínseco.

El día 31 de diciembre es la meta alterna fijada cada año, misma que debemos alcanzar para gritar a voz en cuello ¡¡YA LA HICE!! y va de nuevo…

El día primero de enero es el símbolo que se hace presente en representación de los días que contendrá el calendario de ese año, nuestro nuevo reto, es un día como todos los días que Dios nos ha permitido vivir; sin embargo el día primero debemos verlo con el amor y el cariño de quien acoge nuestras peticiones, nuestras promesas, nuestras ilusiones, algunos lo convierten en parteaguas de su vida… cuando menos con esa intención lo viven.

Los humanos hemos querido encapsular en semanas, meses, años y siglos, los días de la Vida, seguramente para poder llevar más fácilmente, así lo pienso yo, las cuentas del tiempo y de las oportunidades que nos concede el Señor para loarlo y gozar de Su amor y ser felices. Todavía así… se nos cruzan a veces las cuentas, no nos amarran como quisiéramos.

Pero bueno, dejemos al año nuevo hacer lo suyo, gocemos el festejo, enrolémonos en las vibras de la corriente que se genera y tomemos el camino de la intención de mi charla.

Desde los primeros días del mes, se comienzan a ablandar los corazones como lo apunté en mis charlas pasadas y el sentimiento de los días vividos y el acontecimiento esperado, explota el día 25 al nacer el Rey de Reyes, al recibir al Amor Nacido y a sus esperanzas, a la integración de la Sagrada Familia.

No podemos negar que conforme pasan estos días, la presencia de amigos y el escuchar frases cálidas aumentan, nos hacen felices y tanto golpe de afectos en nuestro corazón, lo ablandan hasta llegar a verdaderas manifestaciones de amor al ofrecer y aceptar perdón por algún prietito que afea nuestro arroz.

Dentro de estas renovaciones de afecto y cariño recibí una que me causó gran emoción: mi querida amiga la maestra Lulú Jiménez Manríquez, perdidos ambos en nuestra comunicación desde hace un tiempito, llega a visitarme con unas galletas de obsequio y tres escritos con los que desea testimoniarme su afecto: un cuento infantil recomendado para que los adultos lo lean, una reflexión y una oración.

Ella, fiel interlocutora en mis charlas y gran apoyo en la promoción del 8 de noviembre de cada año como Día del Amigo, me explica la razón de su ausencia, platicamos, reímos y sobre todo, nos comunicamos con palabras, gestos y actitudes. Les platicaré el cuento y les daré la oración.

Cuenta el cuento que un día los millones que existen de estrellas multicolores se inconformaron y fueron a ver a Dios, le dieron a conocer su deseo de vivir en la tierra entre los hombres. “Así será –dijo el Señor- las haré chiquititas como ellos las ven para no ser notorias…” y diciendo y haciendo ese día hubo una hermosa lluvia de estrellas. Unas se quedaron en las torres de los templos, otras ente los juguetes de los niños y la tierra tuvo una luminosidad como nunca vista. Así comenzaron a vivir con los hombres hasta que un día…

“Ya venimos, Señor -dijo la representante del grupo aquel infinito- no pudimos vivir en la tierra, existe mucha miseria, maldad, violencia, injusticia...” “¡¡Claro!! El lugar de ustedes es aquí en el cielo, la Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, que yerra, que muere… nada es perfecto en la Tierra. Sin embargo el Cielo, SU cielo, es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde no hay muerte, solo vida…”

“Fórmense para hacer el inventario” ordenó el Señor. Así se hizo y al contarlas faltó una, a lo que un Ángel Guardián explicó: “Señor, esa que falta dijo haber encontrado en la tierra el lugar de ella, allí donde existe la imperfección, donde existen límites, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.” “¡Qué estrella es ésa?” preguntó Dios “La estrella verde, la única, LA ESPERANZA” contestó el Angel.

Corolario: todos miraron hacia la Tierra y ésta estaba bellamente iluminada, la estrella verde no estaba sola, la estrella vivía en el corazón de cada persona, porque es el único sentimiento que el hombre TIENE y que Dios NO LO NECESITA en razón de que Él conoce el futuro por lo que LA ESPERANZA es propia de la persona humana, propia del aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo será el futuro.

Mensaje final de Lulú: “Recibe amigo en este momento esta estrellita en tu corazón…¡LA ESPERANZA” y anexa pegada a la hoja, una estrella verde.

Ahora bien, para terminar, les comento que en ratificación de su solidaridad con el día del amigo, me entrega Lulú esta ORACION DE LOS AMIGOS:

Señor:


Haz que comparta la vida de mis amigos. Que yo les dé lo mejor de mí, que los acepte y los ame como santo, con las riquezas y limitaciones que tienen.

Que yo crezca con ellos con lo que tienen de bueno y que con ellos cargue el peso de sus faltas, animándolos a mejorar con mi fraternidad.

Que yo sea todo para cada uno de ellos, que a todos les brinde mi simpatía, mi solidaridad, mi tiempo, mis atenciones.

Que ellos siempre encuentren en mí al verdadero amigo, pues no quiero dar otra cosa que no seas TÚ.

Señor: te pido que siempre estés con nosotros, pues solo así podremos ser siempre verdaderos amigos.

Hasta aquí Lulú.

Mi mensaje: que sean felices teniendo al Señor como amigo y que la estrella de la ESPERANZA viva en sus corazones.

Seguramente así podremos vivir día a día un año nuevo representado no por fechas sino por las nuevas oportunidades que Dios nos concede de ser felices.

FELICES FIESTAS DE DESPEDIDA AL AÑO VIEJO Y DEL ATERRIZAJE DEL AÑO QUE COMIENZA A LATIR FUERTE.


ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 30 de abril de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 02 de abril de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

miércoles 20 de marzo de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 12 de marzo de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 05 de marzo de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 26 de febrero de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 19 de febrero de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

martes 12 de febrero de 2019

Charlas

Carlos Martínez Inda

Cargar Más