/ martes 8 de enero de 2019

CHARLAS

LOS SANTOS REYES

… con los Reyes Magos


Con la llegada de los Reyes Magos damos cerrojazo al extendido puente Guadalupe-Reyes y emocionalmente cerramos una etapa más de las fiestas decembrinas cuyo camino se inició con las posadas, con dos paradas de descanso para tomar aire, una en Navidad y otra en Año Nuevo.


Los mexicanos, como buenos golosos, le echamos un pilón: la tamalada del 2 de febrero que tienen que ofrecer a sus “amigos de rosca” quienes hayan sido elegidos por la suerte al obtener un niño de plástico en su rebanada de pan.


Benditas nuestras tradiciones y enhorabuena para quienes las siguen conservando.


Nos toca a los adultos, a los padres de familia, infundir en los niños el origen y significado de estas celebraciones a fin de que éstas tomen raíces profundas en su conciencia infantil, con su alto valor y sentido religioso que tienen, lo que creará un escudo de fortaleza en los cimientos morales que más tarde tendrán que defender a capa y espada en contra de los ataques que, quieras o no, te mandarán otras ideas “más actuales”, algunos se atreven a calificarlas de “prácticas” yo diría “cómodas” que andan volando en el ambiente espiritual.


Las necesitamos, necesitamos fortaleza, yo soy el primero en declararme débil. Dejemos las confesiones para lugares privados y prosigamos con mi charla.


Cuando el Niño Dios vino al mundo, todo el mundo lo adoró y le rindió tributo.


Los Reyes Magos venidos de oriente habían tenido conocimiento de un próximo suceso, del nacimiento de un nuevo rey supremo, superior a los existentes y decidieron rendirle tributo. Ese es el tributo de un rey a un Rey, tributo auténtico e incondicional, que recordamos este 6 de enero.


Los padres, con el amor intenso que profesamos a nuestros hijos, hacemos de ellos los reyes del hogar y como tales y en recuerdo del tributo al Rey de Reyes, cada año hacemos lo nuestro con ellos.


Vienen los augurios para los niños, éstos tienen que prepararse para tamaña festividad, se escriben miles de cartas llenas de ilusión pidiendo constelaciones, continentes, reinos, todas con una salida que es todo un portento: “… o lo que ustedes quieran…”, frase sustento de la paz…


El calor del amor nos lleva a la exageración: si no tenemos para el tributo, pedimos prestado o empeñamos algo de lo poco que tenemos. ¡Bien haya esos grandes amores!


Es innegable la alegría de ver a los Reyes con sus compras en el hombro la noche mágica del 5 de enero. Más expectación cuando al día siguiente, desde muy temprano, los adultos rodeamos a los niños que con sus paquetes en las manos que tiemblan de emoción, los ojos bien abiertos, aventando envolturas al aire y la sonrisa permanente en su boca, descubren las ofrendas que les dejaron los Santos Reyes.


Las calles se llenan de alegría con tantos niños, con tantos juguetes, con tantos gritos, con tanto bullicio; la ciudad adquiere una nueva faceta que hace olvidar los ratos malos que se viven. Mañana será otro día…


Y así, querido amigo, entramos a nuestra vida normal, paliando nuestras obligaciones y dándonos ánimo para afrontar nuestros retos.


Temerosos, estamos viendo los cambios que prometen y los que se realizan en lo que se ha llamado la cuarta transformación (4T) del país, pero que no convencen, esperamos anhelantes la baja de los costos de la vida ofrecidos mil veces, mientras mi impuesto predial me llega con una notificación de un aumento del 400% que confío sea un grave error de dedo.


Estemos pues atentos a lo que sucede, pero… esperen… veo venir a un personaje que me saluda como diciendo “ahí voy”… ya llega…


Es el Rey Güero de los Santos Reyes que me viene a entregar mi premio por haberme portado bien y tomándose un descanso, me platica en plan de cháchara que trae una carta que le pasaron los Santos Niños Inocentes porque ellos no supieron qué hacer con ella y los Reyes, por ser magos, podrían descifrarla.


Me la muestra, tiene por título “Declaración Patrimonial” y la firma AMLO.


Declara en ella que no tiene ni en qué caerse muerto, que sólo tiene: un poquito más de cuatrocientos mil pesos los que para como están los entierritos le alcanzarán para un lugar en una fosa común, envuelto en una cobija, más una finquilla de apenas doce mil metros cuadrados que le regaló su papá de la cual sólo gana los usufructos pues ni a nombre de él está. Ni autos, ni tarjetas de crédito, eso no es lo suyo.

Junto con la carta me enseña un papelito con sello presidencial de cuando fue, escrito y firmado por nuestro expresidente Fox, donde dice “¡Que se lo crea su abuela! ¡Despierta México”! el que se presume tiene que ver con la carta.


Ante lo indefinido de la situación, nos despedimos con un abrazo fuerte el Rey Güero y yo. El montó el animal en el que venía y partió a su lugar de origen, yo me calé mi cachucha, tomé mi bus y me fui a mis Laureles. ¿Las cartas? La historia nos lo dirá.

Mi correo: abuelitocarlos@hotmail.com

Si Dios lo permite, nos encontraremos el próximo martes

LOS SANTOS REYES

… con los Reyes Magos


Con la llegada de los Reyes Magos damos cerrojazo al extendido puente Guadalupe-Reyes y emocionalmente cerramos una etapa más de las fiestas decembrinas cuyo camino se inició con las posadas, con dos paradas de descanso para tomar aire, una en Navidad y otra en Año Nuevo.


Los mexicanos, como buenos golosos, le echamos un pilón: la tamalada del 2 de febrero que tienen que ofrecer a sus “amigos de rosca” quienes hayan sido elegidos por la suerte al obtener un niño de plástico en su rebanada de pan.


Benditas nuestras tradiciones y enhorabuena para quienes las siguen conservando.


Nos toca a los adultos, a los padres de familia, infundir en los niños el origen y significado de estas celebraciones a fin de que éstas tomen raíces profundas en su conciencia infantil, con su alto valor y sentido religioso que tienen, lo que creará un escudo de fortaleza en los cimientos morales que más tarde tendrán que defender a capa y espada en contra de los ataques que, quieras o no, te mandarán otras ideas “más actuales”, algunos se atreven a calificarlas de “prácticas” yo diría “cómodas” que andan volando en el ambiente espiritual.


Las necesitamos, necesitamos fortaleza, yo soy el primero en declararme débil. Dejemos las confesiones para lugares privados y prosigamos con mi charla.


Cuando el Niño Dios vino al mundo, todo el mundo lo adoró y le rindió tributo.


Los Reyes Magos venidos de oriente habían tenido conocimiento de un próximo suceso, del nacimiento de un nuevo rey supremo, superior a los existentes y decidieron rendirle tributo. Ese es el tributo de un rey a un Rey, tributo auténtico e incondicional, que recordamos este 6 de enero.


Los padres, con el amor intenso que profesamos a nuestros hijos, hacemos de ellos los reyes del hogar y como tales y en recuerdo del tributo al Rey de Reyes, cada año hacemos lo nuestro con ellos.


Vienen los augurios para los niños, éstos tienen que prepararse para tamaña festividad, se escriben miles de cartas llenas de ilusión pidiendo constelaciones, continentes, reinos, todas con una salida que es todo un portento: “… o lo que ustedes quieran…”, frase sustento de la paz…


El calor del amor nos lleva a la exageración: si no tenemos para el tributo, pedimos prestado o empeñamos algo de lo poco que tenemos. ¡Bien haya esos grandes amores!


Es innegable la alegría de ver a los Reyes con sus compras en el hombro la noche mágica del 5 de enero. Más expectación cuando al día siguiente, desde muy temprano, los adultos rodeamos a los niños que con sus paquetes en las manos que tiemblan de emoción, los ojos bien abiertos, aventando envolturas al aire y la sonrisa permanente en su boca, descubren las ofrendas que les dejaron los Santos Reyes.


Las calles se llenan de alegría con tantos niños, con tantos juguetes, con tantos gritos, con tanto bullicio; la ciudad adquiere una nueva faceta que hace olvidar los ratos malos que se viven. Mañana será otro día…


Y así, querido amigo, entramos a nuestra vida normal, paliando nuestras obligaciones y dándonos ánimo para afrontar nuestros retos.


Temerosos, estamos viendo los cambios que prometen y los que se realizan en lo que se ha llamado la cuarta transformación (4T) del país, pero que no convencen, esperamos anhelantes la baja de los costos de la vida ofrecidos mil veces, mientras mi impuesto predial me llega con una notificación de un aumento del 400% que confío sea un grave error de dedo.


Estemos pues atentos a lo que sucede, pero… esperen… veo venir a un personaje que me saluda como diciendo “ahí voy”… ya llega…


Es el Rey Güero de los Santos Reyes que me viene a entregar mi premio por haberme portado bien y tomándose un descanso, me platica en plan de cháchara que trae una carta que le pasaron los Santos Niños Inocentes porque ellos no supieron qué hacer con ella y los Reyes, por ser magos, podrían descifrarla.


Me la muestra, tiene por título “Declaración Patrimonial” y la firma AMLO.


Declara en ella que no tiene ni en qué caerse muerto, que sólo tiene: un poquito más de cuatrocientos mil pesos los que para como están los entierritos le alcanzarán para un lugar en una fosa común, envuelto en una cobija, más una finquilla de apenas doce mil metros cuadrados que le regaló su papá de la cual sólo gana los usufructos pues ni a nombre de él está. Ni autos, ni tarjetas de crédito, eso no es lo suyo.

Junto con la carta me enseña un papelito con sello presidencial de cuando fue, escrito y firmado por nuestro expresidente Fox, donde dice “¡Que se lo crea su abuela! ¡Despierta México”! el que se presume tiene que ver con la carta.


Ante lo indefinido de la situación, nos despedimos con un abrazo fuerte el Rey Güero y yo. El montó el animal en el que venía y partió a su lugar de origen, yo me calé mi cachucha, tomé mi bus y me fui a mis Laureles. ¿Las cartas? La historia nos lo dirá.

Mi correo: abuelitocarlos@hotmail.com

Si Dios lo permite, nos encontraremos el próximo martes

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