Hace algunos días se me presentó un diálogo con un joven de 17 años que me compartía que desde la secundaria comenzó con el consumo de drogas, razón por la cual ingresó por voluntad propia a un centro de rehabilitación y que llevaba algún tiempo sin consumirlas, pero que temía sufrir una recaída.
Él decía que no sabía por qué había caído en las drogas, ya que no tenía problemas familiares ni tampoco económicos, sin embargo, pensando un poco más decía que más bien fue por su deseo de ser aceptado en el grupo de compañeros.
Como este caso sin lugar a dudas hay muchos. Datos de una encuesta nacional de consumo de drogas, alcohol y tabaco del 2016-2017, arrojó que en México el consumo de drogas aumentó 47% en los últimos 7 años entre la población de 12 a 65 años de edad, recalcando lo preocupante que en los jóvenes de 12 a 17 años aumentó 125% y en las mujeres 222% (1).
Aunque algunas fuentes señalan como razones de este consumo: la curiosidad, los problemas familiares, las influencias sociales, los problemas emocionales, el deseo de sentir más energía, el deseo de ser aceptados en un grupo, evadir problemas, evitar el aburrimiento y como acto de rebeldía contra sus padres.
Es necesario ir más profundo, ir a la causa del ¿por qué las personas carecen de valor personal que las lleva a hacer cualquier cosa con tal de ser aceptadas por los demás?, ¿por qué carecen de equilibrio emocional razón por la cual se les dificulta desarrollar sanas relaciones interpersonales?, ¿por qué carecen de sentido de responsabilidad personal que las lleva a culpar y rebelarse contra los padres o cualquier forma de autoridad?, ¿por qué carecen de sentido en sus vidas y por tanto no dan valor a la vida de otros?.
Esta causa profunda tiene que ver con la perspectiva que se elige para la vida, es decir, los valores internos que cada uno acepta por medio de los cuales interpretamos el mundo y tomamos todas nuestras decisiones. No hay ser humano sobre la faz de la tierra que se escape de elegir una perspectiva para la vida, conscientes o inconscientes de ello, todos tenemos una.
Es la perspectiva que elegimos para la vida la que determina nuestro comportamiento, si no comprendemos esta relación determinante, nunca se dará con la solución de fondo a este problema del consumo de drogas y otros problemas que son devastadores para el ser humano y las naciones.
Se necesita prestar atención desde el hogar, los padres de familia requieren analizar en qué perspectiva para la vida se están formando ellos mismos y están formando a sus hijos, y posteriormente qué perspectiva se les está enseñando en las escuelas, se les enseña en la música y en el entretenimiento, y aún en las mismas iglesias donde se congregan.
Por ejemplo, la evolución de Darwin sobre la que se fincan los libros de texto y la cátedra en las escuelas, enseña que no hay un Dios Creador, así que no hay nada especial en el género humano que lo haga diferente del animal, por lo tanto no hay valor especial en la vida humana, ¿cómo crees tú que ésta información es procesada en la mente de los niños y jóvenes y a qué conjeturas y comportamientos crees que los llevan?
México nunca ha experimentado en su pureza la perspectiva bíblica en sus hogares, en sus escuelas, ni aún en sus iglesias, por tanto tampoco en su sociedad. Es tiempo de considerar su contenido, no desde el aspecto institucional religioso, sino desde la enseñanza que ofrece para darnos un alto valor personal, darnos equilibrio emocional y un sentido significativo a nuestras vidas. Esto debe comenzar en casa y ser consolidado en las iglesias y todas las instituciones sociales, esto es, si en verdad queremos dar un giro a esta nación y dirigirnos a mejores horizontes.
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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.
Referencias:
(1) http://www.milenio.com/policia/encuesta-consumo-drogas-alcohol-tabaco-mexico-manuel_mondragon-
noticias_0_982101961.html
