/ martes 22 de junio de 2021

CR7

Hace ya algunos años, a una «autoridad académica» (una profesora que tuve) le parecía inconcebible y, por tanto, una aberración mayúscula, mi afirmación en el sentido de que una persona física podía ser una empresa (en aquel momento exploraba temas para mi investigación doctoral; me decanté por la Responsabilidad Social Corporativa).

Recordé lo anterior luego de la polémica generada por uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Cristiano Ronaldo (CR7), quien la semana pasada, al participar en una conferencia de prensa en el marco de la Eurocopa, al tener frente a él un par de botellas de una bebida (veneno embotellado, López Gatell dixit), las retiró, acercó una botella con agua, la colocó junto a él y con todas sus letras dijo «agua». Por cierto, no me he enterado de alguien que le haya llamado «comunista».

¿Por qué lo hizo? Puede haber muchas razones. Lanzo dos hipótesis: (i) porque no tiene contrato con la refresquera en cuestión, como sí lo tenía hace varios lustros o (ii) porque, en ese aspecto, es una persona -empresa- socialmente responsable y quiere contribuir a concientizar a las personas que lo siguen y admiran, respecto a que es fundamental una buena alimentación para prevenir enfermedades. Considero que la segunda opción es la acertada.

He leído algunas críticas en torno al hecho señalado, cuestionando el criterio de selección en la discriminación de los productos anunciados (o repudiados) por el futbolista, toda vez que anunciaba un pollo frito, producto no del todo saludable. Desde luego, no defiendo a CR7, pero habría que puntualizar dos cuestiones: (i) que la gaseosa es del todo nociva para la salud (ii) se incurre en un claro vicio de la argumentación, un sofisma de homonimia extralingüístico, toda vez que se modifica el asunto planteado, es decir, no se está opinando respecto al hecho correcto, particular e individual del repudio de la gaseosa, sino que se incorporan a la ecuación elementos adicionales y, por ende, que no son materia de la discusión.

Hay algunas interrogantes que persisten en mi mente: ¿debió aguantarse con las botellas al frente, en la inteligencia de que se trata de un patrocinador del evento en el que participaba y de que, finalmente, será el consumidor quien decida si consume la soda? ¿Hay consumidores resistentes a la cantidad de publicidad que involuntariamente reciben? La decisión final siempre estará en el consumidor; sin embargo, hay algunas variables que definen el sentido de la elección: que el consumidor no tiene agua potable, por ejemplo, y le resulta más fácil conseguir la gaseosa; que hay otros futbolistas de primer nivel que anuncian y recomiendan el refresco (y el consumidor, al satisfacer su propia expectativa, lo pondera con mejor resultado que la propuesta de CR7.

Como quiera que sea, pocos jugadores pueden levantar la voz, como lo hizo CR7 que, más allá de preferencias futbolísticas, es innegable su osadía en pro de su convicción, con independencia de las razones que tuvo para ello.

La responsabilidad social implica comprometerse a favor de causas que mejoren -o, al menos, que no perjudiquen- nuestro entorno, pensando en las futuras generaciones.

germanrodriguez32@hotmail.com

Hace ya algunos años, a una «autoridad académica» (una profesora que tuve) le parecía inconcebible y, por tanto, una aberración mayúscula, mi afirmación en el sentido de que una persona física podía ser una empresa (en aquel momento exploraba temas para mi investigación doctoral; me decanté por la Responsabilidad Social Corporativa).

Recordé lo anterior luego de la polémica generada por uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Cristiano Ronaldo (CR7), quien la semana pasada, al participar en una conferencia de prensa en el marco de la Eurocopa, al tener frente a él un par de botellas de una bebida (veneno embotellado, López Gatell dixit), las retiró, acercó una botella con agua, la colocó junto a él y con todas sus letras dijo «agua». Por cierto, no me he enterado de alguien que le haya llamado «comunista».

¿Por qué lo hizo? Puede haber muchas razones. Lanzo dos hipótesis: (i) porque no tiene contrato con la refresquera en cuestión, como sí lo tenía hace varios lustros o (ii) porque, en ese aspecto, es una persona -empresa- socialmente responsable y quiere contribuir a concientizar a las personas que lo siguen y admiran, respecto a que es fundamental una buena alimentación para prevenir enfermedades. Considero que la segunda opción es la acertada.

He leído algunas críticas en torno al hecho señalado, cuestionando el criterio de selección en la discriminación de los productos anunciados (o repudiados) por el futbolista, toda vez que anunciaba un pollo frito, producto no del todo saludable. Desde luego, no defiendo a CR7, pero habría que puntualizar dos cuestiones: (i) que la gaseosa es del todo nociva para la salud (ii) se incurre en un claro vicio de la argumentación, un sofisma de homonimia extralingüístico, toda vez que se modifica el asunto planteado, es decir, no se está opinando respecto al hecho correcto, particular e individual del repudio de la gaseosa, sino que se incorporan a la ecuación elementos adicionales y, por ende, que no son materia de la discusión.

Hay algunas interrogantes que persisten en mi mente: ¿debió aguantarse con las botellas al frente, en la inteligencia de que se trata de un patrocinador del evento en el que participaba y de que, finalmente, será el consumidor quien decida si consume la soda? ¿Hay consumidores resistentes a la cantidad de publicidad que involuntariamente reciben? La decisión final siempre estará en el consumidor; sin embargo, hay algunas variables que definen el sentido de la elección: que el consumidor no tiene agua potable, por ejemplo, y le resulta más fácil conseguir la gaseosa; que hay otros futbolistas de primer nivel que anuncian y recomiendan el refresco (y el consumidor, al satisfacer su propia expectativa, lo pondera con mejor resultado que la propuesta de CR7.

Como quiera que sea, pocos jugadores pueden levantar la voz, como lo hizo CR7 que, más allá de preferencias futbolísticas, es innegable su osadía en pro de su convicción, con independencia de las razones que tuvo para ello.

La responsabilidad social implica comprometerse a favor de causas que mejoren -o, al menos, que no perjudiquen- nuestro entorno, pensando en las futuras generaciones.

germanrodriguez32@hotmail.com