/ martes 27 de julio de 2021

Cuba, otra vez

Esta es una más de mis colaboraciones cuyo tema se centra en Cuba; en esta ocasión, y propósito, dejé pasar unos días a partir de la protesta social visible en el malecón habanero, pero al parecer, con resonancia en toda la isla, para compartir estas reflexiones.

Procuraré ser objetivo y neutral (ambos, atributos de los artículos de opinión, pero con significativas diferencias), pero debo advertir mi profundo cariño y respeto por La Habana, por Matanzas y sus respectivos pueblos, al menos la muestra que tengo, quizás no representativo del pueblo cubano, pero tampoco limitada a El Floridita, La Bodeguita del Medio o el mercado de artesanías ubicado en la calle 23. Las aspiraciones del Che, sus pensamientos siguen vigentes, solo que hoy se expresan de manera distinta, pues el contexto es distinto al de hace seis décadas; la consigna Patria y vida da cuenta de ello.

Escribo recordando los jardines de El Nacional, El Parisien y Las habaneras del tumbao, pero también la sonrisa desdentada de una venerable anciana (doña Benita, cuyos padres decidieron así llamarla en honor al Benemérito de las Américas) feliz porque compartimos en su casa tostones de plátano y paste, pues era un día grande: algunos profesores mexicanos fuimos a visitarla sin importar los apagones o subir a su modesto departamento a 17 pisos del suelo sin funcionar el elevador. Lo hago pensando en la langosta enchocolatada que comí, pero también en el betún inenarrable del pastel de doña Benita. Recordando que el baño del rector de una universidad carecía de agua y de papel higiénico. Lo hago como fan de Padura y antifan de Niurka y lo que representa. Cuba de contrastes.

La protesta social es un derecho de la ciudadanía y su represión por ejercerlo, en cualquier modalidad, es reprochable. Cuentan que el pueblo cubano tiene carestía de artículos materiales y no solo de artículos sustantivos como jeringas (ahora, en pandemia), por tanto, tienen su legítimo derecho de aspirar a tenerlos; de ejercer a plenitud todas sus libertades con las restricciones razonables que el Derecho imponga.

En buena medida, el estatus cubano es consecuencia del bloqueo económico norteamericano iniciado hace décadas y que sigue vigente aún y cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas por abrumadora mayoría (solo con el voto en contra de Estados Unidos e Israel) resolvió terminar con él (votación realizada el mes pasado).

Cuba está cambiando, es innegable y de ello da cuenta el cuentapropismo implementado hace años, el nuevo jefe de Estado de una generación distinta a los revolucionarios originales, la comunicación digital y el acceso a internet (aún incipiente); el bloqueo, sin embargo, no cambia.

Es en ese contexto en el que Guanajuato y su capital, Capital Cervantina de América es hospitalaria con Cuba y recibirá a sus artistas con los brazos abiertos, pues Cuba es país invitado en el XLIX Festival Internacional Cervantino; tendremos el gusto de disfrutar el arte y la cultura cubanas.

germanrodriguez32@hotmail.com

Esta es una más de mis colaboraciones cuyo tema se centra en Cuba; en esta ocasión, y propósito, dejé pasar unos días a partir de la protesta social visible en el malecón habanero, pero al parecer, con resonancia en toda la isla, para compartir estas reflexiones.

Procuraré ser objetivo y neutral (ambos, atributos de los artículos de opinión, pero con significativas diferencias), pero debo advertir mi profundo cariño y respeto por La Habana, por Matanzas y sus respectivos pueblos, al menos la muestra que tengo, quizás no representativo del pueblo cubano, pero tampoco limitada a El Floridita, La Bodeguita del Medio o el mercado de artesanías ubicado en la calle 23. Las aspiraciones del Che, sus pensamientos siguen vigentes, solo que hoy se expresan de manera distinta, pues el contexto es distinto al de hace seis décadas; la consigna Patria y vida da cuenta de ello.

Escribo recordando los jardines de El Nacional, El Parisien y Las habaneras del tumbao, pero también la sonrisa desdentada de una venerable anciana (doña Benita, cuyos padres decidieron así llamarla en honor al Benemérito de las Américas) feliz porque compartimos en su casa tostones de plátano y paste, pues era un día grande: algunos profesores mexicanos fuimos a visitarla sin importar los apagones o subir a su modesto departamento a 17 pisos del suelo sin funcionar el elevador. Lo hago pensando en la langosta enchocolatada que comí, pero también en el betún inenarrable del pastel de doña Benita. Recordando que el baño del rector de una universidad carecía de agua y de papel higiénico. Lo hago como fan de Padura y antifan de Niurka y lo que representa. Cuba de contrastes.

La protesta social es un derecho de la ciudadanía y su represión por ejercerlo, en cualquier modalidad, es reprochable. Cuentan que el pueblo cubano tiene carestía de artículos materiales y no solo de artículos sustantivos como jeringas (ahora, en pandemia), por tanto, tienen su legítimo derecho de aspirar a tenerlos; de ejercer a plenitud todas sus libertades con las restricciones razonables que el Derecho imponga.

En buena medida, el estatus cubano es consecuencia del bloqueo económico norteamericano iniciado hace décadas y que sigue vigente aún y cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas por abrumadora mayoría (solo con el voto en contra de Estados Unidos e Israel) resolvió terminar con él (votación realizada el mes pasado).

Cuba está cambiando, es innegable y de ello da cuenta el cuentapropismo implementado hace años, el nuevo jefe de Estado de una generación distinta a los revolucionarios originales, la comunicación digital y el acceso a internet (aún incipiente); el bloqueo, sin embargo, no cambia.

Es en ese contexto en el que Guanajuato y su capital, Capital Cervantina de América es hospitalaria con Cuba y recibirá a sus artistas con los brazos abiertos, pues Cuba es país invitado en el XLIX Festival Internacional Cervantino; tendremos el gusto de disfrutar el arte y la cultura cubanas.

germanrodriguez32@hotmail.com