/ lunes 17 de enero de 2022

¿De Dónde Sale el Dinero del Gobierno?

Como ciudadanos exigimos más y mejores servicios públicos: alumbrado público, recolección de basura, mejoramiento de infraestructura, drenaje, alcantarillado, agua potable, seguridad social, más y mejores policías y un sinfín de bienes y servicios que, día con día son más costosos, pero ¿hemos estado dispuestos a aportar más impuestos para solventar las exigencias?

Como sabrán, el presupuesto con el que cuentan los gobiernos (municipal, estatal o federal) básicamente está constituido por tres rubros generales: 1) lo que recaudan de manera directa e indirecta (impuestos), 2) lo que obtienen por venta de bienes y servicios (PEMEX, CFE, concesiones, etc.) y, 3) deuda (CETES, bonos o cualquier instrumento financiero).

Es muy importante hacer énfasis en que la recaudación de ingresos propios determina la capacidad de gasto autónomo que puede tener una entidad federativa, un municipio o la federación, ya que si sus recursos propios aumentan entonces habrá mayor flexibilidad fiscal, es decir, habrá un mayor margen para que el gobierno pueda impulsar el desarrollo económico y social de las regiones y sectores específicos que se deseen incentiva, dependiendo de la vocación económica del estado o región en particular. Por lo anterior la política de captación de ingresos propios es uno de los instrumentos más poderosos con los que cuenta un gobierno para influir en la asignación de los recursos en su territorio y para mejorar la distribución del ingreso y la riqueza en sus comunidades.

Ahora bien, no todo es color de rosa pues a pesar de que la recaudación es vital para el cumplimiento de objetivos y metas en materia social y económica, también tiene su lado fangoso, ¿a que me refiero? Las elecciones. Como sabrán, en las elecciones siempre gana el más popular, no hay de otra. Subir la tasa impositiva (o sea, subir los impuestos) es una acción muy impopular ¿quién votaría por alguien que promete que subirá los impuestos? Exacto, la respuesta es pocos o nadie. Por ello, jugar con la idea de bajar o subir los impuestos ya forma parte de una retórica populista, pues evidentemente algo que es necesario y que seguramente pasará no será estandarte de ninguna campaña.

Pasemos al segundo rubro, recursos obtenidos por venta de bienes y servicios, concesiones, aprovechamientos, etc. Al igual que todas las empresas (mientras no sea monopolio) las empresas paraestatales tendrán ciclos económicos bien definidos, es decir, cuando aumenta la demanda global lo mismo hará la demanda del bien (siempre que sea un bien normal) y, cuando exista crisis y la demanda disminuya esta tendrá repercusiones negativas en la empresa estatal, como quien dice, responde a condiciones de mercado. En esta pandemia se pudo observar que el mercado de petróleo e hidrocarburos no está exento pues hubo altas y bajas, incluso se vio que debido a un desequilibrio entre la producción y demanda de petróleo se generó un excedente a tal grado que el precio del barril tocó números negativos, lo que se traduce en pérdidas para las empresas, incluida Pemex que es una gran fuente de ingresos para el gobierno federal.

Por último, pero no menos importante, llegamos al tercer rubro, una palabra que está prohibida y estigmatizada por el presidente y sus seguidores, deuda. Para esta fuente de ingreso no me explayaré pues es muy simple, la deuda se utiliza para llenar ese hueco fiscal que no sale de otro lado ¿cuál es el problema? Que la deuda se use para proyectos que no son productivos, para pagar intereses de otras deudas y, peor tantito, para cubrir gasto corriente (sueldos y salarios de funcionarios públicos).

Para concluir, este tema ha sido un martirio para las entidades federativas pues la composición financiera de la mayoría de estas está conformada en un 84% en ingresos federales, es decir, lo que la federación les transfiere mediante aportaciones y participaciones federales (ramos 28 y 33) y el 16% restante únicamente de ingresos propios, podemos ver claramente que existe una total dependencia a los ingresos federales. Seguramente en campañas pasadas escuchaste a más de algún candidato hablar sobre una salida del “pacto fiscal”, cosa que es muy perjudicial, sobre todo viendo que sin el dinero de la federación no tendrían mucho que hacer estos estados porque sus gobernantes tampoco quieren darse un balazo en el pie y tener más ingresos propios porque prácticamente la única manera es aumentando los impuestos locales.

Como ciudadanos exigimos más y mejores servicios públicos: alumbrado público, recolección de basura, mejoramiento de infraestructura, drenaje, alcantarillado, agua potable, seguridad social, más y mejores policías y un sinfín de bienes y servicios que, día con día son más costosos, pero ¿hemos estado dispuestos a aportar más impuestos para solventar las exigencias?

Como sabrán, el presupuesto con el que cuentan los gobiernos (municipal, estatal o federal) básicamente está constituido por tres rubros generales: 1) lo que recaudan de manera directa e indirecta (impuestos), 2) lo que obtienen por venta de bienes y servicios (PEMEX, CFE, concesiones, etc.) y, 3) deuda (CETES, bonos o cualquier instrumento financiero).

Es muy importante hacer énfasis en que la recaudación de ingresos propios determina la capacidad de gasto autónomo que puede tener una entidad federativa, un municipio o la federación, ya que si sus recursos propios aumentan entonces habrá mayor flexibilidad fiscal, es decir, habrá un mayor margen para que el gobierno pueda impulsar el desarrollo económico y social de las regiones y sectores específicos que se deseen incentiva, dependiendo de la vocación económica del estado o región en particular. Por lo anterior la política de captación de ingresos propios es uno de los instrumentos más poderosos con los que cuenta un gobierno para influir en la asignación de los recursos en su territorio y para mejorar la distribución del ingreso y la riqueza en sus comunidades.

Ahora bien, no todo es color de rosa pues a pesar de que la recaudación es vital para el cumplimiento de objetivos y metas en materia social y económica, también tiene su lado fangoso, ¿a que me refiero? Las elecciones. Como sabrán, en las elecciones siempre gana el más popular, no hay de otra. Subir la tasa impositiva (o sea, subir los impuestos) es una acción muy impopular ¿quién votaría por alguien que promete que subirá los impuestos? Exacto, la respuesta es pocos o nadie. Por ello, jugar con la idea de bajar o subir los impuestos ya forma parte de una retórica populista, pues evidentemente algo que es necesario y que seguramente pasará no será estandarte de ninguna campaña.

Pasemos al segundo rubro, recursos obtenidos por venta de bienes y servicios, concesiones, aprovechamientos, etc. Al igual que todas las empresas (mientras no sea monopolio) las empresas paraestatales tendrán ciclos económicos bien definidos, es decir, cuando aumenta la demanda global lo mismo hará la demanda del bien (siempre que sea un bien normal) y, cuando exista crisis y la demanda disminuya esta tendrá repercusiones negativas en la empresa estatal, como quien dice, responde a condiciones de mercado. En esta pandemia se pudo observar que el mercado de petróleo e hidrocarburos no está exento pues hubo altas y bajas, incluso se vio que debido a un desequilibrio entre la producción y demanda de petróleo se generó un excedente a tal grado que el precio del barril tocó números negativos, lo que se traduce en pérdidas para las empresas, incluida Pemex que es una gran fuente de ingresos para el gobierno federal.

Por último, pero no menos importante, llegamos al tercer rubro, una palabra que está prohibida y estigmatizada por el presidente y sus seguidores, deuda. Para esta fuente de ingreso no me explayaré pues es muy simple, la deuda se utiliza para llenar ese hueco fiscal que no sale de otro lado ¿cuál es el problema? Que la deuda se use para proyectos que no son productivos, para pagar intereses de otras deudas y, peor tantito, para cubrir gasto corriente (sueldos y salarios de funcionarios públicos).

Para concluir, este tema ha sido un martirio para las entidades federativas pues la composición financiera de la mayoría de estas está conformada en un 84% en ingresos federales, es decir, lo que la federación les transfiere mediante aportaciones y participaciones federales (ramos 28 y 33) y el 16% restante únicamente de ingresos propios, podemos ver claramente que existe una total dependencia a los ingresos federales. Seguramente en campañas pasadas escuchaste a más de algún candidato hablar sobre una salida del “pacto fiscal”, cosa que es muy perjudicial, sobre todo viendo que sin el dinero de la federación no tendrían mucho que hacer estos estados porque sus gobernantes tampoco quieren darse un balazo en el pie y tener más ingresos propios porque prácticamente la única manera es aumentando los impuestos locales.