/ domingo 10 de diciembre de 2023

De la Alegría al Dolor

“Unas palabras amables, un libro cálido y una sonrisa pueden hacer milagros”. William Hazlitt

Muchos escritores han escrito sobre el tema de la Alegría de Vivir. Tomo ideas de la periodista española Irene Villa y de su vivificante artículo en que glosa el tema como asignatura obligatoria. La conferencista madrileña que siendo adolescente sufrió junto con su madre un atentado de la ETA en que perdió las dos piernas y tres dedos de una mano, escribe “La vida a veces injusta, nos demuestra que una vez que la lección es aprendida, puede llegar a ser extremadamente generosa // quien sienta que aún la tiene pendiente, debe insistir en ella”. En medio de tantos riesgos y violencia de los tiempos actuales la tarea que se impone es luchar por el encuentro o no desviarse de la ruta del bien vivir.

Recordando la frase atribuida a Aristóteles “La Felicidad es la finalidad última de la existencia humana” el mes de diciembre es una oportunidad para su encuentro, época de liberar las endorfinas, neurotransmisores del placer y de la felicidad. No hay tregua para darle cabida al odio. No hay paz sin perdón. Es turno de reconciliación y de reencuentro con la alegría para los que la han perdido o debilitado. Nadie debe privarse de disfrutar el gran regalo de la vida. Aprovechar la Fe mariana a la Virgen de Guadalupe, las festividades profanas de las Posadas sin dejar de ser una devoción cristiana, culminan en la celebración del nacimiento del hijo de María y José, el niño Jesús dado a luz en Belén. La alegría invita a conectarse con nuestros semejantes y con las cosas buenas que suceden en el mundo para enriquecer nuestros pensamientos. Estimular el estado de ánimo como sentimiento positivo.

El pensamiento de los grandes sabios de la antigua Grecia nos legó sabias lecciones. En la obra Fedro, posterior a La República de Platón, presenta analogías temáticas sobre el amor relacionándolo con la naturaleza, con la muerte, con el destino de las almas y la belleza que cualquier ser humano puede alcanzar sin el mayor esfuerzo. El discurso de Sócrates señala a la locura como inspiración divina que fracciona en poética; los rituales místicos; la profética y el deseo corporal. El alma la representa alada en una alegoría con un carruaje tirado por dos briosos caballos que avanzan siguiendo el derrotero de los dioses al encuentro de la alegría y la felicidad. Para Aristóteles, la felicidad consistía en hacer el bien como la máxima aspiración del hombre, estar en su esencia. Al humano le corresponde ser justo, todo depende que se acerque a la naturaleza con sus acciones semejantes a un perro que ladra, un ave que trina o una planta que echa raíces.

Acercándonos a nuestro tiempo, G. W. F. Hegel reflexiona y se hace objeto de sí mismo, se auto reconoce diciendo que el ansia y la satisfacción, el dolor y la alegría siendo pares emocionales opuestos al hombre le corresponde decidir. Retomé su pensamiento después de una y otra vez iniciar y borrar lo que intenté escribir para esta semana, ante mi incapacidad de encontrar palabras de aliento a los atribulados padres de cinco jóvenes en plenitud de la vida que miraban en el horizonte de sus vidas un futuro prometedor, en realizarse en la más noble profesión que el ser humano puede ejercer y que sin piedad fueron sacrificados, opté por palabras que pretenden elevar el espíritu hacia lo positivo de la vida.

La comunidad universitaria, nuestra amada Celaya, la sociedad mexicana está ofendida, como nunca antes está lastimada.

flokay33@gmail.com

“Unas palabras amables, un libro cálido y una sonrisa pueden hacer milagros”. William Hazlitt

Muchos escritores han escrito sobre el tema de la Alegría de Vivir. Tomo ideas de la periodista española Irene Villa y de su vivificante artículo en que glosa el tema como asignatura obligatoria. La conferencista madrileña que siendo adolescente sufrió junto con su madre un atentado de la ETA en que perdió las dos piernas y tres dedos de una mano, escribe “La vida a veces injusta, nos demuestra que una vez que la lección es aprendida, puede llegar a ser extremadamente generosa // quien sienta que aún la tiene pendiente, debe insistir en ella”. En medio de tantos riesgos y violencia de los tiempos actuales la tarea que se impone es luchar por el encuentro o no desviarse de la ruta del bien vivir.

Recordando la frase atribuida a Aristóteles “La Felicidad es la finalidad última de la existencia humana” el mes de diciembre es una oportunidad para su encuentro, época de liberar las endorfinas, neurotransmisores del placer y de la felicidad. No hay tregua para darle cabida al odio. No hay paz sin perdón. Es turno de reconciliación y de reencuentro con la alegría para los que la han perdido o debilitado. Nadie debe privarse de disfrutar el gran regalo de la vida. Aprovechar la Fe mariana a la Virgen de Guadalupe, las festividades profanas de las Posadas sin dejar de ser una devoción cristiana, culminan en la celebración del nacimiento del hijo de María y José, el niño Jesús dado a luz en Belén. La alegría invita a conectarse con nuestros semejantes y con las cosas buenas que suceden en el mundo para enriquecer nuestros pensamientos. Estimular el estado de ánimo como sentimiento positivo.

El pensamiento de los grandes sabios de la antigua Grecia nos legó sabias lecciones. En la obra Fedro, posterior a La República de Platón, presenta analogías temáticas sobre el amor relacionándolo con la naturaleza, con la muerte, con el destino de las almas y la belleza que cualquier ser humano puede alcanzar sin el mayor esfuerzo. El discurso de Sócrates señala a la locura como inspiración divina que fracciona en poética; los rituales místicos; la profética y el deseo corporal. El alma la representa alada en una alegoría con un carruaje tirado por dos briosos caballos que avanzan siguiendo el derrotero de los dioses al encuentro de la alegría y la felicidad. Para Aristóteles, la felicidad consistía en hacer el bien como la máxima aspiración del hombre, estar en su esencia. Al humano le corresponde ser justo, todo depende que se acerque a la naturaleza con sus acciones semejantes a un perro que ladra, un ave que trina o una planta que echa raíces.

Acercándonos a nuestro tiempo, G. W. F. Hegel reflexiona y se hace objeto de sí mismo, se auto reconoce diciendo que el ansia y la satisfacción, el dolor y la alegría siendo pares emocionales opuestos al hombre le corresponde decidir. Retomé su pensamiento después de una y otra vez iniciar y borrar lo que intenté escribir para esta semana, ante mi incapacidad de encontrar palabras de aliento a los atribulados padres de cinco jóvenes en plenitud de la vida que miraban en el horizonte de sus vidas un futuro prometedor, en realizarse en la más noble profesión que el ser humano puede ejercer y que sin piedad fueron sacrificados, opté por palabras que pretenden elevar el espíritu hacia lo positivo de la vida.

La comunidad universitaria, nuestra amada Celaya, la sociedad mexicana está ofendida, como nunca antes está lastimada.

flokay33@gmail.com

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