/ viernes 27 de noviembre de 2020

“Debajo De La Cama”

Esta columna quiero dedicarla a todas aquellas mujeres que han sufrido violencia en alguna de sus etapas de vida, no dejaré pasar el 25 de noviembre en conmemoración al día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer.

Las mujeres tememos por el simple hecho de ser mujeres, pues nos han visto a lo largo de la historia como el género débil, siendo el punto perfecto de agresión y subestimación principalmente en el círculo familiar; en su momento el machismo ha marcado el sentir y el pensar del estado guanajuatense, sin embargo, hoy las mujeres han despertado.

Es común darnos cuenta de las incidencias que ocurren con mujeres de rangos de edad menores a 60 años sin embargo hay que mencionar que la violencia para mujeres mayores existe y muy probablemente ha venido afectando el bienestar biológico social espiritual y social de la mujer desde las etapas de la vida tempranas.

Las agresiones en cualquiera de sus rubros generan desconfianza y desvalorización de la mujer, durante el periodo de violencia puede ser común que la mujer no sea consciente de su realidad y eso le impida alejarse de la situación, principalmente por miedo o amenazas. La forma en que las mujeres están pidiendo ayuda probablemente no sea la más adecuada al manifestarse con agresiones para que sean escuchadas, pero lo que si podemos reflejar es el heroísmo con el que a pesar de estar en cenizas han resurgido como el ave fénix.

A continuación, te dejamos algunos puntos de cómo podemos detectar a una persona mayor de sexo femenino que sufre violencia:

Miedo e inseguridad para realizar actividades con autonomía ya sea porque piense que no las puede llevar a cabo o por falta de tiempo al no querer salir a compartir, miedo a que otras personas se acerquen a ella de preferencia siendo de otro sexo, dificultad para expresar sus emociones, conflictuarse al momento de hablar de su pareja, inestabilidad emocional, reacciones violentas para estar a la defensiva de situaciones que se lleguen a presentar, problemas para dormir, ansiedades, golpes visibles entre otros.

Se sugiere se tenga un acompañamiento con la persona sin forzar, buscar ayuda con un profesional para poder tener un acercamiento con terapia psicológica, asesoramiento si es necesario para bloqueo de daños, apoyar con paciencia en el proceso para que pueda recuperarse y volver a sus actividades normalmente. Recordemos que cada caso es diferente, lo más relevante es reconocer que está pasando por un estado de violencia.

Existen mujeres que sufren violencia hasta la etapa de la vejez otras que han vivido violencia en todas sus etapas de vida que pudiera parecerles común y por lo tanto no buscar ayuda, lo cierto es que no podemos permitir que ellas vivan con miedo porque muy probablemente sus hijas y nietas crecerán igual.

Yo también fui víctima y deseaba despertar todos los días, basta de que se nos juzgue por no ser lo suficientemente fuertes para salir debajo de la cama y de que se nos obligue para tener intimidad, de vivir con miedo por amenaza de perder a hijos.

Basta de no pedir ayuda, eviten ser una más, hagamos historia.

Generemos juntos una nueva cultura de envejecimiento y bienestar

Esta columna quiero dedicarla a todas aquellas mujeres que han sufrido violencia en alguna de sus etapas de vida, no dejaré pasar el 25 de noviembre en conmemoración al día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer.

Las mujeres tememos por el simple hecho de ser mujeres, pues nos han visto a lo largo de la historia como el género débil, siendo el punto perfecto de agresión y subestimación principalmente en el círculo familiar; en su momento el machismo ha marcado el sentir y el pensar del estado guanajuatense, sin embargo, hoy las mujeres han despertado.

Es común darnos cuenta de las incidencias que ocurren con mujeres de rangos de edad menores a 60 años sin embargo hay que mencionar que la violencia para mujeres mayores existe y muy probablemente ha venido afectando el bienestar biológico social espiritual y social de la mujer desde las etapas de la vida tempranas.

Las agresiones en cualquiera de sus rubros generan desconfianza y desvalorización de la mujer, durante el periodo de violencia puede ser común que la mujer no sea consciente de su realidad y eso le impida alejarse de la situación, principalmente por miedo o amenazas. La forma en que las mujeres están pidiendo ayuda probablemente no sea la más adecuada al manifestarse con agresiones para que sean escuchadas, pero lo que si podemos reflejar es el heroísmo con el que a pesar de estar en cenizas han resurgido como el ave fénix.

A continuación, te dejamos algunos puntos de cómo podemos detectar a una persona mayor de sexo femenino que sufre violencia:

Miedo e inseguridad para realizar actividades con autonomía ya sea porque piense que no las puede llevar a cabo o por falta de tiempo al no querer salir a compartir, miedo a que otras personas se acerquen a ella de preferencia siendo de otro sexo, dificultad para expresar sus emociones, conflictuarse al momento de hablar de su pareja, inestabilidad emocional, reacciones violentas para estar a la defensiva de situaciones que se lleguen a presentar, problemas para dormir, ansiedades, golpes visibles entre otros.

Se sugiere se tenga un acompañamiento con la persona sin forzar, buscar ayuda con un profesional para poder tener un acercamiento con terapia psicológica, asesoramiento si es necesario para bloqueo de daños, apoyar con paciencia en el proceso para que pueda recuperarse y volver a sus actividades normalmente. Recordemos que cada caso es diferente, lo más relevante es reconocer que está pasando por un estado de violencia.

Existen mujeres que sufren violencia hasta la etapa de la vejez otras que han vivido violencia en todas sus etapas de vida que pudiera parecerles común y por lo tanto no buscar ayuda, lo cierto es que no podemos permitir que ellas vivan con miedo porque muy probablemente sus hijas y nietas crecerán igual.

Yo también fui víctima y deseaba despertar todos los días, basta de que se nos juzgue por no ser lo suficientemente fuertes para salir debajo de la cama y de que se nos obligue para tener intimidad, de vivir con miedo por amenaza de perder a hijos.

Basta de no pedir ayuda, eviten ser una más, hagamos historia.

Generemos juntos una nueva cultura de envejecimiento y bienestar