/ domingo 1 de mayo de 2022

Debanhi

“Exteriormente era todo lo que una jovencita bien educada debía ser, pero mi interior gritaba en rebeldía” Gloria Stewart.

Silueta esbelta dibujada bajo la tímida luz de las estrellas irrumpida por los fanales de vehículos carreteros en una madrugada neolonesa. Garboso perfil erguido de un cuerpo femenino que el viento le da vida arrastrando la cabellera y el largor del vestido de una joven mujer. Solitaria figura que al mirarla en la soledad de la noche se conjetura lo que estaría pasando por la mente frente al desamparo del alejado lugar.

Muy cerca el salón de fiestas, muy cerca un motel caminero. Abandonada por la insensatez de un taxista, parece que esperara el amparo de un ángel que la rescatase de la soledad en las sombras de la noche: Un resplandor, una luz salvadora que la encubriera del peligro, Una gracia protectora que nunca llegó. Nada soy yo,… cuerpo que flota, luz, oleaje… todo es del viento… y el viento es aire... siempre de viaje. Octavio Paz.

Joven que se colige se ve a sí misma. Como todos los jóvenes, rebelde en busca de identidad, del encuentro consigo misma, de forjarse una vida en un mundo de farsas y falsas promesas impelidas por desbordante publicidad ramplona. Inmersa en la lucha en un terreno de acechos y tentaciones. En medio de crisis de valores morales, familiares, sociales y económicos.

No es imagen cervantina que se coteje a la del Caballero de la Triste Figura. Es imagen moderna que centellea la vívida figura de una juventud desorientada. De amistades y al mismo tiempo de la soledad del alma indefensa que intenta romper cadenas que sujetan la libertad. De escuelas y enseñanzas materialistas que olvidan los principios del apego familiar, del aprecio a la vida por principios que espolean y allanan el camino de la felicidad para descubrir y aplicar el valor de la paz, la capacidad del ser humano de participar con las mujeres dándoles espacio igualitario en sana convivencia.

Siento mi corazón en la dulzura…fundirse como ceras…son un óleo tardo…y no un vino en mis venas…y siento que mi vida se va huyendo…callada y dulce como la gacela. Gabriela Mistral.

Hace más de medio siglo dijo la escritora y poeta chilena premio Nobel de Literatura: “Las mujeres en la actualidad han tomado un rol importante y protagónico en la sociedad disminuyendo la brecha de desigualdad que durante generaciones (siglos y milenios) ha existido. La mujer de hoy no es la esclava de ayer sino la compañera igual…”

Pero no, todavía vivimos en una sociedad mundana empujada y sacudida por el consumismo.

Donde el dinero esconde el abecedario para convivir en paz. El valor, el respeto y la capacidad del hombre para superar agresiones que al presente la mujer está situada en el centro.

País como el nuestro no ha superado el reto a cabal. Tradiciones y razones históricas, formativas y de estructura frenan el proceso global ejemplificado en culturas escandinavas y otras, así también en algunos núcleos de América. Religiones que avanzan con lentitud en la integración de la mujer a la vida que aún se reserva a los varones.

Figura, silueta de mujer, imagen de cabellera que ondea el viento en medio de la noche que arrancó la vida a Debanhi. Estampa y símbolo de la intimidación contra las mujeres en un país en que, desde la cúpula del poder, el discurso de odio siembra y aguijonea la violencia.

flokay33@gmail.com

“Exteriormente era todo lo que una jovencita bien educada debía ser, pero mi interior gritaba en rebeldía” Gloria Stewart.

Silueta esbelta dibujada bajo la tímida luz de las estrellas irrumpida por los fanales de vehículos carreteros en una madrugada neolonesa. Garboso perfil erguido de un cuerpo femenino que el viento le da vida arrastrando la cabellera y el largor del vestido de una joven mujer. Solitaria figura que al mirarla en la soledad de la noche se conjetura lo que estaría pasando por la mente frente al desamparo del alejado lugar.

Muy cerca el salón de fiestas, muy cerca un motel caminero. Abandonada por la insensatez de un taxista, parece que esperara el amparo de un ángel que la rescatase de la soledad en las sombras de la noche: Un resplandor, una luz salvadora que la encubriera del peligro, Una gracia protectora que nunca llegó. Nada soy yo,… cuerpo que flota, luz, oleaje… todo es del viento… y el viento es aire... siempre de viaje. Octavio Paz.

Joven que se colige se ve a sí misma. Como todos los jóvenes, rebelde en busca de identidad, del encuentro consigo misma, de forjarse una vida en un mundo de farsas y falsas promesas impelidas por desbordante publicidad ramplona. Inmersa en la lucha en un terreno de acechos y tentaciones. En medio de crisis de valores morales, familiares, sociales y económicos.

No es imagen cervantina que se coteje a la del Caballero de la Triste Figura. Es imagen moderna que centellea la vívida figura de una juventud desorientada. De amistades y al mismo tiempo de la soledad del alma indefensa que intenta romper cadenas que sujetan la libertad. De escuelas y enseñanzas materialistas que olvidan los principios del apego familiar, del aprecio a la vida por principios que espolean y allanan el camino de la felicidad para descubrir y aplicar el valor de la paz, la capacidad del ser humano de participar con las mujeres dándoles espacio igualitario en sana convivencia.

Siento mi corazón en la dulzura…fundirse como ceras…son un óleo tardo…y no un vino en mis venas…y siento que mi vida se va huyendo…callada y dulce como la gacela. Gabriela Mistral.

Hace más de medio siglo dijo la escritora y poeta chilena premio Nobel de Literatura: “Las mujeres en la actualidad han tomado un rol importante y protagónico en la sociedad disminuyendo la brecha de desigualdad que durante generaciones (siglos y milenios) ha existido. La mujer de hoy no es la esclava de ayer sino la compañera igual…”

Pero no, todavía vivimos en una sociedad mundana empujada y sacudida por el consumismo.

Donde el dinero esconde el abecedario para convivir en paz. El valor, el respeto y la capacidad del hombre para superar agresiones que al presente la mujer está situada en el centro.

País como el nuestro no ha superado el reto a cabal. Tradiciones y razones históricas, formativas y de estructura frenan el proceso global ejemplificado en culturas escandinavas y otras, así también en algunos núcleos de América. Religiones que avanzan con lentitud en la integración de la mujer a la vida que aún se reserva a los varones.

Figura, silueta de mujer, imagen de cabellera que ondea el viento en medio de la noche que arrancó la vida a Debanhi. Estampa y símbolo de la intimidación contra las mujeres en un país en que, desde la cúpula del poder, el discurso de odio siembra y aguijonea la violencia.

flokay33@gmail.com