/ miércoles 6 de julio de 2022

Del Dinero ni se Preocupen, no hay

Mucho amor sin dinero no es amor, y no es novedad para nadie que el gobierno federal no tiene en sus “best firends” a los guanajuatenses, ya es julio del 2022 y apenas se asoman algunas obras en los municipios no sólo del estado sino del país. El recurso que debería de aplicarse en drenajes, agua potable, electrificaciones, alumbrado, infraestructura social, deportiva, cultural o de salud, hoy está en un aeropuerto sin vuelos o en una refinería sin petróleo.

El papel del dinero en las administraciones municipales es fundamental, por lo menos para todos los ayuntamientos tradicionales. La oportunidad es de oro, para que en esta época de vacas flacas se considere aprovechar el recurso al máximo y que para aquellos que estamos en la industria de la construcción, tanto el diseño como los procesos constructivos puedan ser la punta de la transformación de bussines as usual y explorar otras alternativas a la infraestructura de siempre.

La principal palanca de la política keynesiana en época de crisis, las obras públicas y el desarrollo de las infraestructuras, está quedando fuera del alcance de la acción gubernamental. Hoy el reto aún es mayor, mientras en los pasillos de alcaldías tabasqueñas se presume de una economía estable, los municipios del bajío debemos vislumbrar un panorama como cada año en riesgo de crisis, inflación no deja de subir y no tiene para cuando parar. El recurso de inyectar dinero público a la infraestructura para activar la economía queda fuera de las posibilidades.

El Estado ha agotado su capacidad discrecional de gasto y por ello los secretarios ya no pueden recurrir a la bolsa de cada dependencia para solventar sus proyectos. Deben acudir a la jefatura de gobierno, para en un panorama más amplio contrastar los costos beneficios frente a otras dependencias y hacer sumatorias en el total de cada municipio. En programas tan socorridos como los caminos rurales, hoy existen más de 1000 mdp preautorizados, sin embargo, el recurso sólo abarcará el 10% de las necesidades.

Proyectos, proyectos y proyectos, la clave no sólo para que desde la concepción de los mismos, sean económicos y autosustentables, sino también para que en la última recta del año, aquellos que subejercieron su recurso, dejen su presupuesto para aquellos que tienen listos, a veces de la noche a la mañana, proyectos que sean factibles de inyectarles recurso del mismo estado. Las obras por cooperación con la ciudadanía, la recaudación de impuestos municipales y el ahorro de cualquier área, dará futuro a la infraestructura para el territorio de todos.

@marcosornelasm

marcosornelasm@gmail.com

Mucho amor sin dinero no es amor, y no es novedad para nadie que el gobierno federal no tiene en sus “best firends” a los guanajuatenses, ya es julio del 2022 y apenas se asoman algunas obras en los municipios no sólo del estado sino del país. El recurso que debería de aplicarse en drenajes, agua potable, electrificaciones, alumbrado, infraestructura social, deportiva, cultural o de salud, hoy está en un aeropuerto sin vuelos o en una refinería sin petróleo.

El papel del dinero en las administraciones municipales es fundamental, por lo menos para todos los ayuntamientos tradicionales. La oportunidad es de oro, para que en esta época de vacas flacas se considere aprovechar el recurso al máximo y que para aquellos que estamos en la industria de la construcción, tanto el diseño como los procesos constructivos puedan ser la punta de la transformación de bussines as usual y explorar otras alternativas a la infraestructura de siempre.

La principal palanca de la política keynesiana en época de crisis, las obras públicas y el desarrollo de las infraestructuras, está quedando fuera del alcance de la acción gubernamental. Hoy el reto aún es mayor, mientras en los pasillos de alcaldías tabasqueñas se presume de una economía estable, los municipios del bajío debemos vislumbrar un panorama como cada año en riesgo de crisis, inflación no deja de subir y no tiene para cuando parar. El recurso de inyectar dinero público a la infraestructura para activar la economía queda fuera de las posibilidades.

El Estado ha agotado su capacidad discrecional de gasto y por ello los secretarios ya no pueden recurrir a la bolsa de cada dependencia para solventar sus proyectos. Deben acudir a la jefatura de gobierno, para en un panorama más amplio contrastar los costos beneficios frente a otras dependencias y hacer sumatorias en el total de cada municipio. En programas tan socorridos como los caminos rurales, hoy existen más de 1000 mdp preautorizados, sin embargo, el recurso sólo abarcará el 10% de las necesidades.

Proyectos, proyectos y proyectos, la clave no sólo para que desde la concepción de los mismos, sean económicos y autosustentables, sino también para que en la última recta del año, aquellos que subejercieron su recurso, dejen su presupuesto para aquellos que tienen listos, a veces de la noche a la mañana, proyectos que sean factibles de inyectarles recurso del mismo estado. Las obras por cooperación con la ciudadanía, la recaudación de impuestos municipales y el ahorro de cualquier área, dará futuro a la infraestructura para el territorio de todos.

@marcosornelasm

marcosornelasm@gmail.com