/ lunes 22 de junio de 2020

Delincuencia y pobreza

Me limitaré a comentar que este sábado ha sido uno de los peores fines de semana para nuestra ciudad, misma que está siendo azotada por la pelea entre grupos criminales que han terminado con la poca tranquilidad que habitaba en nosotros.

Asociar estos dos conceptos (delincuencia y pobreza), afirmando que la delincuencia (o inseguridad) es causada por la pobreza sería reducir y focalizar la situación de nuestro país a un segmento (enorme, 60 millones de personas) de la población, mismo que, seguramente a más de algún político o persona de clase media-alta le fascinaría. Sin embargo, la realidad es otra, la pobreza (definiéndola como aquella situación donde el individuo tiene ingresos menores a la línea de bienestar y que presente más de alguna carencia) no puede conceptualizarse como aquella situación que traerá consigo todo tipo de actos delictivos.

Según un estudio realizado por Pablo Fanjnzylber, Norman Lozoya y Daniel Lederman, en nuestra sociedad, el trabajo otorga identidad a las personas, las integra socialmente, organiza su vida en etapas (cuando primero se estudia) y su cotidianeidad en rutinas. La falta de trabajo y de normas implica con frecuencia una pérdida de los estímulos que organizan la vida, la disolución de los lazos de contención y la pérdida del sentido global que se le da a la vida, vinculado con la generación de proyectos a largo plazo, lo que puede orillar al individuo a cometer actos ilícitos.

Es probable, querido lector, que si piensa y justifica que el pobre roba, secuestra y asesina porque no tiene otra manera de llevar alimento a su casa, usted no tenga ni idea por ignorancia o inocencia de la gran falacia que es esta frase, así que, de una vez le digo: el pobre es resultado de una gran falla en nuestro sistema y nuestra sociedad, el desempleo, la falta de oportunidades, la inequidad de ingresos y la discriminación laboral, son factores clave que impactan de manera directa en la delincuencia de un país (por lo menos en el caso de Latinoamérica).

¿Por qué fallamos como sociedad? Hemos fallado a tal grado que no entendemos que los pobres son responsabilidad nuestra y que está en nuestras manos hacer lo posible para que estas personas tengan más probabilidades de salir de esa situación en el menor tiempo posible, sino, este tiempo podría extenderse hasta por 11 generaciones (que es el tiempo, según la OCDE, que se necesita para salir de la pobreza en Latinoamérica).

Políticas públicas enfocadas a disminuir este tipo de inequidad y discriminación son un pilar muy importante para el desarrollo de un país, “Jóvenes Construyendo el Futuro” es un claro ejemplo de lo que podemos hacer y lo que no debemos hacer para atacar estas problemáticas, si bien, la finalidad de este programa es muy buena: dar oportunidades a jóvenes para integrarse a una experiencia laboral que en un futuro ayude a conseguir un trabajo formal, el problema de este radica en la falta de las reglas de operación, así como la nula evaluación a la que es sometida y el abuso que han presentado tanto empresas como participantes de este programa.

Para finalizar, ¿qué si podemos hacer como sociedad para disminuir o mitigar esta problemática? Educar a nuestros pequeños de la mejor manera, inculcando los valores fundamentales: respeto, honestidad, trabajo y justicia. Señalando aquellas faltas, exigir mejores resultados a nuestros representantes y revalorizar a las fuerzas armadas que día a día dan su vida para erradicar un problema que parece eterno.

Me limitaré a comentar que este sábado ha sido uno de los peores fines de semana para nuestra ciudad, misma que está siendo azotada por la pelea entre grupos criminales que han terminado con la poca tranquilidad que habitaba en nosotros.

Asociar estos dos conceptos (delincuencia y pobreza), afirmando que la delincuencia (o inseguridad) es causada por la pobreza sería reducir y focalizar la situación de nuestro país a un segmento (enorme, 60 millones de personas) de la población, mismo que, seguramente a más de algún político o persona de clase media-alta le fascinaría. Sin embargo, la realidad es otra, la pobreza (definiéndola como aquella situación donde el individuo tiene ingresos menores a la línea de bienestar y que presente más de alguna carencia) no puede conceptualizarse como aquella situación que traerá consigo todo tipo de actos delictivos.

Según un estudio realizado por Pablo Fanjnzylber, Norman Lozoya y Daniel Lederman, en nuestra sociedad, el trabajo otorga identidad a las personas, las integra socialmente, organiza su vida en etapas (cuando primero se estudia) y su cotidianeidad en rutinas. La falta de trabajo y de normas implica con frecuencia una pérdida de los estímulos que organizan la vida, la disolución de los lazos de contención y la pérdida del sentido global que se le da a la vida, vinculado con la generación de proyectos a largo plazo, lo que puede orillar al individuo a cometer actos ilícitos.

Es probable, querido lector, que si piensa y justifica que el pobre roba, secuestra y asesina porque no tiene otra manera de llevar alimento a su casa, usted no tenga ni idea por ignorancia o inocencia de la gran falacia que es esta frase, así que, de una vez le digo: el pobre es resultado de una gran falla en nuestro sistema y nuestra sociedad, el desempleo, la falta de oportunidades, la inequidad de ingresos y la discriminación laboral, son factores clave que impactan de manera directa en la delincuencia de un país (por lo menos en el caso de Latinoamérica).

¿Por qué fallamos como sociedad? Hemos fallado a tal grado que no entendemos que los pobres son responsabilidad nuestra y que está en nuestras manos hacer lo posible para que estas personas tengan más probabilidades de salir de esa situación en el menor tiempo posible, sino, este tiempo podría extenderse hasta por 11 generaciones (que es el tiempo, según la OCDE, que se necesita para salir de la pobreza en Latinoamérica).

Políticas públicas enfocadas a disminuir este tipo de inequidad y discriminación son un pilar muy importante para el desarrollo de un país, “Jóvenes Construyendo el Futuro” es un claro ejemplo de lo que podemos hacer y lo que no debemos hacer para atacar estas problemáticas, si bien, la finalidad de este programa es muy buena: dar oportunidades a jóvenes para integrarse a una experiencia laboral que en un futuro ayude a conseguir un trabajo formal, el problema de este radica en la falta de las reglas de operación, así como la nula evaluación a la que es sometida y el abuso que han presentado tanto empresas como participantes de este programa.

Para finalizar, ¿qué si podemos hacer como sociedad para disminuir o mitigar esta problemática? Educar a nuestros pequeños de la mejor manera, inculcando los valores fundamentales: respeto, honestidad, trabajo y justicia. Señalando aquellas faltas, exigir mejores resultados a nuestros representantes y revalorizar a las fuerzas armadas que día a día dan su vida para erradicar un problema que parece eterno.