/ lunes 17 de junio de 2019

Día del Padre

“Un buen padre vale por cien maestros” Jean Jacques Rousseau.

Varios orígenes y motivos nos acercan unos con otros. Desde los anímales primitivos, hasta los humanos hay la convivencia entre los seres de la misma especie, las excepciones son los animales domésticos y los parásitos vegetales y del reino animal.

Existen pautas que contribuyen a la defensa de la vida para salvaguardar el futuro. En los seres más desarrollados encontramos sentimientos que obedecen a una razón profunda, sin que se percate de ello quien lo siente. Es el instinto innato de conservación, un impulso natural no planeado.

Por otro lado está la intuición, que en la clase de filosofía en la prepa nos impartía el Dr. Miguel Iriarte M. donde se me grabó que la intuición es “la aprensión de las cosas como objeto inmediato de conocimiento” o sea la facultad de entender las cosas sin previo raciocinio.

Agregamos los instintos, del de conservación se derivan todos los demás. Del vínculo biológico que se establece entre madre e hijo desde el momento de la concepción deriva el instinto maternal. Un dato interesante nos da National Geografic, los animales con mayor instinto maternal son el pulpo, el oso polar, el elefante, el caimán americano, la gacela y el gorila, inclinación que tiene origen en una dependencia biológica, y entonces, ¿dónde queda el padre?, aquí entramos en conflicto, pues cuantas mujeres dan a luz a sus hijos sin la figura paterna, del que comparte con ella la individualidad genética que da personalidad propia al hijo.

La figura del padre a menudo es una posición de poder e influencia que despierta las emociones que siente un crio hacia su padre. Sentimiento de fidelidad consecuencia de la vida en familia, de la presencia positiva del padre que contribuye al desarrollo infantil sano y por ende a la vida juvenil y adulta extensible a que se trate de un padre no biológico en una familia bien integrada, donde el amor y sobre todo el respeto a la individualidad de cada miembro es norma de convivencia.

La figura paterna ha cambiado en pocos años al darle a la mujer el lugar que le responde en la sociedad que antes se le negaba. Remontándonos al pasado, la tradición judeocristiana era una sociedad machista, el varón dominante y la mujer subyugada al hombre como aún persiste en algunas religiones o tradiciones africanas. Cada día vemos más, que si bien la mujer se ha integrado a labores que antes eran exclusivas de los varones, al mismo tiempo vemos al padre integrarse a labores domésticas, que eran propias de mujeres.

Se acabó el espacio… por lo pronto, ¡Feliz día del Padre!

“Un buen padre vale por cien maestros” Jean Jacques Rousseau.

Varios orígenes y motivos nos acercan unos con otros. Desde los anímales primitivos, hasta los humanos hay la convivencia entre los seres de la misma especie, las excepciones son los animales domésticos y los parásitos vegetales y del reino animal.

Existen pautas que contribuyen a la defensa de la vida para salvaguardar el futuro. En los seres más desarrollados encontramos sentimientos que obedecen a una razón profunda, sin que se percate de ello quien lo siente. Es el instinto innato de conservación, un impulso natural no planeado.

Por otro lado está la intuición, que en la clase de filosofía en la prepa nos impartía el Dr. Miguel Iriarte M. donde se me grabó que la intuición es “la aprensión de las cosas como objeto inmediato de conocimiento” o sea la facultad de entender las cosas sin previo raciocinio.

Agregamos los instintos, del de conservación se derivan todos los demás. Del vínculo biológico que se establece entre madre e hijo desde el momento de la concepción deriva el instinto maternal. Un dato interesante nos da National Geografic, los animales con mayor instinto maternal son el pulpo, el oso polar, el elefante, el caimán americano, la gacela y el gorila, inclinación que tiene origen en una dependencia biológica, y entonces, ¿dónde queda el padre?, aquí entramos en conflicto, pues cuantas mujeres dan a luz a sus hijos sin la figura paterna, del que comparte con ella la individualidad genética que da personalidad propia al hijo.

La figura del padre a menudo es una posición de poder e influencia que despierta las emociones que siente un crio hacia su padre. Sentimiento de fidelidad consecuencia de la vida en familia, de la presencia positiva del padre que contribuye al desarrollo infantil sano y por ende a la vida juvenil y adulta extensible a que se trate de un padre no biológico en una familia bien integrada, donde el amor y sobre todo el respeto a la individualidad de cada miembro es norma de convivencia.

La figura paterna ha cambiado en pocos años al darle a la mujer el lugar que le responde en la sociedad que antes se le negaba. Remontándonos al pasado, la tradición judeocristiana era una sociedad machista, el varón dominante y la mujer subyugada al hombre como aún persiste en algunas religiones o tradiciones africanas. Cada día vemos más, que si bien la mujer se ha integrado a labores que antes eran exclusivas de los varones, al mismo tiempo vemos al padre integrarse a labores domésticas, que eran propias de mujeres.

Se acabó el espacio… por lo pronto, ¡Feliz día del Padre!