/ jueves 2 de junio de 2022

Dinero es Poder


El viernes pasado, en una gira de trabajo por Sinaloa, el presidente de México envió al carajo el consumismo, así como la idea de otorgar más valor a lo material que a lo espiritual. ¿Es malo es rico? ¿Es malo acumular riqueza? Desde luego que no. Lo reprochable es hacerse de dinero mediante prácticas corruptas, apartadas de la legalidad y, en algunos casos, de la moral, ámbitos de actuación que no necesariamente se encuentran desvinculados.

En realidad, el dinero es muy importante, pues el dinero es poder al dar la posibilidad de adquirir bienes y servicios que hace sentir bien a quien lo tiene. Así, si nos sentimos bien, estamos en posibilidad de hacer el bien o de hacer sentir bien a los demás, toda vez que o es posible dar o transmitir lo que carecemos.

En efecto, dinero es poder, considerando a éste como la posibilidad de pasar de la potencia al acto; en efecto, si poseemos dinero tenemos poder, es decir, estamos hablando de la posibilidad de pasar de la potencia al acto. Nos estamos ubicando en un sistema capitalista, donde el dinero es poder, con el dinero pasamos de la posibilidad, de la potencia de hacer, poseer o realizar muchas cosas; es decir pasamos de la potencia de hacer el bien o hacer el mal, de la potencia de poseer algo a poseerlo, de la potencia de mejorar nuestro físico (dientes, mantenimiento preventivo o correctivo, etc.), a realizarlo y mejorarlo.

En ese sentido, la propia Cartilla Moral de Alfonso Reyes, actualizada y promovida por el gobierno federal actual, en su capítulo 2. Cuerpo y alma, refiere que, si el hombre no cumple sus necesidades materiales, se encuentra en estado de ineptitud para las tareas del espíritu y para realizar los mandamientos del bien; en consecuencia, y para colmar las necesidades primarias o materiales, se requiere tener dinero, es decir, trabajar. Así, debe procurarse un adecuado equilibrio entre cuerpo y alma, materia, espíritu e intelecto, es decir, entre los dos componentes de la persona humana, el material y el inmaterial.

No obstante, tengo para mi que, el contexto social dirige a ocuparnos más en colmar exigencias materiales; más aún, probablemente ni siquiera conocemos la delicia de satisfacer el intelecto y el espíritu con actividades como la lectura, las visitas a museos o la asistencia a conciertos musicales u obras de teatro, por ejemplo; por tanto, es responsabilidad compartida e indeterminada, de todos y de nadie.

Cambiemos la ponderación en los elementos de la ecuación, hasta balancearla y lograr el sano equilibrio entre lo material y lo inmaterial, pues ambas esferas son importantes para el adecuado desarrollo de las personas. Para lograr el cometido se requiere la participación de todos, comenzando por uno mismo, la familia, la escuela, la sociedad, el empresariado y sus campañas publicitarias, etc.

El dinero, entonces, no es malo. Lo malo es que, por él, sacrifiquemos lo esencial: la felicidad y la tranquilidad personal. Así pues, a hacer dinero, a producir, a generar, a contribuir; todo, de manera lícita, apegada a derecho. Es válido tener ambición, es reprochable la utilización de medios turbios para conseguir lo ambicionado.

germanrodriguez32@hotmail.com


El viernes pasado, en una gira de trabajo por Sinaloa, el presidente de México envió al carajo el consumismo, así como la idea de otorgar más valor a lo material que a lo espiritual. ¿Es malo es rico? ¿Es malo acumular riqueza? Desde luego que no. Lo reprochable es hacerse de dinero mediante prácticas corruptas, apartadas de la legalidad y, en algunos casos, de la moral, ámbitos de actuación que no necesariamente se encuentran desvinculados.

En realidad, el dinero es muy importante, pues el dinero es poder al dar la posibilidad de adquirir bienes y servicios que hace sentir bien a quien lo tiene. Así, si nos sentimos bien, estamos en posibilidad de hacer el bien o de hacer sentir bien a los demás, toda vez que o es posible dar o transmitir lo que carecemos.

En efecto, dinero es poder, considerando a éste como la posibilidad de pasar de la potencia al acto; en efecto, si poseemos dinero tenemos poder, es decir, estamos hablando de la posibilidad de pasar de la potencia al acto. Nos estamos ubicando en un sistema capitalista, donde el dinero es poder, con el dinero pasamos de la posibilidad, de la potencia de hacer, poseer o realizar muchas cosas; es decir pasamos de la potencia de hacer el bien o hacer el mal, de la potencia de poseer algo a poseerlo, de la potencia de mejorar nuestro físico (dientes, mantenimiento preventivo o correctivo, etc.), a realizarlo y mejorarlo.

En ese sentido, la propia Cartilla Moral de Alfonso Reyes, actualizada y promovida por el gobierno federal actual, en su capítulo 2. Cuerpo y alma, refiere que, si el hombre no cumple sus necesidades materiales, se encuentra en estado de ineptitud para las tareas del espíritu y para realizar los mandamientos del bien; en consecuencia, y para colmar las necesidades primarias o materiales, se requiere tener dinero, es decir, trabajar. Así, debe procurarse un adecuado equilibrio entre cuerpo y alma, materia, espíritu e intelecto, es decir, entre los dos componentes de la persona humana, el material y el inmaterial.

No obstante, tengo para mi que, el contexto social dirige a ocuparnos más en colmar exigencias materiales; más aún, probablemente ni siquiera conocemos la delicia de satisfacer el intelecto y el espíritu con actividades como la lectura, las visitas a museos o la asistencia a conciertos musicales u obras de teatro, por ejemplo; por tanto, es responsabilidad compartida e indeterminada, de todos y de nadie.

Cambiemos la ponderación en los elementos de la ecuación, hasta balancearla y lograr el sano equilibrio entre lo material y lo inmaterial, pues ambas esferas son importantes para el adecuado desarrollo de las personas. Para lograr el cometido se requiere la participación de todos, comenzando por uno mismo, la familia, la escuela, la sociedad, el empresariado y sus campañas publicitarias, etc.

El dinero, entonces, no es malo. Lo malo es que, por él, sacrifiquemos lo esencial: la felicidad y la tranquilidad personal. Así pues, a hacer dinero, a producir, a generar, a contribuir; todo, de manera lícita, apegada a derecho. Es válido tener ambición, es reprochable la utilización de medios turbios para conseguir lo ambicionado.

germanrodriguez32@hotmail.com