/ miércoles 30 de junio de 2021

Directores van, Directores Vienen, las Obras se Quedan

Hace ya casi un mes que la euforia de las elecciones terminó. Si es que le podemos llamar euforia a menos del 50% de la participación de la ciudadanía, pero es tiempo de empezar a hacer conjeturas, apuestas y hasta amigos, de aquellos que “suenan”, los cargos para acompañar a los próximos presidentes municipales están al alza, las campanas suenan y los feligreses que pusieron su granito de arena, escuchan el llamado de lo que podrá su oportunidad de brillar en sociedad, para otros, los ilusos, la desilusión durará hasta que puedan grillar al director al frente, y quizá los más astutos estarán viendo los toros desde la barrera, eso sí, con boletos en mano, para todas las corridas del año.

En pos de no echar de cabeza a los susodichos, omitiré los nombres y los municipios donde la situación actual comienza a tomar fuerza. Los rumores empiezan a darle forma a lo que todos ya sabemos, las direcciones de obras públicas, desarrollo urbano y las entidades de agua potable, serán las más peleadas, ojalá fuera por el impacto que puede llegar a tener en la aplicación de políticas públicas, sin embargo algunos ya sacaron cuentas y el encabezar alguna de estas direcciones, les parece un buen lugar para crecer su patrimonio.

Un amigo me comentó la importancia de que alguien de todas las confianzas del presidente electo ocupara la dirección de obras públicas, pero la confianza es sólo uno de los requisitos. Una excelente capacidad de gestión, aunado a un conocimiento técnico sólido, son las bases para que cualquier director de área pueda sobrellevar los altibajos que vendrán. Ya no digamos la actitud y liderazgo para que no afecte el radiopasillo o cualquier chisme barato de Facebook.

Los próximos directores, sobre todo los de obras públicas, requieren poder encabezar plantillas de más de 50 personas, hacer de su equipo de trabajo una reingeniería enfocada a los proyectos técnicos hasta poder tener una carpeta suficiente para dos trienios, así como lo hizo Celaya, bien ahí, ahí en IMIPE. Es necesario un acompañamiento de gestores para poder armar carpetas que validen los expedientes, para que cuando se abra la llave del recurso, el municipio y sus proyectos, ya estén formados desde antes. Necesita de supervisores que no se enfoquen en trabar proyectos por ganarse algo, que observen los pesos en vez de los centavos. Necesita de un equipo que pueda dar mantenimiento permanente y preventivo a la infraestructura pública.

Pero el equipo no sólo se hace al interior de la dependencia, los próximos directores de obras en cada municipio, necesitan aliarse con todos los constructores, entender las necesidades y los potenciales de cada uno, necesita de hacer equipo con otras dependencias como IMIPE o Desarrollo Urbano que juntos acompañen el crecer del municipio, sin ocurrencias pero sin dejar de soñar, pero sobre todo el próximo director necesita de la confianza del presidente, se podrá trabajar sin recursos materiales o humanos, pero si la confianza se pierde, no hay para donde hacerse.

Hace ya casi un mes que la euforia de las elecciones terminó. Si es que le podemos llamar euforia a menos del 50% de la participación de la ciudadanía, pero es tiempo de empezar a hacer conjeturas, apuestas y hasta amigos, de aquellos que “suenan”, los cargos para acompañar a los próximos presidentes municipales están al alza, las campanas suenan y los feligreses que pusieron su granito de arena, escuchan el llamado de lo que podrá su oportunidad de brillar en sociedad, para otros, los ilusos, la desilusión durará hasta que puedan grillar al director al frente, y quizá los más astutos estarán viendo los toros desde la barrera, eso sí, con boletos en mano, para todas las corridas del año.

En pos de no echar de cabeza a los susodichos, omitiré los nombres y los municipios donde la situación actual comienza a tomar fuerza. Los rumores empiezan a darle forma a lo que todos ya sabemos, las direcciones de obras públicas, desarrollo urbano y las entidades de agua potable, serán las más peleadas, ojalá fuera por el impacto que puede llegar a tener en la aplicación de políticas públicas, sin embargo algunos ya sacaron cuentas y el encabezar alguna de estas direcciones, les parece un buen lugar para crecer su patrimonio.

Un amigo me comentó la importancia de que alguien de todas las confianzas del presidente electo ocupara la dirección de obras públicas, pero la confianza es sólo uno de los requisitos. Una excelente capacidad de gestión, aunado a un conocimiento técnico sólido, son las bases para que cualquier director de área pueda sobrellevar los altibajos que vendrán. Ya no digamos la actitud y liderazgo para que no afecte el radiopasillo o cualquier chisme barato de Facebook.

Los próximos directores, sobre todo los de obras públicas, requieren poder encabezar plantillas de más de 50 personas, hacer de su equipo de trabajo una reingeniería enfocada a los proyectos técnicos hasta poder tener una carpeta suficiente para dos trienios, así como lo hizo Celaya, bien ahí, ahí en IMIPE. Es necesario un acompañamiento de gestores para poder armar carpetas que validen los expedientes, para que cuando se abra la llave del recurso, el municipio y sus proyectos, ya estén formados desde antes. Necesita de supervisores que no se enfoquen en trabar proyectos por ganarse algo, que observen los pesos en vez de los centavos. Necesita de un equipo que pueda dar mantenimiento permanente y preventivo a la infraestructura pública.

Pero el equipo no sólo se hace al interior de la dependencia, los próximos directores de obras en cada municipio, necesitan aliarse con todos los constructores, entender las necesidades y los potenciales de cada uno, necesita de hacer equipo con otras dependencias como IMIPE o Desarrollo Urbano que juntos acompañen el crecer del municipio, sin ocurrencias pero sin dejar de soñar, pero sobre todo el próximo director necesita de la confianza del presidente, se podrá trabajar sin recursos materiales o humanos, pero si la confianza se pierde, no hay para donde hacerse.