/ viernes 22 de enero de 2021

Disruptivamente Progresista

El líder actual ya sea que desempeñe funciones administrativas u operativas, tiene sobre sus hombros el avance de la ideología que representa y que dirige, con la única finalidad de la obtención de los objetivos planteados.

En consecuencia, sus actos repercuten directamente en el clima organizacional de tal manera que el éxito del grupo será siempre su éxito, y el fracaso, también su fracaso.

No basta con ser un líder en la actualidad, hay que ser un líder disruptivo. Aquel que con su entusiasmo súbito sepa conducir el proyecto a su cargo, escruta el horizonte constantemente y tiene visiones de largo plazo. Los líderes disruptivos están siempre buscando ideas nuevas. Hoy en día, debido a condiciones de un tema tan complejo como una pandemia global, crisis económicas, apatías generalizadas y frustraciones laborales, aquellos que sepan liderar tienen que poseer una gran apertura mental para encarar el inevitable fin del aislamiento, sacándole provecho sin perder la identidad local, alejándose de la engañosa comodidad que brinda el estar desconectados del resto del mundo. Pasar de ser espectador a ser el protagonista de todos los papeles.

La tendencia que se observa de unos cuantos años a la fecha, es que estos personajes, como cualquier otra persona educada de hoy, sienten muy profundas sus raíces locales, pero al mismo tiempo quieren ser personas ilustres universales. Un líder disruptivo no puede vivir de espaldas a esta realidad.

Pareciera tema común hablar de esto, pero no lo es tanto si se tiene como punta de lanza los cambios dimensionales que estos últimos meses han traído al paso. Por lo que los conceptos anquilosados de “líder” son perfectibles, no se puede hablar de evolución si no hay disrupción.

Y como todo tema tratante aquí se debe a la suma de factores y no a la resta de vectores, se enumeran otras más que se adhieren para aquellos que han nacido con una mancha especial o en su defecto, para aquellos que quieran ser manchados especialmente con el asiduo trabajo.

Teniendo como base cualidades ya establecidas, se precisan toques de disrupción.

Credibilidad: Hace relación con el liderazgo desarrollado a través de la comunicación, la capacidad de elocuencia y la consistencia.

Respeto: Se refiere al tipo de líder disruptivo que debe crear espacios de participación que faciliten a todos los demás líderes a expresar libremente sus ideas e inquietudes, de tal manera que estas se conviertan en iniciativas de crecimiento y sobre todo progreso.

Imparcialidad: El líder disruptivo debe estar firmemente comprometido con la equidad y la ausencia de favoritismo. Primero la justicia social que a la cabida de dádivas personales.

Camaradería: Descansa en la inteligencia emocional de líder progresista y del grupo, y de cómo reaccionan frente a diversas situaciones sin perder el sentido de equipo. La fraternidad es cualidad altamente de un líder del presente siglo

Orgullo: Tiene que ver con los sentimientos hacia las diferentes facetas relacionadas con el trabajo que se adelanta, el equipo al que se pertenece, y los sentimientos de adherencia que genera la pertenencia a distintos nichos de la comunidad. Más vale un verdadero orgullo que una falsa modestia.

Aquellos líderes actuales que no asuman la evolución, se correrá un riesgo enorme al subestimar el impacto del entorno o al no entender bien que está pasando y que puede suceder en el futuro previsible cuando se están presentando cambios trascendentales.

De todas maneras, la actitud de un líder disruptivamente progresista frente a la ética interna y la responsabilidad social de la gente, institución o partido político que representa, determina el clima organizacional y la consecución de los objetivos generales en una sociedad, ya que este tipo de líder no posee un componente social. Es un componente social.

El líder actual ya sea que desempeñe funciones administrativas u operativas, tiene sobre sus hombros el avance de la ideología que representa y que dirige, con la única finalidad de la obtención de los objetivos planteados.

En consecuencia, sus actos repercuten directamente en el clima organizacional de tal manera que el éxito del grupo será siempre su éxito, y el fracaso, también su fracaso.

No basta con ser un líder en la actualidad, hay que ser un líder disruptivo. Aquel que con su entusiasmo súbito sepa conducir el proyecto a su cargo, escruta el horizonte constantemente y tiene visiones de largo plazo. Los líderes disruptivos están siempre buscando ideas nuevas. Hoy en día, debido a condiciones de un tema tan complejo como una pandemia global, crisis económicas, apatías generalizadas y frustraciones laborales, aquellos que sepan liderar tienen que poseer una gran apertura mental para encarar el inevitable fin del aislamiento, sacándole provecho sin perder la identidad local, alejándose de la engañosa comodidad que brinda el estar desconectados del resto del mundo. Pasar de ser espectador a ser el protagonista de todos los papeles.

La tendencia que se observa de unos cuantos años a la fecha, es que estos personajes, como cualquier otra persona educada de hoy, sienten muy profundas sus raíces locales, pero al mismo tiempo quieren ser personas ilustres universales. Un líder disruptivo no puede vivir de espaldas a esta realidad.

Pareciera tema común hablar de esto, pero no lo es tanto si se tiene como punta de lanza los cambios dimensionales que estos últimos meses han traído al paso. Por lo que los conceptos anquilosados de “líder” son perfectibles, no se puede hablar de evolución si no hay disrupción.

Y como todo tema tratante aquí se debe a la suma de factores y no a la resta de vectores, se enumeran otras más que se adhieren para aquellos que han nacido con una mancha especial o en su defecto, para aquellos que quieran ser manchados especialmente con el asiduo trabajo.

Teniendo como base cualidades ya establecidas, se precisan toques de disrupción.

Credibilidad: Hace relación con el liderazgo desarrollado a través de la comunicación, la capacidad de elocuencia y la consistencia.

Respeto: Se refiere al tipo de líder disruptivo que debe crear espacios de participación que faciliten a todos los demás líderes a expresar libremente sus ideas e inquietudes, de tal manera que estas se conviertan en iniciativas de crecimiento y sobre todo progreso.

Imparcialidad: El líder disruptivo debe estar firmemente comprometido con la equidad y la ausencia de favoritismo. Primero la justicia social que a la cabida de dádivas personales.

Camaradería: Descansa en la inteligencia emocional de líder progresista y del grupo, y de cómo reaccionan frente a diversas situaciones sin perder el sentido de equipo. La fraternidad es cualidad altamente de un líder del presente siglo

Orgullo: Tiene que ver con los sentimientos hacia las diferentes facetas relacionadas con el trabajo que se adelanta, el equipo al que se pertenece, y los sentimientos de adherencia que genera la pertenencia a distintos nichos de la comunidad. Más vale un verdadero orgullo que una falsa modestia.

Aquellos líderes actuales que no asuman la evolución, se correrá un riesgo enorme al subestimar el impacto del entorno o al no entender bien que está pasando y que puede suceder en el futuro previsible cuando se están presentando cambios trascendentales.

De todas maneras, la actitud de un líder disruptivamente progresista frente a la ética interna y la responsabilidad social de la gente, institución o partido político que representa, determina el clima organizacional y la consecución de los objetivos generales en una sociedad, ya que este tipo de líder no posee un componente social. Es un componente social.