/ lunes 4 de enero de 2021

El 2020 se va, la COVID no

El 2020, sin lugar a duda, nos ha dejado grandes enseñanzas, se han recuperado valores que se habían perdido, nos ha traído avances tecnológicos y científicos y muchas otras cosas más, sin embargo, nada de eso se equipara con las pérdidas humanas y los retrocesos económicos y sociales que se han generado en este año que termina.

Actualmente, un conjunto de acciones son las armas con las que hemos contamos para poder combatir esta pandemia (desde su inicio), sin embargo, algunas de estas han traído consecuencias sumamente graves para las naciones: la informalidad, la pobreza, las cuestiones culturales, la educación, el tamaño de la población, el poder adquisitivo de cada nación y muchas otras variables más han sido determinantes, de ellas dependió el grado de afectación de cada país o región. Estas decisiones que los gobernantes han considerado la única opción para poder preservar la vida de sus habitantes, hablo del confinamiento y el cierre parcial o total de las actividades económicas no esenciales, trajeron consigo más pobreza y una brecha aún mayor para las sociedades, donde la desigualdad dejó ver que faltaba mucho por hacer, ahora falta más.

Si bien, se ha logrado lo que tanto hemos anhelado, la creación de una vacuna y, con ello, se ha iniciado la campaña de vacunación a lo largo del mundo, aún no podemos cantar victoria, estamos obligados a cuidar de todos y, sobre todo, comprender que la demanda de dosis a las farmacéuticas es muy alta, lo cual (desgraciadamente) vendrá a afectar aún más a las zonas pobres del mundo, regiones y países enteros que no cuentan ni con la capacidad económica para adquirir estas vacunas sin enfrentar un alto costo de oportunidad, ni con la infraestructura para llevar a cabo una campaña de vacunación de estas magnitudes, es ahí donde las naciones más ricas y las organizaciones jugarán un papel clave en esta lucha contra este virus.

La vacuna nos hace pensar que estamos en la recta final de esta pandemia, pero ahora el tiempo jugará un papel clave, pues los hospitales han llegado a su máxima capacidad, los soldados (todos aquellos que hacen posible el confinamiento; doctores, enfermeras, administrativos, repartidor es, choferes, etc., etc., etc.) están al borde del colapso físico y mental, las empresas que sobrevivieron ya están al borde de la quiebra, donde la necesidad ha rebasado a la generosidad y el egoísmo nos ha cobrado muchas vidas, por lo anterior.

No me queda más que desearles que para este 2021 ustedes y sus familiares puedan gozar de salud y trabajo, lo demás es ganancia, justo como nos lo hizo saber mediante una de las muchas enseñanzas del año que se fue. No bajemos la guardia y sigamos acatando las medidas implementadas por las autoridades, seamos pacientes con la llegada de la vacuna y preparémonos para darlo todo en este nuevo año, seamos nuestra mejor versión pues cuando esto termine tendremos mucho por reparar, oportunidades que tomar, papeles que asumir y muchos abrazos que entregar.

El 2020, sin lugar a duda, nos ha dejado grandes enseñanzas, se han recuperado valores que se habían perdido, nos ha traído avances tecnológicos y científicos y muchas otras cosas más, sin embargo, nada de eso se equipara con las pérdidas humanas y los retrocesos económicos y sociales que se han generado en este año que termina.

Actualmente, un conjunto de acciones son las armas con las que hemos contamos para poder combatir esta pandemia (desde su inicio), sin embargo, algunas de estas han traído consecuencias sumamente graves para las naciones: la informalidad, la pobreza, las cuestiones culturales, la educación, el tamaño de la población, el poder adquisitivo de cada nación y muchas otras variables más han sido determinantes, de ellas dependió el grado de afectación de cada país o región. Estas decisiones que los gobernantes han considerado la única opción para poder preservar la vida de sus habitantes, hablo del confinamiento y el cierre parcial o total de las actividades económicas no esenciales, trajeron consigo más pobreza y una brecha aún mayor para las sociedades, donde la desigualdad dejó ver que faltaba mucho por hacer, ahora falta más.

Si bien, se ha logrado lo que tanto hemos anhelado, la creación de una vacuna y, con ello, se ha iniciado la campaña de vacunación a lo largo del mundo, aún no podemos cantar victoria, estamos obligados a cuidar de todos y, sobre todo, comprender que la demanda de dosis a las farmacéuticas es muy alta, lo cual (desgraciadamente) vendrá a afectar aún más a las zonas pobres del mundo, regiones y países enteros que no cuentan ni con la capacidad económica para adquirir estas vacunas sin enfrentar un alto costo de oportunidad, ni con la infraestructura para llevar a cabo una campaña de vacunación de estas magnitudes, es ahí donde las naciones más ricas y las organizaciones jugarán un papel clave en esta lucha contra este virus.

La vacuna nos hace pensar que estamos en la recta final de esta pandemia, pero ahora el tiempo jugará un papel clave, pues los hospitales han llegado a su máxima capacidad, los soldados (todos aquellos que hacen posible el confinamiento; doctores, enfermeras, administrativos, repartidor es, choferes, etc., etc., etc.) están al borde del colapso físico y mental, las empresas que sobrevivieron ya están al borde de la quiebra, donde la necesidad ha rebasado a la generosidad y el egoísmo nos ha cobrado muchas vidas, por lo anterior.

No me queda más que desearles que para este 2021 ustedes y sus familiares puedan gozar de salud y trabajo, lo demás es ganancia, justo como nos lo hizo saber mediante una de las muchas enseñanzas del año que se fue. No bajemos la guardia y sigamos acatando las medidas implementadas por las autoridades, seamos pacientes con la llegada de la vacuna y preparémonos para darlo todo en este nuevo año, seamos nuestra mejor versión pues cuando esto termine tendremos mucho por reparar, oportunidades que tomar, papeles que asumir y muchos abrazos que entregar.