La patria de Martí, de Fidel, del Che han soportado múltiples agresiones por parte del imperialismo norteamericano y sus aliados, acentuadas de manera importante en los últimos años, incrementando el bloqueo económico, comercial y financiero, provocando un impacto profundo a la población cubana.
La ley extraterritorial yanqui para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana también conocida como “Ley Helms-Burton”, sustenta jurídicamente las acciones genocidas contra Cuba. El gobierno norteamericano presiona a terceros países para evitar las relaciones de todo tipo con Cuba; dispone de un sistema de represalias políticas y jurídicas contra compañías que se vinculan con la Isla; obliga al Presidente estadounidense a informar todos los años al Congreso la relación de las actividades comerciales que realiza Cuba con otras naciones y las acciones que debieron ser impuestas; remarca, con desfachatez, que, aun derrocada la Revolución y con un gobierno títere de los EE.UU, seguiría aplicándose el bloqueo hasta que se realicen las devoluciones de propiedades a los “afectados” por las nacionalizaciones que tuvieron lugar con posterioridad a 1959.
La nueva agresión contra Cuba proviene de una disposición que emitió Donald Trump, el 11 de enero de 2021, nueve días antes de terminar su mandato, al incluir a Cuba en la lista de los países patrocinadores del terrorismo lo que, además de ser una falsedad, representa el incremento de las acciones en tribunales de los EE.UU., para interponer demandas en virtud del Título III de la Ley Helms-Burton; en materia financiera, particularmente en relación con las posibilidades de préstamos, financiamiento, inversiones extranjeras, instalación de empresas de otros países en la Isla, ejercer sanciones contra las empresas navieras, transportistas, aseguradoras o resguardadoras involucradas en el suministro de combustible; es decir, realizan una intensa y minuciosa persecución respecto de las transacciones financieras con los consiguientes obstáculos para el suministro de recursos de primer orden hacia Cuba.
El actual gobierno yanqui mantiene intacta tal decisión, con pleno conocimiento de que los pretextos utilizados para esa arbitraria calificación fueron deshonestos. Cuba ha sido víctima del terrorismo organizado y financiado durante años desde territorio norteamericano con ataques terroristas a instalaciones estratégicas para la economía, utilización de guerras bacteriológicas, atentados al jefe de estado además de la guerra económica.
Del 1º de marzo de 2023 hasta el 29 de febrero de 2024, el bloqueo causó daños y perjuicios materiales a Cuba estimados en el orden de los 5,056.80 millones de dólares.
A lo largo de 65 años de bloqueo, se estima que el daño material suma 164 mil millones de dólares, lo que representa 14 millones diarios que permitirían resolver necesidades de la población en todas las esferas: salud, educación, vivienda, cultura además del bloqueo sobre las exportaciones cubanas, principalmente en el sector turístico, la despiadada persecución a las operaciones bancario-financieras del país, así como los daños integrales al sistema empresarial cubano y a la producción y los servicios y la energía.
El próximo 30 de Octubre en la ONU se votará una resolución para exigir el cese del bloqueo contra Cuba y sus aliados. México votará contra el bloqueo. Los ciudadanos del mundo votarán contra el bloqueo. Basta ya de promover guerras, genocidios, bloqueos contra países que no acepten mandatos de las potencias mundiales.
No más bloqueo contra Cuba.