/ domingo 16 de enero de 2022

El edema sanitario y la socarronería

Estimados lectores, en primer orden de importancia: Manténganse en lo más posible a resguardo. La ola –sin que importe su número y cronología- de contagios va en aumento. Tampoco debemos hacer caso del discurso oficial, menos que se trate del “covidcito” según el ya inefable “Tlataoani” en turno y menos aún después de tanta socarronería irresponsable del disque mandatario de Palacio Nacional y disculpen los improperios, pero sí molesta que haga sorna de un edema como ya es el mentado Covit y que tal parece, llegó para quedarse largo tiempo. Él sabrá si se lo trata con “vaporub”, (Tal vez esté usando la marca “666”) o con baños de asiento, pero como hay seguidores ciegos, sus posturas son peligrosas para la salud pública o hasta creerá que así se nos “olvida”, su negligencia al respecto. Lo más certero es saber que es una técnica ranchera para hacerse notar ante la opinión pública.

Hay temas de mayor preocupación –ya señalado que en primer lugar está nuestra salud física-. Vemos en los medios diversos de comunicación, una pugna que puede dar risa a los cándidos: El “Tlataoani” y sus huestes, versus el INE y todo lo que huela a organismo serio e independiente. Ojalá quedara en la mera diatriba, que incluso, podría tacharse de normal, en todo régimen democrático.

Es cierto que la “democracia” en México, nos cuesta a los ciudadanos y/o contribuyentes fiscales y, es, igual verdad, que es muy costosa. Los funcionarios del INE, han sido los consentidos del sistema político, hoy están en la mira, no sólo porque ganen buenos sueldos y tengan prestaciones envidiables, sino porque estorban al nuevo régimen y más concretamente –sospechan los avezados detractores de AMLO- el fondo es: La desaparición del Instituto, tal y como, todavía hoy funciona y lo conocemos.

No es secreto que también en Venezuela, Nicaragua o Cuba, por mencionar algunos países que admira el señor presidente –aunque no sabemos si haya verdad en ese punto y menos, si exista reciprocidad para acá, desde luego sólo de sus gobernantes- y desde luego, respetando a los habitantes de esos lares, en sus preferencias políticas, pero parece que una mayoría de mexicanos, estamos de acuerdo en que existan y sobre todo funcionen, organismos independientes como el mentado INE, es decir, se entiende que se trata de la Institución Pública que tanto ha costado en todos sentidos. No se trata de defender a su actual consejero Córdoba Vianello, ni tampoco de solapar los timos políticos de la 4T. Las Instituciones Políticas, Sociales, Electorales, Educativas, etc., están por encima de esas personas y más alto, el Pueblo de México, en donde, como he insistido, radica la Soberanía Nacional.

Esa visión, nos debe llevar a un análisis de fondo, que surge de la inquisición: ¿Los mexicanos hemos perdido nuestra Identidad Cívica?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Es una pregunta muy inquietante y basta ver, por ejemplo, como somos vapuleados por políticos de membrete, o líderes huérfanos (sin mamá y de padre desconocido), por partidos políticos sin rumbo. ¿Cómo hemos llegado a permitir tales atentados? Incluso, los hay de Lesa Humanidad y seguimos tan campantes. Y ellos –los políticos venales- tan frescos. ¿Hemos perdido la casta? Quienes, en el futuro, lean la historia, no podrán creer que, por ejemplo, en Guanajuato, haya sido la “Cuna de la Independencia”. Cuídense mucho, mis estimados.

Estimados lectores, en primer orden de importancia: Manténganse en lo más posible a resguardo. La ola –sin que importe su número y cronología- de contagios va en aumento. Tampoco debemos hacer caso del discurso oficial, menos que se trate del “covidcito” según el ya inefable “Tlataoani” en turno y menos aún después de tanta socarronería irresponsable del disque mandatario de Palacio Nacional y disculpen los improperios, pero sí molesta que haga sorna de un edema como ya es el mentado Covit y que tal parece, llegó para quedarse largo tiempo. Él sabrá si se lo trata con “vaporub”, (Tal vez esté usando la marca “666”) o con baños de asiento, pero como hay seguidores ciegos, sus posturas son peligrosas para la salud pública o hasta creerá que así se nos “olvida”, su negligencia al respecto. Lo más certero es saber que es una técnica ranchera para hacerse notar ante la opinión pública.

Hay temas de mayor preocupación –ya señalado que en primer lugar está nuestra salud física-. Vemos en los medios diversos de comunicación, una pugna que puede dar risa a los cándidos: El “Tlataoani” y sus huestes, versus el INE y todo lo que huela a organismo serio e independiente. Ojalá quedara en la mera diatriba, que incluso, podría tacharse de normal, en todo régimen democrático.

Es cierto que la “democracia” en México, nos cuesta a los ciudadanos y/o contribuyentes fiscales y, es, igual verdad, que es muy costosa. Los funcionarios del INE, han sido los consentidos del sistema político, hoy están en la mira, no sólo porque ganen buenos sueldos y tengan prestaciones envidiables, sino porque estorban al nuevo régimen y más concretamente –sospechan los avezados detractores de AMLO- el fondo es: La desaparición del Instituto, tal y como, todavía hoy funciona y lo conocemos.

No es secreto que también en Venezuela, Nicaragua o Cuba, por mencionar algunos países que admira el señor presidente –aunque no sabemos si haya verdad en ese punto y menos, si exista reciprocidad para acá, desde luego sólo de sus gobernantes- y desde luego, respetando a los habitantes de esos lares, en sus preferencias políticas, pero parece que una mayoría de mexicanos, estamos de acuerdo en que existan y sobre todo funcionen, organismos independientes como el mentado INE, es decir, se entiende que se trata de la Institución Pública que tanto ha costado en todos sentidos. No se trata de defender a su actual consejero Córdoba Vianello, ni tampoco de solapar los timos políticos de la 4T. Las Instituciones Políticas, Sociales, Electorales, Educativas, etc., están por encima de esas personas y más alto, el Pueblo de México, en donde, como he insistido, radica la Soberanía Nacional.

Esa visión, nos debe llevar a un análisis de fondo, que surge de la inquisición: ¿Los mexicanos hemos perdido nuestra Identidad Cívica?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Es una pregunta muy inquietante y basta ver, por ejemplo, como somos vapuleados por políticos de membrete, o líderes huérfanos (sin mamá y de padre desconocido), por partidos políticos sin rumbo. ¿Cómo hemos llegado a permitir tales atentados? Incluso, los hay de Lesa Humanidad y seguimos tan campantes. Y ellos –los políticos venales- tan frescos. ¿Hemos perdido la casta? Quienes, en el futuro, lean la historia, no podrán creer que, por ejemplo, en Guanajuato, haya sido la “Cuna de la Independencia”. Cuídense mucho, mis estimados.

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