/ miércoles 17 de agosto de 2022

El Gran Bajío

Últimamente se escucha mucha publicidad del Bajío. Prácticamente quienes no lo conocen, escuchan los detalles del cielo en la tierra.

Durante la última década, la región del Bajío registró el mayor dinamismo económico del país, cuyos integrantes se encuentran entre los mejores en crecimiento de la actividad económica, principalmente: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre el 2010 y el 2019, el Bajío presentó una tasa promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) de 4.0%, mientras a nivel nacional el aumento fue de 2.5%.

Desconozco la razón del por qué no son incluidas también otras zonas del Bajío en este prometedor promedio, como si una gran área de Michoacán, incluidas las zonas metropolitanas de Morelia, Zamora , Sahuayo y La Piedad, así como otras áreas de Jalisco altamente pobladas, entre ellas Guadalajara, no pertenecieran a esta región. Son los hermanos parias.

Tampoco tocan la desigualdad que existe en estados como Guanajuato, donde el Índice de Desarrollo Económico y PIB cercano al 4% son, es en parte, gracias a las remesas de paisanos en EU y no al clúster automotriz que solo genera los salarios mínimos de los obreros que laboran en condiciones tan adversas como las de inicios de la Revolución Industrial.

De la inseguridad en Guanajuato, mejor ni hablar, y no porque no sepa uno nada de ella, sino porque se conoce de más, tanto que hasta es peligroso andar de bocón, pero tan mal estamos que instituciones educativas como el Tecnológico de Monterrey están cerrando o cambiando a otros estados sus campus.

Así que si se quiere venir a habitar al cielo en la tierra, piénselo dos veces: encontrará buen clima, ciudades históricas y trabajo, pero como obrero, con uno o dos salarios mínimos. Tome en cuenta que aquí la brecha salarial es enorme, y también agréguele que tiene más posibilidades que en ninguna otra región de quedar en medio del fuego cruzado entre 2 cárteles rivales.

La zona más rica es el corredor industrial que se extiende a lo largo de la Carretera Panamericana (hoy conocida como la carretera Federal 45) y con una alerta de prohibición para los estadounidenses y sus trabajadores consulares por su alta peligrosidad. Dos de las diez áreas urbanas más violentas del Mundo están a la vera de este tramo.

En San Miguel de Allende o Querétaro, las 2 ciudades más habitables y monas de los 4 estados promocionados dentro del Gran Bajío (pondría a Morelia en el primer lugar, si no es que la tienen más relegada de la fiesta que al tío borrachín que acaba de salir del anexo de rehabilitación) los lotes en cualquier fraccionamiento decente superan los 20 mil pesos el metro cuadrado, además de que la vida y el comercio en San Miguel de Allende se cotizan en dólares estadounidenses.

Los que somos del Bajío lo presumimos como la tierra de Jorge Negrete, de Juventino Rosas o de Diego Rivera, escenografía de las películas de la Época de Oro del Cine Mexicano y alguno que otro western de Hollywood. Lugar donde se dan los hombres (y no precisamente unos con otros) y tenemos el ejemplo de Los Altos de Jalisco donde habitan las mujeres más bellas del mundo (¡ups!, perdón, Jalisco también quedó relegado del proyecto El Gran Bajío), y aún así no debemos cerrar los ojos ante los problemas de inseguridad y desigualdad que nos aquejan, como si fuera el amor de madre, que no se fija en chingaderas.

Últimamente se escucha mucha publicidad del Bajío. Prácticamente quienes no lo conocen, escuchan los detalles del cielo en la tierra.

Durante la última década, la región del Bajío registró el mayor dinamismo económico del país, cuyos integrantes se encuentran entre los mejores en crecimiento de la actividad económica, principalmente: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre el 2010 y el 2019, el Bajío presentó una tasa promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) de 4.0%, mientras a nivel nacional el aumento fue de 2.5%.

Desconozco la razón del por qué no son incluidas también otras zonas del Bajío en este prometedor promedio, como si una gran área de Michoacán, incluidas las zonas metropolitanas de Morelia, Zamora , Sahuayo y La Piedad, así como otras áreas de Jalisco altamente pobladas, entre ellas Guadalajara, no pertenecieran a esta región. Son los hermanos parias.

Tampoco tocan la desigualdad que existe en estados como Guanajuato, donde el Índice de Desarrollo Económico y PIB cercano al 4% son, es en parte, gracias a las remesas de paisanos en EU y no al clúster automotriz que solo genera los salarios mínimos de los obreros que laboran en condiciones tan adversas como las de inicios de la Revolución Industrial.

De la inseguridad en Guanajuato, mejor ni hablar, y no porque no sepa uno nada de ella, sino porque se conoce de más, tanto que hasta es peligroso andar de bocón, pero tan mal estamos que instituciones educativas como el Tecnológico de Monterrey están cerrando o cambiando a otros estados sus campus.

Así que si se quiere venir a habitar al cielo en la tierra, piénselo dos veces: encontrará buen clima, ciudades históricas y trabajo, pero como obrero, con uno o dos salarios mínimos. Tome en cuenta que aquí la brecha salarial es enorme, y también agréguele que tiene más posibilidades que en ninguna otra región de quedar en medio del fuego cruzado entre 2 cárteles rivales.

La zona más rica es el corredor industrial que se extiende a lo largo de la Carretera Panamericana (hoy conocida como la carretera Federal 45) y con una alerta de prohibición para los estadounidenses y sus trabajadores consulares por su alta peligrosidad. Dos de las diez áreas urbanas más violentas del Mundo están a la vera de este tramo.

En San Miguel de Allende o Querétaro, las 2 ciudades más habitables y monas de los 4 estados promocionados dentro del Gran Bajío (pondría a Morelia en el primer lugar, si no es que la tienen más relegada de la fiesta que al tío borrachín que acaba de salir del anexo de rehabilitación) los lotes en cualquier fraccionamiento decente superan los 20 mil pesos el metro cuadrado, además de que la vida y el comercio en San Miguel de Allende se cotizan en dólares estadounidenses.

Los que somos del Bajío lo presumimos como la tierra de Jorge Negrete, de Juventino Rosas o de Diego Rivera, escenografía de las películas de la Época de Oro del Cine Mexicano y alguno que otro western de Hollywood. Lugar donde se dan los hombres (y no precisamente unos con otros) y tenemos el ejemplo de Los Altos de Jalisco donde habitan las mujeres más bellas del mundo (¡ups!, perdón, Jalisco también quedó relegado del proyecto El Gran Bajío), y aún así no debemos cerrar los ojos ante los problemas de inseguridad y desigualdad que nos aquejan, como si fuera el amor de madre, que no se fija en chingaderas.

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