/ jueves 8 de marzo de 2018

El Ingenioso Hidalgo

El Ingenioso Hidalgo

“La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”.

 

Sergio Arellano Rabiela

@ArellanoRabiela

 

Uno de los grandes retos de la humanidad, del desarrollo, de su creatividad e innovación hace de la inteligencia humana una verdadera solución a los problemas actuales, tomando como base fundamental al talento. Cervantes señala a través del Quijote “La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”.  Este talento se considera como aquellas valoraciones que se extrapolan al resto de áreas de  desempeño profesional  y  al  análisis  de  las  habilidades  y  competencias  en  distintas esferas. El talento se ha  convertido en  un mantra  utilizado  a  la  hora  de evaluar  y  de  plantear  aspectos  de  las  características y rasgos  individuales vinculados al entorno laboral y profesional. El talento de acuerdo a la definición que nos propone la Real Academia Española de la Lengua, en su primera acepción significa inteligencia, la segunda de ellas nos traslada a la idea de aptitud, por lo tanto, se relaciona directamente con nuestra inteligencia como factor determinante.  Desde la antigüedad,  y  a  través  distintos  órdenes  del  conocimiento,  el hombre  ha  pretendido  describir  y  calificar  el contenido  de  la  inteligencia humana. En la actualidad, y con la profundización desde distintas disciplinas, la inteligencia sigue siendo una realidad en continua investigación y reflexión. Las ciencias que se  han  aproximado  con  mayor  énfasis  en  la  labor  de  definir y describir la idea de inteligencia son de acuerdo a tres grupos de definiciones: biológicas, psicológicas y operacionales. Las definiciones biológicas consideran que la inteligencia se encuentra relacionada con la adaptación al ambiente, citando a Jean Piaget, quien describe la inteligencia como un sistema de operaciones vivas y actuantes. Las definiciones psicológicas basan su  conceptualización  bajo  el prisma de las diferencias que identificamos entre los distintos individuos y su cuantificación. Las definiciones de tipo  operacional   descansan  sobre  la  premisa  de que la inteligencia es aquello que los distintos recursos y pruebas miden, los  resultados  obtenidos. Dentro de este modelo  se  encuentran  las aportaciones como las de Boring. ¿Sabían ustedes que grandes empresas como lo es google en su área de recursos humanos ya no les resulta interesante saber en qué universidad estudió, cuantos grados tiene, que currículo de vida le antecede? Lo que más impacta es el desarrollo del talento. En la obra del Quijote queda más que claro que la imaginación de aquel caballero andante, nos denota gran talento para explicar ejes de gran valía como la justicia, la igualdad, la lucha y conquista de ideales. “No tengo ningún talento especial. Sólo soy apasionadamente curioso, Albert Einstein”.

El Ingenioso Hidalgo

“La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”.

 

Sergio Arellano Rabiela

@ArellanoRabiela

 

Uno de los grandes retos de la humanidad, del desarrollo, de su creatividad e innovación hace de la inteligencia humana una verdadera solución a los problemas actuales, tomando como base fundamental al talento. Cervantes señala a través del Quijote “La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”.  Este talento se considera como aquellas valoraciones que se extrapolan al resto de áreas de  desempeño profesional  y  al  análisis  de  las  habilidades  y  competencias  en  distintas esferas. El talento se ha  convertido en  un mantra  utilizado  a  la  hora  de evaluar  y  de  plantear  aspectos  de  las  características y rasgos  individuales vinculados al entorno laboral y profesional. El talento de acuerdo a la definición que nos propone la Real Academia Española de la Lengua, en su primera acepción significa inteligencia, la segunda de ellas nos traslada a la idea de aptitud, por lo tanto, se relaciona directamente con nuestra inteligencia como factor determinante.  Desde la antigüedad,  y  a  través  distintos  órdenes  del  conocimiento,  el hombre  ha  pretendido  describir  y  calificar  el contenido  de  la  inteligencia humana. En la actualidad, y con la profundización desde distintas disciplinas, la inteligencia sigue siendo una realidad en continua investigación y reflexión. Las ciencias que se  han  aproximado  con  mayor  énfasis  en  la  labor  de  definir y describir la idea de inteligencia son de acuerdo a tres grupos de definiciones: biológicas, psicológicas y operacionales. Las definiciones biológicas consideran que la inteligencia se encuentra relacionada con la adaptación al ambiente, citando a Jean Piaget, quien describe la inteligencia como un sistema de operaciones vivas y actuantes. Las definiciones psicológicas basan su  conceptualización  bajo  el prisma de las diferencias que identificamos entre los distintos individuos y su cuantificación. Las definiciones de tipo  operacional   descansan  sobre  la  premisa  de que la inteligencia es aquello que los distintos recursos y pruebas miden, los  resultados  obtenidos. Dentro de este modelo  se  encuentran  las aportaciones como las de Boring. ¿Sabían ustedes que grandes empresas como lo es google en su área de recursos humanos ya no les resulta interesante saber en qué universidad estudió, cuantos grados tiene, que currículo de vida le antecede? Lo que más impacta es el desarrollo del talento. En la obra del Quijote queda más que claro que la imaginación de aquel caballero andante, nos denota gran talento para explicar ejes de gran valía como la justicia, la igualdad, la lucha y conquista de ideales. “No tengo ningún talento especial. Sólo soy apasionadamente curioso, Albert Einstein”.