/ martes 7 de abril de 2020

El manejo del COVID-19

En estas semanas que he estado en aislamiento voluntario, a efecto de contribuir en el control de la pandemia para que cause el menor daño posible, he visto frecuentemente la conferencia de prensa dirigida por el Dr. Hugo López Gatell, subsecretario para la Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud del gobierno federal. Llama la atención el alto grado de erudición mostrado y demostrado no solamente por el Dr. López Gatell, sino por el equipo médico responsable de hacerle frente a la pandemia para minimizar los daños: un altísimo porcentaje de ellos tiene el máximo grado académico (doctorado) y pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, cuya membresía es previa a diciembre de 2018, fecha en que inició su gestión el Presidente López Obrador.

En ese orden de ideas, también es de llamar mi atención, de manera poderosa, la feroz crítica de algunos, en torno a las medidas tomadas por el gobierno federal, proponiendo medidas más drásticas de aislamiento y sugiriendo airadamente, en tono de exigencia, que se replique el esquema tomado en otras latitudes, como en Corea del Sur, en China, en España o en Italia. El motivo de mi interés es debido a que esos opinantes no son voces autorizadas por la comunidad científica del ramo. Por supuesto, su derecho a opinar está vigente, pero sugiero que en ellos quepa la responsabilidad social en momentos como el que atravesamos, pues opinar una memez no contribuye a mejorar el entorno y, mucho menos, la pandemia.

Sorpresa y un dejo de malestar al saber que el Festival Vive Latino, celebrado hace tres semanas, en el que se congregó un grupo grandísimo de personas, no haya dejado un contagio masivo, como algunos opinantes vaticinaban.

Y es que la atención a la pandemia en México, debe ser distinta a la de otros países, pues resulta necesario considerar las características de nuestro sistema sanitario, la cercanía epidemiológica con el origen, el tamaño del territorio nacional, el tamaño poblacional, el sistema político y la dependencia económica del flujo de personas y mercancías. Por tanto, luego del análisis de las variables precitadas, México se decidió por el modelo de vigilancia para fenómenos generalizados y no el de la ortodoxia actualizada (como en China o en Rusia), el de la tecnología poblacional (como en Corea del Sur), o el de la historia natural de la enfermedad y la optimización de la intervención (como en Reino Unido y los Países Bajos).

Llama la atención la coordinación entre los distintos sectores y ámbitos del gobierno, estos, destacando la comunicación federal-estatal, aquella visualizada con el acuerdo, la comunicación, las medidas adoptadas a la orden de una sola voz (la del Presidente) y la consecuente acción de Gobernación, Relaciones Exteriores, Salud, Defensa Nacional y Marina Armada, por citar las más visibles.

Un gobierno, pues, de científicos, de políticos (en la mejor de las connotaciones) y coordinados, dejando de lado las filias y fobias partidistas, aunque, lamentablemente, en este caso, haya excepciones que confirman la regla.

Es muy pronto para saber cuál será el resultado de esta catástrofe; sin embargo, hay razones para pensar que se están tomando las mejores decisiones; un somero comparativo lo confirma, al revisar la cantidad de decesos ocurridos en el vecino país del norte o en algunos países hermanos latinoamericanos. Al tiempo. En vía de mientras, quédate en casa.

germanrodriguez32@hotmail.com

En estas semanas que he estado en aislamiento voluntario, a efecto de contribuir en el control de la pandemia para que cause el menor daño posible, he visto frecuentemente la conferencia de prensa dirigida por el Dr. Hugo López Gatell, subsecretario para la Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud del gobierno federal. Llama la atención el alto grado de erudición mostrado y demostrado no solamente por el Dr. López Gatell, sino por el equipo médico responsable de hacerle frente a la pandemia para minimizar los daños: un altísimo porcentaje de ellos tiene el máximo grado académico (doctorado) y pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, cuya membresía es previa a diciembre de 2018, fecha en que inició su gestión el Presidente López Obrador.

En ese orden de ideas, también es de llamar mi atención, de manera poderosa, la feroz crítica de algunos, en torno a las medidas tomadas por el gobierno federal, proponiendo medidas más drásticas de aislamiento y sugiriendo airadamente, en tono de exigencia, que se replique el esquema tomado en otras latitudes, como en Corea del Sur, en China, en España o en Italia. El motivo de mi interés es debido a que esos opinantes no son voces autorizadas por la comunidad científica del ramo. Por supuesto, su derecho a opinar está vigente, pero sugiero que en ellos quepa la responsabilidad social en momentos como el que atravesamos, pues opinar una memez no contribuye a mejorar el entorno y, mucho menos, la pandemia.

Sorpresa y un dejo de malestar al saber que el Festival Vive Latino, celebrado hace tres semanas, en el que se congregó un grupo grandísimo de personas, no haya dejado un contagio masivo, como algunos opinantes vaticinaban.

Y es que la atención a la pandemia en México, debe ser distinta a la de otros países, pues resulta necesario considerar las características de nuestro sistema sanitario, la cercanía epidemiológica con el origen, el tamaño del territorio nacional, el tamaño poblacional, el sistema político y la dependencia económica del flujo de personas y mercancías. Por tanto, luego del análisis de las variables precitadas, México se decidió por el modelo de vigilancia para fenómenos generalizados y no el de la ortodoxia actualizada (como en China o en Rusia), el de la tecnología poblacional (como en Corea del Sur), o el de la historia natural de la enfermedad y la optimización de la intervención (como en Reino Unido y los Países Bajos).

Llama la atención la coordinación entre los distintos sectores y ámbitos del gobierno, estos, destacando la comunicación federal-estatal, aquella visualizada con el acuerdo, la comunicación, las medidas adoptadas a la orden de una sola voz (la del Presidente) y la consecuente acción de Gobernación, Relaciones Exteriores, Salud, Defensa Nacional y Marina Armada, por citar las más visibles.

Un gobierno, pues, de científicos, de políticos (en la mejor de las connotaciones) y coordinados, dejando de lado las filias y fobias partidistas, aunque, lamentablemente, en este caso, haya excepciones que confirman la regla.

Es muy pronto para saber cuál será el resultado de esta catástrofe; sin embargo, hay razones para pensar que se están tomando las mejores decisiones; un somero comparativo lo confirma, al revisar la cantidad de decesos ocurridos en el vecino país del norte o en algunos países hermanos latinoamericanos. Al tiempo. En vía de mientras, quédate en casa.

germanrodriguez32@hotmail.com