/ domingo 5 de junio de 2022

El Medio Ambiente

“La naturaleza no hace nada incompleto ni nada en vano” Aristóteles.

El pez grande se come al chico, un refrán para referirse al abuso del poderoso sumisa al débil, el grande que domina al pequeño. Proverbio que en el vivir cotidiano se amolda a la subsistencia de los seres vivos, eje vital de la cadena alimenticia desde las plantas hasta los vertebrados más avanzados de la escala zoológica.

Cadena que se inicia en el productor primario de compuestos orgánicos bajo el principio de la química del carbono, aquel que no necesita de otro ser vivo para alimentarse, que solo necesita sustancias tan simples como el dióxido de carbono, por lo general usando la energía de la luz y reacciones químicas inorgánicas para llegar a producir la materia que compone el cuerpo viviente más simple, un vegetal, punto de partida y primer eslabón de la cadena alimenticia o cadena trófica.

Una planta, conceptuada por Aristóteles como ser viviente con alma vegetativa bajo la noción que todo ser, desde el vegetal, pasando por los protozoarios unicelulares hasta el más avanzado de la escala zoológica tiene alma, lo que anima. Para complementar, echo mano de la raíz del latín clásico “vegetare” cuyo significado es vivificar, estar vivo.

El pez grande se come al chico para mantenerse vivo. La hormiga llevando a cuestas una hoja de alguna planta para alimentarse. Una gacela se ceba comiendo yerba de la sabana que por complejo proceso digestivo, químico y biológico transforma en su propia carne que devorará el león. La res nutrida por forraje que un día fue planta con vida será la principal fuente proteica de la raza humana. Destruir vida para subsistir es la norma.

La hormiga destruye la vida de la planta para sobrevivir, la gacela y las reses se alimentan de plantas que un día tuvieron vida. Es una secuencia de alimentación que sucede en los seres vivos para mantenerse unos a otros como causa de la selección natural cumpliendo con un rol indispensable en la argolla de la cadena que funciona cuando cada uno de los organismos de un medio ambiente se alimenta del anterior y a la vez, será alimento del siguiente. Un paso en la regulación numérica de las especies.

La fauna salvaje tiene el mejor sistema de ajustar la población animal que evita el exceso de población y se traduzca en hambre y desaparición de la especie por escasez de alimento. El control natural de la población animal es parte del sistema para conservar el equilibrio entre animales y alimentos. Otros reguladores serían fenómenos meteorológicos que destruyen y obligan a reconstruir y/o reproducirse. O el fenómeno de los lemmings, roedores de las praderas árticas generosamente prolíficos que en busca de alimento emigran muriendo muchos al caer de los acantilados, hecho creativo del mito de un suicidio masivo para balancear su número.

¿Y qué sucede en el último eslabón de la cadena, el ser humano? El hombre en uso de la razón tiene elementos para mantener la justa proporción entre el número de habitantes y la producción alimenticia, sin embargo no sucede así. Ambiciones insanas, ignorancia, culturas y religiones levatan barreras que desigualan los elementos físicos y biológicos que rodean a los seres vivos e influyen en su desarrollo y comportamiento.

La gran preocupación de hoy en día es el calentamiento global, el gran devastador del medio ambiente, del futuro de la misma vida.

flokay33@gmail.com




“La naturaleza no hace nada incompleto ni nada en vano” Aristóteles.

El pez grande se come al chico, un refrán para referirse al abuso del poderoso sumisa al débil, el grande que domina al pequeño. Proverbio que en el vivir cotidiano se amolda a la subsistencia de los seres vivos, eje vital de la cadena alimenticia desde las plantas hasta los vertebrados más avanzados de la escala zoológica.

Cadena que se inicia en el productor primario de compuestos orgánicos bajo el principio de la química del carbono, aquel que no necesita de otro ser vivo para alimentarse, que solo necesita sustancias tan simples como el dióxido de carbono, por lo general usando la energía de la luz y reacciones químicas inorgánicas para llegar a producir la materia que compone el cuerpo viviente más simple, un vegetal, punto de partida y primer eslabón de la cadena alimenticia o cadena trófica.

Una planta, conceptuada por Aristóteles como ser viviente con alma vegetativa bajo la noción que todo ser, desde el vegetal, pasando por los protozoarios unicelulares hasta el más avanzado de la escala zoológica tiene alma, lo que anima. Para complementar, echo mano de la raíz del latín clásico “vegetare” cuyo significado es vivificar, estar vivo.

El pez grande se come al chico para mantenerse vivo. La hormiga llevando a cuestas una hoja de alguna planta para alimentarse. Una gacela se ceba comiendo yerba de la sabana que por complejo proceso digestivo, químico y biológico transforma en su propia carne que devorará el león. La res nutrida por forraje que un día fue planta con vida será la principal fuente proteica de la raza humana. Destruir vida para subsistir es la norma.

La hormiga destruye la vida de la planta para sobrevivir, la gacela y las reses se alimentan de plantas que un día tuvieron vida. Es una secuencia de alimentación que sucede en los seres vivos para mantenerse unos a otros como causa de la selección natural cumpliendo con un rol indispensable en la argolla de la cadena que funciona cuando cada uno de los organismos de un medio ambiente se alimenta del anterior y a la vez, será alimento del siguiente. Un paso en la regulación numérica de las especies.

La fauna salvaje tiene el mejor sistema de ajustar la población animal que evita el exceso de población y se traduzca en hambre y desaparición de la especie por escasez de alimento. El control natural de la población animal es parte del sistema para conservar el equilibrio entre animales y alimentos. Otros reguladores serían fenómenos meteorológicos que destruyen y obligan a reconstruir y/o reproducirse. O el fenómeno de los lemmings, roedores de las praderas árticas generosamente prolíficos que en busca de alimento emigran muriendo muchos al caer de los acantilados, hecho creativo del mito de un suicidio masivo para balancear su número.

¿Y qué sucede en el último eslabón de la cadena, el ser humano? El hombre en uso de la razón tiene elementos para mantener la justa proporción entre el número de habitantes y la producción alimenticia, sin embargo no sucede así. Ambiciones insanas, ignorancia, culturas y religiones levatan barreras que desigualan los elementos físicos y biológicos que rodean a los seres vivos e influyen en su desarrollo y comportamiento.

La gran preocupación de hoy en día es el calentamiento global, el gran devastador del medio ambiente, del futuro de la misma vida.

flokay33@gmail.com