/ domingo 28 de noviembre de 2021

El Padre de la Sinfonía

“Las naciones rivalizarían para poner tan valiosa joya dentro de sus fronteras”, Joseph Haydn en referencia a Wolfgang Amadeus Mozart.

Es común que de los famosos se cuenten hechos curiosos y divertidos, las más de las veces se basan de hechos y lugares reales de la vida de alguien que destacó en el tránsito de la vida.

Anécdotas que llaman la atención por la singularidad de tal o cual hecho que despierta una reacción emocional de empatía.

En la música culta no podían faltar, lo mismo en operas bufas que en las composiciones más serias. Creo que no hay un compositor que se escape de una historia tejida y basada en la realidad aunque se acicale con añadidos para hacerlo atractivo. A veces es gancho para incitar explorar la vida y virtudes de un genio musical. En la música clásica o universal, la que no tiene fronteras y ha trascendido a través del tiempo, sobran tanto en la historia de la vida del compositor, de una obra, de un performance e inclusive después de su muerte.

Para algunos noveles, a menudo califican la música clásica como elitista, altiva e incluso aburrida. Si bien cabe la posibilidad de ser cierto, en tiempos y lugares en que este género musical era el dominante, a obras de reconocidos compositores se les calificó como intrascendentes cayendo en el olvido si bien el tiempo y la compenetración a la idea del compositor revirtió el concepto y se siguen escuchando en la actualidad. Si echamos un vistazo a los períodos de la música clásica, entre la etapa del barroco y el romántico se encuentra el “periodo clásico” (1730 – 1820). Su nombre sugiere que sería la “más seria de la música”. Época donde destacan J. Haydn (1732 - 1809) A. Mozart (1756 – 1791) y la primera etapa de Beethoven.

Me ocuparé del primero. Joseph Haydn, llamado el padre del cuarteto de cuerdas y de la sinfonía fue un compositor prolífico, entre óperas, sonatas, cuartetos, composiciones y conciertos para órgano etc. en su haber tiene 104 sinfonías que se bien es cierto que son relativamente breves, sumando tiempos su obra es de grandes dimensiones. Las Sinfonías de Londres (de la 93 a la 99) o Sinfonías Salomon por el nombre del mecenas que lo llevó a la capital del reino británico fueron compuestas entre 1791 y 1795 y en dos de ellas sucedieron detalles que pasaron a anécdotas indiscretas que le dieron nombre. La Sinfonía No. 94 en sol mayor llamada “Sorpresa” es quizá una de las más conocidas del compositor austriaco, durante el estreno en Hanover Square Rooms de Londres, en el segundo movimiento, un magistral tema con variaciones, tras un comienzo lento, suave, melodioso, un súbito acorte fortissimo irrumpe la calma produciendo sorpresa entre la audiencia. Se cuenta que el propósito de Haydn, con este inesperado acorde, fue despertar a los que les había ganado el sueño durante el concierto. La Sinfonía número 96 en re menor fue estrenada la primera vez que pisó una de la salas del Hanover Square. Es conocida como la Sinfonía “Milagrosa”. La atractiva anécdota es que durante la interpretación vino por tierra el gran candil con todo y ceras encendidas y sin embardo, nadie resultó lesionado, ¡un verdadero milagro!

Cierto o no, en la vida de los grandes compositores se han escrito historias que no demeritan la seriedad y la belleza auditiva que nos sigue deleitando a través de los años.

flokay33@gmail.com

“Las naciones rivalizarían para poner tan valiosa joya dentro de sus fronteras”, Joseph Haydn en referencia a Wolfgang Amadeus Mozart.

Es común que de los famosos se cuenten hechos curiosos y divertidos, las más de las veces se basan de hechos y lugares reales de la vida de alguien que destacó en el tránsito de la vida.

Anécdotas que llaman la atención por la singularidad de tal o cual hecho que despierta una reacción emocional de empatía.

En la música culta no podían faltar, lo mismo en operas bufas que en las composiciones más serias. Creo que no hay un compositor que se escape de una historia tejida y basada en la realidad aunque se acicale con añadidos para hacerlo atractivo. A veces es gancho para incitar explorar la vida y virtudes de un genio musical. En la música clásica o universal, la que no tiene fronteras y ha trascendido a través del tiempo, sobran tanto en la historia de la vida del compositor, de una obra, de un performance e inclusive después de su muerte.

Para algunos noveles, a menudo califican la música clásica como elitista, altiva e incluso aburrida. Si bien cabe la posibilidad de ser cierto, en tiempos y lugares en que este género musical era el dominante, a obras de reconocidos compositores se les calificó como intrascendentes cayendo en el olvido si bien el tiempo y la compenetración a la idea del compositor revirtió el concepto y se siguen escuchando en la actualidad. Si echamos un vistazo a los períodos de la música clásica, entre la etapa del barroco y el romántico se encuentra el “periodo clásico” (1730 – 1820). Su nombre sugiere que sería la “más seria de la música”. Época donde destacan J. Haydn (1732 - 1809) A. Mozart (1756 – 1791) y la primera etapa de Beethoven.

Me ocuparé del primero. Joseph Haydn, llamado el padre del cuarteto de cuerdas y de la sinfonía fue un compositor prolífico, entre óperas, sonatas, cuartetos, composiciones y conciertos para órgano etc. en su haber tiene 104 sinfonías que se bien es cierto que son relativamente breves, sumando tiempos su obra es de grandes dimensiones. Las Sinfonías de Londres (de la 93 a la 99) o Sinfonías Salomon por el nombre del mecenas que lo llevó a la capital del reino británico fueron compuestas entre 1791 y 1795 y en dos de ellas sucedieron detalles que pasaron a anécdotas indiscretas que le dieron nombre. La Sinfonía No. 94 en sol mayor llamada “Sorpresa” es quizá una de las más conocidas del compositor austriaco, durante el estreno en Hanover Square Rooms de Londres, en el segundo movimiento, un magistral tema con variaciones, tras un comienzo lento, suave, melodioso, un súbito acorte fortissimo irrumpe la calma produciendo sorpresa entre la audiencia. Se cuenta que el propósito de Haydn, con este inesperado acorde, fue despertar a los que les había ganado el sueño durante el concierto. La Sinfonía número 96 en re menor fue estrenada la primera vez que pisó una de la salas del Hanover Square. Es conocida como la Sinfonía “Milagrosa”. La atractiva anécdota es que durante la interpretación vino por tierra el gran candil con todo y ceras encendidas y sin embardo, nadie resultó lesionado, ¡un verdadero milagro!

Cierto o no, en la vida de los grandes compositores se han escrito historias que no demeritan la seriedad y la belleza auditiva que nos sigue deleitando a través de los años.

flokay33@gmail.com