/ lunes 2 de septiembre de 2019

Feliz, Feliz, Feliz

“La felicidad está dentro de uno, no al lado de alguien” Marilyn Monroe

Sabido es que la sensación es la recepción de estímulos por los órganos de los sentidos. Los hay luminosos, olfativos, auditivos, gustativos y táctiles que se perciben diferente según el procesamiento individual en el sistema nervioso central. Sirva de ejemplo que hay personas, unos más que otros, resistentes al dolor, al frío, etc. Por lo que hay sensaciones que enjuicia el cerebro como agradables o lo opuesto, de manera que lo que para un individuo es placentero, para otro es desagradable.

Pero, ¿somos felices solo por los estímulos físicos agradables? Una sensación de bienestar puede ser pasajera, por ejemplo el escuchar música u oliscar un perfume. El bienestar físico y emocional duradero, es, según mi parecer, lo que sería la felicidad.

Platón planteó que la felicidad es posible cuando una persona puede contemplar la esencia de las cosas que para él son ideas o arquetipos de los seres sensibles. Complementa con “ver” con el intelecto más allá de la ilusión que nos ofrecen nuestros sentidos. Con esta idea, seguramente los anatomistas y fisiólogos echan un brinco por aseverar que la percepción sensorial es ilusoria, o sea errónea de un estímulo real. Es el aprieto constante entre lo material y lo espiritual y esto último a su vez, nos lleva a exégesis filosóficas más complejas.

Otro elemento de las emociones tiene que ver con la fisiología, buen ejemplo son los neurotransmisores de los que ahora se habla con frecuencia y la otra con la psicología. La primera es objetiva, demostrable en laboratorio. La segunda es subjetiva, lo que se cree, lo que se piensa, lo que se siente no demostrable materialmente. Lo cierto es que las emociones, asociadas a la memoria, alteran la atención que puede motivar diferentes conductas en el hombre.

Hace unos días el presidente AMLO fue blanco de burlas hilarantes en las redes por afirmar que el pueblo es feliz, feliz, feliz y de acuerdo a rankings internacionales de la felicidad, no está mal, ocupamos en el sitio 23 entre 156 países estudiados y el mejor colocado de Latinoamérica, pero como dijo Albert Einstein, todo es relativo, nada es absoluto.

La RAE define la felicidad como “Estado de grata satisfacción espiritual y física”. Otra: es “una sensación que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada”. Lamentable es que México es un país de muuuchos pobres y de nivel educativo bajo con metas personales limitadas y fácil de obtener. Por consecuencia, México, en medio de pobreza, violencia y muerte, es un país feliz. Triste realidad.

“La felicidad está dentro de uno, no al lado de alguien” Marilyn Monroe

Sabido es que la sensación es la recepción de estímulos por los órganos de los sentidos. Los hay luminosos, olfativos, auditivos, gustativos y táctiles que se perciben diferente según el procesamiento individual en el sistema nervioso central. Sirva de ejemplo que hay personas, unos más que otros, resistentes al dolor, al frío, etc. Por lo que hay sensaciones que enjuicia el cerebro como agradables o lo opuesto, de manera que lo que para un individuo es placentero, para otro es desagradable.

Pero, ¿somos felices solo por los estímulos físicos agradables? Una sensación de bienestar puede ser pasajera, por ejemplo el escuchar música u oliscar un perfume. El bienestar físico y emocional duradero, es, según mi parecer, lo que sería la felicidad.

Platón planteó que la felicidad es posible cuando una persona puede contemplar la esencia de las cosas que para él son ideas o arquetipos de los seres sensibles. Complementa con “ver” con el intelecto más allá de la ilusión que nos ofrecen nuestros sentidos. Con esta idea, seguramente los anatomistas y fisiólogos echan un brinco por aseverar que la percepción sensorial es ilusoria, o sea errónea de un estímulo real. Es el aprieto constante entre lo material y lo espiritual y esto último a su vez, nos lleva a exégesis filosóficas más complejas.

Otro elemento de las emociones tiene que ver con la fisiología, buen ejemplo son los neurotransmisores de los que ahora se habla con frecuencia y la otra con la psicología. La primera es objetiva, demostrable en laboratorio. La segunda es subjetiva, lo que se cree, lo que se piensa, lo que se siente no demostrable materialmente. Lo cierto es que las emociones, asociadas a la memoria, alteran la atención que puede motivar diferentes conductas en el hombre.

Hace unos días el presidente AMLO fue blanco de burlas hilarantes en las redes por afirmar que el pueblo es feliz, feliz, feliz y de acuerdo a rankings internacionales de la felicidad, no está mal, ocupamos en el sitio 23 entre 156 países estudiados y el mejor colocado de Latinoamérica, pero como dijo Albert Einstein, todo es relativo, nada es absoluto.

La RAE define la felicidad como “Estado de grata satisfacción espiritual y física”. Otra: es “una sensación que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada”. Lamentable es que México es un país de muuuchos pobres y de nivel educativo bajo con metas personales limitadas y fácil de obtener. Por consecuencia, México, en medio de pobreza, violencia y muerte, es un país feliz. Triste realidad.