/ domingo 17 de octubre de 2021

Ficción Política

No es sencillo, en un artículo abarcar todo un tema, sobre todo, complejo como lo es, la política mexicana. Hechos, circunstancias, deslices, maquinaciones engañosas y un sinfín de estrategias, que se escudan en la ignorancia popular, en esa desmemoria tan arraigada en temas políticos. Desde luego, mis estimados lectores, con la gran paradoja de que tenemos una larga historia –con todo y su maquillaje a modo- para informarnos y así, de menos, formarnos una opinión más centrada.

Esto viene a colación, por las posturas de un personaje antes desconocido, y ahora, se puede decir, encumbrado en la política nacional. Tal vez, una parte más o menos interesada en seguir los pasos de tal personaje, pudo percatarse sobre la personalidad de ese individuo y hasta cierto punto, advertir a otros sobre ello. El problema, ha sido y es, la falta de credibilidad –y espero no sufrir esa misma situación- de todo tema político en México. Y no es extraño, pues en general los políticos han contribuido a que casi nadie en su sano juicio, les crea. ¿La solución? Los hechos dicen más que un millar de palabras o discursos.

Y es así, como la población mexicana, incluyendo por supuesto, a una gran mayoría de ciudadanos, que se han desentendido o simplemente, no creen en los políticos, sea cual sea su bandera o color. Y para entender ése fenómeno social, hay que ir diseccionando y estudiando el pasado y correlacionarlo con el presente.

Conservadores y Liberales, están esas corrientes de postura política, en el lenguaje oficialista, haciendo creer son las únicas posibles en el ambiente político. No hay espacio aquí, para referir tanta historia. Los momentos más recalcitrantes de tales posiciones, surgieron en Francia por 1792, un poco antes de estallar la Revolución. Girondinos y Jacobinos, se llamaron lo que hoy, se identifica como Conservadores y Liberales. Unos, moderados y defensores de la monarquía o la burguesía, los otros, radicales, que defendían la instauración de la República, y dar al Pueblo intervención en la Política. Ambos, por supuesto en posiciones socioeconómicas por encima de sus “representados”. Es decir, burgueses y pequeño burgueses.

Así, después en México, estalló la guerra de 1810, que se ha identificado como de la Independencia, aunque no es exacto pues, Hidalgo, (Criollo y “Jacobino”) quería sólo que Fernando VII, regresara al trono español y estaba en realidad en contra de Napoleón III; fue Morelos, (Mestizo y “Jacobino”) quien sí planteó el deslinde con los españoles (1811-13), incluso algunos historiadores le atribuyen autoría de la “primera Constitución Política”, lo que igual, es inexacto, aunque sí un precedente. Luego, vino la guerra de la Reforma, (1858), en otra confrontación iniciada por el ala política conservadora (“Girondinos” mexicanos), que querían asentar las tradiciones monárquicas, intentando derogar la Constitución de 1857, y entonces, reaccionó don Ignacio Comonfort, Presidente de la República, (Quien no estuvo realmente acorde con ninguna de esas posturas, y se califica así, al centro). La Revolución de 1910, al igual entre Conservadores y Liberales, aunque en paradoja grande, Panchito Madero, era precisamente un individuo de ascendencia conservadora, lo que finalmente, le impidió concretar las exigencias jacobinas y del Pueblo (Que no era de ninguna –Girondinos o Jacobinos-, sólo soñaban con la Justicia y la restauración de sus posiciones agrarias originales).

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: De nuevo podemos decir que AMLO, que suponían, observadores y enemigos políticos, era de izquierda, no lo es en sentido estricto. Es de acuerdo a esa tradición política, un Jacobino intransigente, un pequeño burgués agrio y resentido. Es decir, no ha sido rico, pero tampoco pobre (situación que cambia con su arribo al Mandato, de donde saldrá muy rico, que es lo que finalmente ha sido su paradoja: Lo odiaba, porque no lo tenía) Pero, su resorte ha sido un odio manifiesto a los ricos, y en la realidad, un desdén hacia los pobres (carne de cañón) y su plan ranchero es dejarnos a la mayoría en la pobreza, para así, dependamos de su “liderazgo” (Sueño guajiro, que debemos deshacer). Los hechos, así lo demuestran. Como es usual, tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense por favor.

No es sencillo, en un artículo abarcar todo un tema, sobre todo, complejo como lo es, la política mexicana. Hechos, circunstancias, deslices, maquinaciones engañosas y un sinfín de estrategias, que se escudan en la ignorancia popular, en esa desmemoria tan arraigada en temas políticos. Desde luego, mis estimados lectores, con la gran paradoja de que tenemos una larga historia –con todo y su maquillaje a modo- para informarnos y así, de menos, formarnos una opinión más centrada.

Esto viene a colación, por las posturas de un personaje antes desconocido, y ahora, se puede decir, encumbrado en la política nacional. Tal vez, una parte más o menos interesada en seguir los pasos de tal personaje, pudo percatarse sobre la personalidad de ese individuo y hasta cierto punto, advertir a otros sobre ello. El problema, ha sido y es, la falta de credibilidad –y espero no sufrir esa misma situación- de todo tema político en México. Y no es extraño, pues en general los políticos han contribuido a que casi nadie en su sano juicio, les crea. ¿La solución? Los hechos dicen más que un millar de palabras o discursos.

Y es así, como la población mexicana, incluyendo por supuesto, a una gran mayoría de ciudadanos, que se han desentendido o simplemente, no creen en los políticos, sea cual sea su bandera o color. Y para entender ése fenómeno social, hay que ir diseccionando y estudiando el pasado y correlacionarlo con el presente.

Conservadores y Liberales, están esas corrientes de postura política, en el lenguaje oficialista, haciendo creer son las únicas posibles en el ambiente político. No hay espacio aquí, para referir tanta historia. Los momentos más recalcitrantes de tales posiciones, surgieron en Francia por 1792, un poco antes de estallar la Revolución. Girondinos y Jacobinos, se llamaron lo que hoy, se identifica como Conservadores y Liberales. Unos, moderados y defensores de la monarquía o la burguesía, los otros, radicales, que defendían la instauración de la República, y dar al Pueblo intervención en la Política. Ambos, por supuesto en posiciones socioeconómicas por encima de sus “representados”. Es decir, burgueses y pequeño burgueses.

Así, después en México, estalló la guerra de 1810, que se ha identificado como de la Independencia, aunque no es exacto pues, Hidalgo, (Criollo y “Jacobino”) quería sólo que Fernando VII, regresara al trono español y estaba en realidad en contra de Napoleón III; fue Morelos, (Mestizo y “Jacobino”) quien sí planteó el deslinde con los españoles (1811-13), incluso algunos historiadores le atribuyen autoría de la “primera Constitución Política”, lo que igual, es inexacto, aunque sí un precedente. Luego, vino la guerra de la Reforma, (1858), en otra confrontación iniciada por el ala política conservadora (“Girondinos” mexicanos), que querían asentar las tradiciones monárquicas, intentando derogar la Constitución de 1857, y entonces, reaccionó don Ignacio Comonfort, Presidente de la República, (Quien no estuvo realmente acorde con ninguna de esas posturas, y se califica así, al centro). La Revolución de 1910, al igual entre Conservadores y Liberales, aunque en paradoja grande, Panchito Madero, era precisamente un individuo de ascendencia conservadora, lo que finalmente, le impidió concretar las exigencias jacobinas y del Pueblo (Que no era de ninguna –Girondinos o Jacobinos-, sólo soñaban con la Justicia y la restauración de sus posiciones agrarias originales).

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: De nuevo podemos decir que AMLO, que suponían, observadores y enemigos políticos, era de izquierda, no lo es en sentido estricto. Es de acuerdo a esa tradición política, un Jacobino intransigente, un pequeño burgués agrio y resentido. Es decir, no ha sido rico, pero tampoco pobre (situación que cambia con su arribo al Mandato, de donde saldrá muy rico, que es lo que finalmente ha sido su paradoja: Lo odiaba, porque no lo tenía) Pero, su resorte ha sido un odio manifiesto a los ricos, y en la realidad, un desdén hacia los pobres (carne de cañón) y su plan ranchero es dejarnos a la mayoría en la pobreza, para así, dependamos de su “liderazgo” (Sueño guajiro, que debemos deshacer). Los hechos, así lo demuestran. Como es usual, tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense por favor.

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