/ domingo 20 de marzo de 2022

Final del Túnel

“Todo el mundo quiere felicidad. Nadie quiere angustia. Pero no puede haber arcoíris sin un poco de lluvia”. Anónimo.

Joaquín, un hombre con discapacidad motora escucha ruidos tras el muro del sótano donde trabaja frente a la computadora. En la silla de ruedas se acerca y pega el oído en la pared. Unos ladrones cavan un túnel para obtener una fortuna. Un thriller argentino de Rodrigo Grande que mantiene en tensión al espectador. Otro Joaquín, el Chapo Guzmán, esperó paciente ver la luz al final del túnel que ahuecó para escapar de la prisión del Altiplano, utópicamente llamado Centro de Readaptación. Es cárcel y punto.

Atisbar la salida del infortunio, ver la luz de la libertad, el faro guía del navegante extraviado en el proceloso mar. Ilusión anhelada de convertirse en realidad de quien se encuentra en desventura. Deshacer las tinieblas de lo desconocido. Escapar de los fantasmas que amenazan la salud y la vida misma. Ver la luz del alba al final de la oscuridad. Metáforas que exponen la expectativa de superar la adversidad.

Desde el enfoque espiritual, una revista del Reino Unido publicó un artículo que señala que ver la luz al final del túnel es un acontecimiento psicológico con elementos místicos cuyo origen se encuentra en la tensión del momento por sufrimiento físico o emocional, los cuales se refieren a la vida y tras la muerte gozar del reino de Dios en la vida eterna.

Puntos de vista semejantes. La de los malos y la de los buenos; los ladrones y presidiarios, y la que por azares de la vida han transcurrido malos tiempos en la población del animal pensante, el ser humano que por analogía visualiza el sentimiento de encontrar la solución en un tortuoso camino sembrado de escollos y espinas.

Hoy vemos la figurada luz al final del túnel en que nos enclaustró la Covid-19. Tal parece que estamos en el declive decisivo de la gráfica de infecciones por el virus SARS-CoV-2 como lo presagié el año pasado para este mes de marzo. Cruzo los dedos. Sin dedicarme a la rama de la medicina de la epidemiología, me basé en la información disponible de la Pandemia mal llamada Gripa española al final de la primera guerra mundial. Empero, si hace 100 años no se tenían los métodos para identificar sepas del virus, hay evidencia que las variantes fueron las causantes de los altibajos que duraron en torno de dos años. No obstante que hay diferencias, puesto que en el pasado no había la movilidad humana de ahora favorecedora de la transmisión de la infección viral, al presente se compensa con las vacunas que no tenían entonces. Hay optimismo pero aún no es tiempo de cantar victoria, no se descarta la posibilidad de nuevo rebrote.

El pasado no puede ser cambiado, el porvenir seguirá incierto. Construir buena parte de un futuro saludable está en la dedicación que pongamos en ello. El uso del cubrebocas deberá ser práctica usual en determinados lugares.

flokay33@gmail.com

“Todo el mundo quiere felicidad. Nadie quiere angustia. Pero no puede haber arcoíris sin un poco de lluvia”. Anónimo.

Joaquín, un hombre con discapacidad motora escucha ruidos tras el muro del sótano donde trabaja frente a la computadora. En la silla de ruedas se acerca y pega el oído en la pared. Unos ladrones cavan un túnel para obtener una fortuna. Un thriller argentino de Rodrigo Grande que mantiene en tensión al espectador. Otro Joaquín, el Chapo Guzmán, esperó paciente ver la luz al final del túnel que ahuecó para escapar de la prisión del Altiplano, utópicamente llamado Centro de Readaptación. Es cárcel y punto.

Atisbar la salida del infortunio, ver la luz de la libertad, el faro guía del navegante extraviado en el proceloso mar. Ilusión anhelada de convertirse en realidad de quien se encuentra en desventura. Deshacer las tinieblas de lo desconocido. Escapar de los fantasmas que amenazan la salud y la vida misma. Ver la luz del alba al final de la oscuridad. Metáforas que exponen la expectativa de superar la adversidad.

Desde el enfoque espiritual, una revista del Reino Unido publicó un artículo que señala que ver la luz al final del túnel es un acontecimiento psicológico con elementos místicos cuyo origen se encuentra en la tensión del momento por sufrimiento físico o emocional, los cuales se refieren a la vida y tras la muerte gozar del reino de Dios en la vida eterna.

Puntos de vista semejantes. La de los malos y la de los buenos; los ladrones y presidiarios, y la que por azares de la vida han transcurrido malos tiempos en la población del animal pensante, el ser humano que por analogía visualiza el sentimiento de encontrar la solución en un tortuoso camino sembrado de escollos y espinas.

Hoy vemos la figurada luz al final del túnel en que nos enclaustró la Covid-19. Tal parece que estamos en el declive decisivo de la gráfica de infecciones por el virus SARS-CoV-2 como lo presagié el año pasado para este mes de marzo. Cruzo los dedos. Sin dedicarme a la rama de la medicina de la epidemiología, me basé en la información disponible de la Pandemia mal llamada Gripa española al final de la primera guerra mundial. Empero, si hace 100 años no se tenían los métodos para identificar sepas del virus, hay evidencia que las variantes fueron las causantes de los altibajos que duraron en torno de dos años. No obstante que hay diferencias, puesto que en el pasado no había la movilidad humana de ahora favorecedora de la transmisión de la infección viral, al presente se compensa con las vacunas que no tenían entonces. Hay optimismo pero aún no es tiempo de cantar victoria, no se descarta la posibilidad de nuevo rebrote.

El pasado no puede ser cambiado, el porvenir seguirá incierto. Construir buena parte de un futuro saludable está en la dedicación que pongamos en ello. El uso del cubrebocas deberá ser práctica usual en determinados lugares.

flokay33@gmail.com