/ lunes 18 de julio de 2022

Guanachoacanos

El municipio de Acámbaro, está rodeado por el estado de Michoacán. Algo similar ocurre con la zona metropolitana Moroleón-Uriangato-Yuriria, la zona textil más grande de México que se extiende hasta el municipio de Cuitzeo, a unos kilómetros de Morelia, sin embargo, como Cuitzeo, ya pertenece a otra entidad federativa, no se considera parte de esta zona conurbada del sur de Guanajuato, aún cuando el mayor polo de atracción de todos los municipios anteriormente mencionados es la ciudad de Morelia (se puede considerar a Cuitzeo, Morelón, Yuriria y Uriangato e incluso a Acámbaro, como zonas metropolitanas de Morelia).

Acámbaro no tendría ni el desarrollo, ni el tamaño que tiene si no fuera por Michoacán, algo parecido a la zona Moroleón-Uriangato-Yuriria, municipios de los Valles Abajeños, habitados por los guanachoacanos, ya que aunque pertenecemos al estado de Guanajuato, estamos totalmente olvidados por nuestras autoridades estatales que solo miran hacia las ciudades que cruza la Carretera Panamericana.

Sin Morelia a las cercanías, Acámbaro sería Xichú, Atarjea o Tierra Blanca, pueblos que nadie escucha nombrar, ya casi en los límites con Las Huastecas.

Prueba de ello es la cobertura de vacunación anti COVID.

Ya había platicado anteriormente como a todos los trabajadores IMSS del estado nos hacían viajar 4 horas a la ciudad de León solo para decirnos al llegar que ya se había terminado el biológico y que nos avisaban cuando regresáramos para hacernos la misma majadería. Ahora algo parecido ocurrió con la vacunación para niños de 5 a 11 años: a los municipios que no se encuentran dentro de corredor industrial, la vacuna simple y sencillamente no llegó y no sabemos si algún día vendrá.

Muchos, como suele suceder, consiguieron un comprobante de domicilio prestado y acudieron a la ciudad de Morelia a vacunar a sus pequeños, los más continuamos en espera de que el gobernador recuerde que el estado de Guanajuato no es nada más León y las ciudades cercanas.

Ya todo está abierto, las clases son presenciales, las fiestas patronales en su apogeo y la quinta ola de COVID en todo su esplendor.

Por ahora los guanachoacanos seguimos en espera, de la vacuna o de la fatalidad.

El municipio de Acámbaro, está rodeado por el estado de Michoacán. Algo similar ocurre con la zona metropolitana Moroleón-Uriangato-Yuriria, la zona textil más grande de México que se extiende hasta el municipio de Cuitzeo, a unos kilómetros de Morelia, sin embargo, como Cuitzeo, ya pertenece a otra entidad federativa, no se considera parte de esta zona conurbada del sur de Guanajuato, aún cuando el mayor polo de atracción de todos los municipios anteriormente mencionados es la ciudad de Morelia (se puede considerar a Cuitzeo, Morelón, Yuriria y Uriangato e incluso a Acámbaro, como zonas metropolitanas de Morelia).

Acámbaro no tendría ni el desarrollo, ni el tamaño que tiene si no fuera por Michoacán, algo parecido a la zona Moroleón-Uriangato-Yuriria, municipios de los Valles Abajeños, habitados por los guanachoacanos, ya que aunque pertenecemos al estado de Guanajuato, estamos totalmente olvidados por nuestras autoridades estatales que solo miran hacia las ciudades que cruza la Carretera Panamericana.

Sin Morelia a las cercanías, Acámbaro sería Xichú, Atarjea o Tierra Blanca, pueblos que nadie escucha nombrar, ya casi en los límites con Las Huastecas.

Prueba de ello es la cobertura de vacunación anti COVID.

Ya había platicado anteriormente como a todos los trabajadores IMSS del estado nos hacían viajar 4 horas a la ciudad de León solo para decirnos al llegar que ya se había terminado el biológico y que nos avisaban cuando regresáramos para hacernos la misma majadería. Ahora algo parecido ocurrió con la vacunación para niños de 5 a 11 años: a los municipios que no se encuentran dentro de corredor industrial, la vacuna simple y sencillamente no llegó y no sabemos si algún día vendrá.

Muchos, como suele suceder, consiguieron un comprobante de domicilio prestado y acudieron a la ciudad de Morelia a vacunar a sus pequeños, los más continuamos en espera de que el gobernador recuerde que el estado de Guanajuato no es nada más León y las ciudades cercanas.

Ya todo está abierto, las clases son presenciales, las fiestas patronales en su apogeo y la quinta ola de COVID en todo su esplendor.

Por ahora los guanachoacanos seguimos en espera, de la vacuna o de la fatalidad.

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