/ domingo 3 de febrero de 2019

Hablemos de Discapacidad

Hace algunos días conocí de un caso en vía pública en que los padres de un niño se molestaron fuertemente con una persona con discapacidad, debido a que ésta no permitió que su perro de auxilio que le acompañaba, jugara con el hijo de aquéllos.


La situación generada por el desconocimiento, que en diversas ocasiones hemos comentado en este espacio, llegó a la fuerte molestia del matrimonio.


Se les conoce como Lazarillos a estos animales. Realizan una labor muy diferente a una mascota pues ayudan y auxilian a su amo.


Hemos escuchado que el perro es el mejor amigo del ser humano y en estos casos, prestan una función fundamental en la vida de una persona con discapacidad, generalmente de tipo visual.


Son adiestrados para ser acompañantes así como a ser los ojos de la persona para llevar una vida independiente al ser su guía y alertarlo de situaciones que pueden afectar su movilidad y su seguridad.


Ayudan en el desplazamiento a personas con ceguera total o baja visión. Su entrenamiento les permite asistir a la persona con discapacidad en la vía pública pero también en sus actividades dentro del hogar como por ejemplo abrir una puerta o acercarle objetos.


Advierten los peligros que pueden representar para su dueño, como el paso de un automóvil o un objeto en el camino.


Es precisamente por lo anterior, que una interacción con otro humano representa una situación complicada para el animal y esto podría alterarlo, llegando a la confusión con la persona a la que asiste o auxilia precisamente.


Por ello te informo que cuando te encuentres con una persona con discapacidad y su perro de asistencia, evites hacer contacto a través de caricias al animal pues no es una mascota con la que puedes jugar y afectas la interacción con su dueño.


Hasta la próxima.


Hace algunos días conocí de un caso en vía pública en que los padres de un niño se molestaron fuertemente con una persona con discapacidad, debido a que ésta no permitió que su perro de auxilio que le acompañaba, jugara con el hijo de aquéllos.


La situación generada por el desconocimiento, que en diversas ocasiones hemos comentado en este espacio, llegó a la fuerte molestia del matrimonio.


Se les conoce como Lazarillos a estos animales. Realizan una labor muy diferente a una mascota pues ayudan y auxilian a su amo.


Hemos escuchado que el perro es el mejor amigo del ser humano y en estos casos, prestan una función fundamental en la vida de una persona con discapacidad, generalmente de tipo visual.


Son adiestrados para ser acompañantes así como a ser los ojos de la persona para llevar una vida independiente al ser su guía y alertarlo de situaciones que pueden afectar su movilidad y su seguridad.


Ayudan en el desplazamiento a personas con ceguera total o baja visión. Su entrenamiento les permite asistir a la persona con discapacidad en la vía pública pero también en sus actividades dentro del hogar como por ejemplo abrir una puerta o acercarle objetos.


Advierten los peligros que pueden representar para su dueño, como el paso de un automóvil o un objeto en el camino.


Es precisamente por lo anterior, que una interacción con otro humano representa una situación complicada para el animal y esto podría alterarlo, llegando a la confusión con la persona a la que asiste o auxilia precisamente.


Por ello te informo que cuando te encuentres con una persona con discapacidad y su perro de asistencia, evites hacer contacto a través de caricias al animal pues no es una mascota con la que puedes jugar y afectas la interacción con su dueño.


Hasta la próxima.


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