Ah mi México mágico, no falta mucho para que Julio Patán y Alejandro Rosas presenten su tercera entrega sobre México bizarro. La última semana ha tenido un sinfín de representantes sobre lo que no se debe hacer en infraestructura o en los mejores casos, como nos adaptamos a ella, poblanos no son el ejemplo de esto, más cuando se habla de infraestructura vial.
Cualquier novelista de ficción se queda corto frente a la continua realidad que nuestro país nos ofrece. Si bien pudiéramos hacer una enciclopedia sobre todo lo que la cultura mexicana, desde la construcción militarizada de los proyectos más emblemáticos de este sexenio, pasando, o más bien tropezando por el camellón poblano, aterrizando hasta el logo del nuevo aeropuerto internacional.
Amigos si algo se ve mal hecho, huele a mal hecho, seguramente es porque está mal hecho, no es diferente para el flamante y magnánima aeropista llamada aeropuerto internacional. El logo recién presentado es un claro ejemplo de lo que podemos esperar en la calidad de nuestro nuevo aeropuerto. Intercambiar el diseño de Norman Foster por uno de tipo bodega Aurrera fue la muestra de lo que este sexenio es su media para proyectar y construir, quizá también para operar.
AMLO ha logrado algo que ningún gobierno del PAN ni del PRI lograron, militarizar al país. El Quetzalcóatl de la 4T a pesar lo que se emberrincho hace algunos años, hoy sigue los pasos de lo que Calderón y Peña iniciaron, uno sacando al ejército a las calles y el otro tratando de darles un toque más ciudadano como era la gendarmería, pero ninguno fue tan “visionario” como nuestro viejito de Macuspana, los militares no sólo recorren nuestras calles, ahora ellos pueden desde entregar despensas dentro de los programas de bienestar, hasta construir aeropuertos y trenes, no cabe duda que un soldado en cada hijo te dio.
Por último pero no menos importante las obras comunitarias, esas en las que AMLO decía que no era para tanto, así como PEMEX, que chiste tiene hacer un hoyo y que salga petróleo, nada. Pero siguen los fifís queriendo apantallar con su conocimiento para diseñar y construir infraestructura verdadera. Si bien no queremos elefantes blancos que solo apantallen en su costo y su forma de tirar nuestros impuestos, tampoco queremos proyectos que sean patito, no sólo en su calidad de construcción sino en la básica idea de proyectar y diseñar para beneficio de todos.
Presidentes van y vienen pero siempre heredaremos las obras de infraestructura que dejaron como legado. Aprovechemos las campañas y promesas para hacer ver a los candidatos que un verdadero análisis y estudio sobre las necesidades, se transformar en proyectos dignos de nuestro país y con la capacidad de transformar nuestras realidades. Construyendo juntos el territorio de todos.