/ jueves 2 de mayo de 2019

Ingenioso Hidalgo

Conozcamos a Sancho Panza

Al hablar del Ingenioso Hidalgo, no podemos omitir la presencia de un gran personaje de la historia, como lo es Sancho Panza. Labrador manchego e imaginario escudero, de la obra escrita por el autor español Miguel de Cervantes en 1605. Sancho, vecino de Alonso Quijano, quien, en un rapto de locura inducida por leer demasiados libros de caballería acaba por creerse un caballero andante llamado Don Quijote, Sancho Panza es un hombre realista y bonachón que decide acompañar a Don Quijote, cuidando de él y ejemplificando en el libro la figura del hombre del pueblo, llano y sencillo, frente a la locura de su señor. De aspecto contrario a Don Quijote, Sancho Panza es bajito y rechoncho y cabalga a lomos de un burro. Otra de las características del labrador/escudero es su manía de contar refranes a la que tiene ocasión. Pese a todo, parte de las alucinaciones pasan a Sancho tras ser nombrado gobernador de la Ínsula Barataria, episodio en el que el labrador se obsesiona con la posibilidad de ese cargo hasta que se da cuenta de que no es más que una burla, pese al buen trabajo que hace allí, y manifiesta la desilusión por un sueño que no se ha llegado a cumplir. Es observación común entre cervantistas que, si Don Quijote es personaje universal, Sancho es nacional, a imagen y semejanza de los prototipos y estereotipos que se fraguan en la Europa del siglo XVII para representar nacionalismos y nacionalidades del continente. En el proceso de construcción del personaje de Sancho, Cervantes usó el cebo de la ambición humana, inherente a toda gran empresa; la promesa del gobierno de la ínsula Barataria, como “tierra prometida”, seducirá a Sancho a la hora de aceptar el trabajo como escudero. No obstante, este esfuerzo erudito puede sintetizarse en los consejos que Don Quijote da a Sancho antes de ir a gobernar la ínsula Barataria. Una historia que refleja no solamente aventuras, andanzas de caballeros, luchas imaginarias, sino la confianza y solidaridad de un amigo fiel como lo es Sancho, para el caballero de la triste figura. No olvidemos el valor de la amistad, como uno de los grandes tesoros reales de la humanidad. “Los amigos muestran su amor en los momentos de problemas, Eurípides”. Twitter: @ArellanoRabiela

Conozcamos a Sancho Panza

Al hablar del Ingenioso Hidalgo, no podemos omitir la presencia de un gran personaje de la historia, como lo es Sancho Panza. Labrador manchego e imaginario escudero, de la obra escrita por el autor español Miguel de Cervantes en 1605. Sancho, vecino de Alonso Quijano, quien, en un rapto de locura inducida por leer demasiados libros de caballería acaba por creerse un caballero andante llamado Don Quijote, Sancho Panza es un hombre realista y bonachón que decide acompañar a Don Quijote, cuidando de él y ejemplificando en el libro la figura del hombre del pueblo, llano y sencillo, frente a la locura de su señor. De aspecto contrario a Don Quijote, Sancho Panza es bajito y rechoncho y cabalga a lomos de un burro. Otra de las características del labrador/escudero es su manía de contar refranes a la que tiene ocasión. Pese a todo, parte de las alucinaciones pasan a Sancho tras ser nombrado gobernador de la Ínsula Barataria, episodio en el que el labrador se obsesiona con la posibilidad de ese cargo hasta que se da cuenta de que no es más que una burla, pese al buen trabajo que hace allí, y manifiesta la desilusión por un sueño que no se ha llegado a cumplir. Es observación común entre cervantistas que, si Don Quijote es personaje universal, Sancho es nacional, a imagen y semejanza de los prototipos y estereotipos que se fraguan en la Europa del siglo XVII para representar nacionalismos y nacionalidades del continente. En el proceso de construcción del personaje de Sancho, Cervantes usó el cebo de la ambición humana, inherente a toda gran empresa; la promesa del gobierno de la ínsula Barataria, como “tierra prometida”, seducirá a Sancho a la hora de aceptar el trabajo como escudero. No obstante, este esfuerzo erudito puede sintetizarse en los consejos que Don Quijote da a Sancho antes de ir a gobernar la ínsula Barataria. Una historia que refleja no solamente aventuras, andanzas de caballeros, luchas imaginarias, sino la confianza y solidaridad de un amigo fiel como lo es Sancho, para el caballero de la triste figura. No olvidemos el valor de la amistad, como uno de los grandes tesoros reales de la humanidad. “Los amigos muestran su amor en los momentos de problemas, Eurípides”. Twitter: @ArellanoRabiela