/ viernes 13 de septiembre de 2019

Ingenioso Hidalgo

La Modernidad en el Quijote

Piedad Bonnet, realizó estudios sobre la Modernidad del Quijote en donde se ha dicho ya muchas veces que el hombre de la Mancha funda la modernidad literaria en tanto inaugura la novela, ese género que se va a ocupar, en los siglos siguientes, del hombre al que el pensamiento racionalista ha devuelto, paradójicamente, a su soledad más esencial. En efecto, Cervantes crea un mundo de ambigüedades e incertidumbres que solamente puede darse cuando el personaje sabe que está sólo a merced de sí mismo, que él debe ser su piso y su cielo, que en él reside el mundo. Para Bonnet, en efecto, Cervantes crea un mundo de ambigüedades e incertidumbres que solamente puede darse cuando el personaje sabe que está sólo a merced de sí mismo, que él debe ser su piso y su cielo, que en él reside el mundo. No hay ninguna verdad absoluta en ese universo: todo es trágicamente histórico, todo es móvil y cambiante. Este tema nos revela la novedad epistemológica sobre la Teoría Cartesiana de la “Duda Metódica”, así como también lo es el personaje, que se hace con el camino, que se “construye” a medida que vive. Su valentía, como alguna vez señaló Octavio Paz, no es ya la serena y confiada del héroe clásico, que se mueve en un orden inamovible que no pone en duda, sino una máscara de la que se reviste el antihéroe para perseverar en sus sueños y para resistir la andanada del mundo. Que complejo hablar de un héroe que es considerado como antihéroe. La hermosísima lección de Don Quijote, la que hace que sigamos leyendo sus páginas con conmovida avidez, es la que propone que hay que crearse un sueño y aferrarse a él para poder sostenerse, perseverar, encontrar un sentido. Es en la imaginación, en la recursividad del pensamiento y en la fe del corazón donde pareciera estar la única salvación posible. Es decir, en la línea que divide cordura y locura. Línea que Don Quijote cruza a su antojo para hacer que el mundo se acomode a su ambición. Este mundo está loco, o locos estamos los que lo habitamos, gran dilema, sin embargo, la locura puede ser sinónimo de una gran lucidez intelectual. No hay un libro más duro en su descarnada visión de lo que significa ser hombre y también porque su fe en éste es inmensa, El Quijote no se agotará jamás. “El Quijote ha sido, después de la Biblia, la obra más veces publicada y también la más traducida en todo el mundo, cronistas del hombre de la mancha”. @ArellanoRabiela

La Modernidad en el Quijote

Piedad Bonnet, realizó estudios sobre la Modernidad del Quijote en donde se ha dicho ya muchas veces que el hombre de la Mancha funda la modernidad literaria en tanto inaugura la novela, ese género que se va a ocupar, en los siglos siguientes, del hombre al que el pensamiento racionalista ha devuelto, paradójicamente, a su soledad más esencial. En efecto, Cervantes crea un mundo de ambigüedades e incertidumbres que solamente puede darse cuando el personaje sabe que está sólo a merced de sí mismo, que él debe ser su piso y su cielo, que en él reside el mundo. Para Bonnet, en efecto, Cervantes crea un mundo de ambigüedades e incertidumbres que solamente puede darse cuando el personaje sabe que está sólo a merced de sí mismo, que él debe ser su piso y su cielo, que en él reside el mundo. No hay ninguna verdad absoluta en ese universo: todo es trágicamente histórico, todo es móvil y cambiante. Este tema nos revela la novedad epistemológica sobre la Teoría Cartesiana de la “Duda Metódica”, así como también lo es el personaje, que se hace con el camino, que se “construye” a medida que vive. Su valentía, como alguna vez señaló Octavio Paz, no es ya la serena y confiada del héroe clásico, que se mueve en un orden inamovible que no pone en duda, sino una máscara de la que se reviste el antihéroe para perseverar en sus sueños y para resistir la andanada del mundo. Que complejo hablar de un héroe que es considerado como antihéroe. La hermosísima lección de Don Quijote, la que hace que sigamos leyendo sus páginas con conmovida avidez, es la que propone que hay que crearse un sueño y aferrarse a él para poder sostenerse, perseverar, encontrar un sentido. Es en la imaginación, en la recursividad del pensamiento y en la fe del corazón donde pareciera estar la única salvación posible. Es decir, en la línea que divide cordura y locura. Línea que Don Quijote cruza a su antojo para hacer que el mundo se acomode a su ambición. Este mundo está loco, o locos estamos los que lo habitamos, gran dilema, sin embargo, la locura puede ser sinónimo de una gran lucidez intelectual. No hay un libro más duro en su descarnada visión de lo que significa ser hombre y también porque su fe en éste es inmensa, El Quijote no se agotará jamás. “El Quijote ha sido, después de la Biblia, la obra más veces publicada y también la más traducida en todo el mundo, cronistas del hombre de la mancha”. @ArellanoRabiela