/ viernes 6 de diciembre de 2019

Ingenioso Hidalgo

El Quijote y los derechos humanos:

Marco del Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Recordando a Juan Queralt Blanch y siendo el próximo 10 de diciembre el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, veamos de qué manera la obra magistral de Cervantes influye en su justificación y aplicación. Queralt, a lo largo de los últimos treinta años se dedicó con todo empeño y talento a hacer verdadera aquella premonición que Don Quijote había formulado al comienzo de sus aventuras, cuando alude a las “famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas”. Otra de las máximas de ese libro sapiencial antes que de burlas que es El Quijote resulta de justa aplicación a su vida y obra: “No es un hombre más que otro si no hace más que otro”. Queralt hizo mucho no solo como artista que ilustró el gran libro, el más universal de nuestras letras, sino por la auténtica campaña en la que empeñó toda su energía para vincular la sabiduría cervantina con el conocimiento y respeto a los derechos humanos, tarea ineludible de ayer, de hoy y de siempre y la desarrolló pensando siempre en un público preciso y exclusivo: los jóvenes. Queralt Blanch hizo para ellos una lectura plástica y a la vez doctrinal del Quijote dejándonos un testimonio fructífero y muy original del compromiso de un artista de hoy con uno de los grandes temas de nuestro tiempo. Se inició en el año 1985. El autor, entre los años 1985 y 1994, recopiló del Quijote casi un centenar de referencias jurídicas. Está dedicada a la difusión del espíritu de Cervantes en la defensa de todos los derechos fundamentales, como proyecto cultural y educativo para los jóvenes. El Quijote y los Derechos Humanos, se compone de sesenta obras, conllevan textos y reflexiones referentes a los Derechos Humanos. Queralt Blanch, ahondando en el espíritu de Cervantes más de veinte años, piensa que en las locuras de Don Quijote se adivina una aguda intuición que lo conduce a ejercitar derechos fundamentales y piensa también que el hidalgo manchego, su genio y figura, no es tan solo una encarnación más del mito del héroe, sino una actitud ante la vida y ante la defensa de los derechos humanos. Cervantes en su época ya estaba a caballo entre la Alta Edad Media y los Tiempos Modernos, respecto a los derechos fundamentales de las personas. Según la Organización de las Naciones Unidas, los derechos humanos son facultades inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Para el Quijote, los actos más representativos son el respeto, la no discriminación, la libertad de pensamiento, la tolerancia, el acceso a la justicia, la misericordia, la paz, la lucha de ideales y uno de ellos en su cuerda locura, el amor como centro de su pensamiento. Defendamos los derechos humanos, teniendo como marco de referencia aquellos ideales tomados de la obra de Cervantes, generando un sentimiento de pertenencia con representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, a través de la Declaración que fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como un ideal común para todos los pueblos y naciones. Cervantes lo señaló y se consuma parte de su obra en la multicitada Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y que ha sido traducida en más de 500 idiomas. “El secreto de la paz está en el respeto de los derechos humanos, Juan Pablo II”. Twitter @ArellanoRabiela

El Quijote y los derechos humanos:

Marco del Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Recordando a Juan Queralt Blanch y siendo el próximo 10 de diciembre el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, veamos de qué manera la obra magistral de Cervantes influye en su justificación y aplicación. Queralt, a lo largo de los últimos treinta años se dedicó con todo empeño y talento a hacer verdadera aquella premonición que Don Quijote había formulado al comienzo de sus aventuras, cuando alude a las “famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas”. Otra de las máximas de ese libro sapiencial antes que de burlas que es El Quijote resulta de justa aplicación a su vida y obra: “No es un hombre más que otro si no hace más que otro”. Queralt hizo mucho no solo como artista que ilustró el gran libro, el más universal de nuestras letras, sino por la auténtica campaña en la que empeñó toda su energía para vincular la sabiduría cervantina con el conocimiento y respeto a los derechos humanos, tarea ineludible de ayer, de hoy y de siempre y la desarrolló pensando siempre en un público preciso y exclusivo: los jóvenes. Queralt Blanch hizo para ellos una lectura plástica y a la vez doctrinal del Quijote dejándonos un testimonio fructífero y muy original del compromiso de un artista de hoy con uno de los grandes temas de nuestro tiempo. Se inició en el año 1985. El autor, entre los años 1985 y 1994, recopiló del Quijote casi un centenar de referencias jurídicas. Está dedicada a la difusión del espíritu de Cervantes en la defensa de todos los derechos fundamentales, como proyecto cultural y educativo para los jóvenes. El Quijote y los Derechos Humanos, se compone de sesenta obras, conllevan textos y reflexiones referentes a los Derechos Humanos. Queralt Blanch, ahondando en el espíritu de Cervantes más de veinte años, piensa que en las locuras de Don Quijote se adivina una aguda intuición que lo conduce a ejercitar derechos fundamentales y piensa también que el hidalgo manchego, su genio y figura, no es tan solo una encarnación más del mito del héroe, sino una actitud ante la vida y ante la defensa de los derechos humanos. Cervantes en su época ya estaba a caballo entre la Alta Edad Media y los Tiempos Modernos, respecto a los derechos fundamentales de las personas. Según la Organización de las Naciones Unidas, los derechos humanos son facultades inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Para el Quijote, los actos más representativos son el respeto, la no discriminación, la libertad de pensamiento, la tolerancia, el acceso a la justicia, la misericordia, la paz, la lucha de ideales y uno de ellos en su cuerda locura, el amor como centro de su pensamiento. Defendamos los derechos humanos, teniendo como marco de referencia aquellos ideales tomados de la obra de Cervantes, generando un sentimiento de pertenencia con representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, a través de la Declaración que fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como un ideal común para todos los pueblos y naciones. Cervantes lo señaló y se consuma parte de su obra en la multicitada Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y que ha sido traducida en más de 500 idiomas. “El secreto de la paz está en el respeto de los derechos humanos, Juan Pablo II”. Twitter @ArellanoRabiela