/ jueves 6 de febrero de 2020

Ingenioso Hidalgo

¿Einstein y el Quijote?

En la Universidad de Sevilla, Luis Español, realizó una investigación muy particular: ¿Einstein y el Quijote? Dos grandes fenómenos: Uno es científico cuando se cumplen más de cien años desde que Einstein formulara las ecuaciones de la relatividad general; la otra es literaria: cuatro-cientos años de la publicación de la segunda parte del Quijote. Se da la circunstancia de que en 2005 se produjo una efeméride casi idéntica: Cien años del primer artículo de Einstein sobre relatividad especial por cuatrocientos de la primera parte del Quijote. Ambos acontecimientos están separados por tres siglos y ese precipicio de las dos culturas que cada vez parece más infranqueable. Pero, ¿existió realmente alguna conexión entre Einstein y el Quijote que permita llevar más allá de lo anecdótico esa coincidencia de fechas? Parece que según el investigador sí existió esa conexión. Por decirlo en una sola frase: Einstein fue un apasionado de la novela de Cervantes. El universo sobre nosotros. Historia rondando por su mesilla de noche, y, de tanto en tanto, apeló a Don Quijote como modelo de conducta e, incluso, en varias ocasiones a lo largo de su vida Einstein se vio a sí mismo, o fue visto por amigos cercanos, como un Quijote, desfacedor de entuertos e incansable batallador en pro de causas perdidas y así consta explícitamente varias veces en su correspondencia. Fue con ocasión de la lectura de la novela Galileo en prisión que Max Brod, su autor, le envió a Einstein en 1949. Brod fue crítico, escritor y editor, y salvó para el mundo algunas de las mejores novelas de Franz Kafka. Kafka dejó encargado a su amigo Brod que las quemara tras su muerte; afortunadamente Brod no le hizo caso y las publicó, pero como la dicha parece que nunca puede ser completa, no sin antes retocarlas a su antojo. Einstein coincidió con Kafka y Brod en la tertulia de Berta Fanta en Praga, cuando el físico estuvo allí de catedrático entre 1911 y 1912. De hecho, Brod tomó precisamente a Einstein como modelo para el personaje de Kepler en otra de sus novelas, El camino de Tycho Brahe hacia Dios (1916), y tan cabal le salió a Brod el retrato que un conocido le dijo a Einstein cuando leyó la novela. Einstein decía que de todos modos me es imposible verse a sí mismo emprendiendo algo semejante para defender la teoría de la relatividad. Lo que se le ocurriría es pensar que la verdad es incomparablemente más fuerte que él, y le parecería ridículo y quijotesco querer defenderla con espada y con Rocinante. A tenor de esta cita, Einstein parecía haber olvidado lo mucho que habían tenido de quijotescas la postura antibelicista que sostuvo en Alemania durante la primera guerra mundial, sus invectivas contra la mecánica cuántica cuando esta se había convertido en el centro de atención de la física mundial, o su incansable búsqueda de una teoría de campo unificado. La conexión entre Einstein y el Quijote, con dos caras para mostrar que ciencia y humanidades son dos caras de la misma cultura, y ambas muestran un mismo aire de familia: El mismo que se aprecia entre el rostro delirante que la tradición nos ha legado de Don Quijote y ese icono de la modernidad que es el rostro de un Einstein desmelenado. “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber, Einstein”. Twitter @ArellanoRabiela

¿Einstein y el Quijote?

En la Universidad de Sevilla, Luis Español, realizó una investigación muy particular: ¿Einstein y el Quijote? Dos grandes fenómenos: Uno es científico cuando se cumplen más de cien años desde que Einstein formulara las ecuaciones de la relatividad general; la otra es literaria: cuatro-cientos años de la publicación de la segunda parte del Quijote. Se da la circunstancia de que en 2005 se produjo una efeméride casi idéntica: Cien años del primer artículo de Einstein sobre relatividad especial por cuatrocientos de la primera parte del Quijote. Ambos acontecimientos están separados por tres siglos y ese precipicio de las dos culturas que cada vez parece más infranqueable. Pero, ¿existió realmente alguna conexión entre Einstein y el Quijote que permita llevar más allá de lo anecdótico esa coincidencia de fechas? Parece que según el investigador sí existió esa conexión. Por decirlo en una sola frase: Einstein fue un apasionado de la novela de Cervantes. El universo sobre nosotros. Historia rondando por su mesilla de noche, y, de tanto en tanto, apeló a Don Quijote como modelo de conducta e, incluso, en varias ocasiones a lo largo de su vida Einstein se vio a sí mismo, o fue visto por amigos cercanos, como un Quijote, desfacedor de entuertos e incansable batallador en pro de causas perdidas y así consta explícitamente varias veces en su correspondencia. Fue con ocasión de la lectura de la novela Galileo en prisión que Max Brod, su autor, le envió a Einstein en 1949. Brod fue crítico, escritor y editor, y salvó para el mundo algunas de las mejores novelas de Franz Kafka. Kafka dejó encargado a su amigo Brod que las quemara tras su muerte; afortunadamente Brod no le hizo caso y las publicó, pero como la dicha parece que nunca puede ser completa, no sin antes retocarlas a su antojo. Einstein coincidió con Kafka y Brod en la tertulia de Berta Fanta en Praga, cuando el físico estuvo allí de catedrático entre 1911 y 1912. De hecho, Brod tomó precisamente a Einstein como modelo para el personaje de Kepler en otra de sus novelas, El camino de Tycho Brahe hacia Dios (1916), y tan cabal le salió a Brod el retrato que un conocido le dijo a Einstein cuando leyó la novela. Einstein decía que de todos modos me es imposible verse a sí mismo emprendiendo algo semejante para defender la teoría de la relatividad. Lo que se le ocurriría es pensar que la verdad es incomparablemente más fuerte que él, y le parecería ridículo y quijotesco querer defenderla con espada y con Rocinante. A tenor de esta cita, Einstein parecía haber olvidado lo mucho que habían tenido de quijotescas la postura antibelicista que sostuvo en Alemania durante la primera guerra mundial, sus invectivas contra la mecánica cuántica cuando esta se había convertido en el centro de atención de la física mundial, o su incansable búsqueda de una teoría de campo unificado. La conexión entre Einstein y el Quijote, con dos caras para mostrar que ciencia y humanidades son dos caras de la misma cultura, y ambas muestran un mismo aire de familia: El mismo que se aprecia entre el rostro delirante que la tradición nos ha legado de Don Quijote y ese icono de la modernidad que es el rostro de un Einstein desmelenado. “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber, Einstein”. Twitter @ArellanoRabiela