/ jueves 27 de febrero de 2020

Ingenioso Hidalgo

Don Quijote y el Príncipe de Maquiavelo

En el libro de Cervantes también aparece otro tema muy renacentista, la utopía.

Probablemente Cervantes tuvo conocimiento de la “Utopía” de Tomás Moro y de “La ciudad del sol” de Tomaso Campanella; su utopía está centrada en un hipotético regreso al estado natural en el que prevalece la solidaridad y la paz en un lugar sin propiedad. Cervantes no emplea la palabra utopía en su obra; él habla de repúblicas bien ordenadas La edad de oro de la que habla no puede ser otra cosa que un comunismo primitivo que recuerda a la obra de Moro. En uno de los capítulos afirma que las abejas forman son reflejo de su república utópica. En el capítulo XLIX de la Segunda Parte Cervantes critica a la gente ociosa de forma muy dura de boca de Sancho. Esta crítica forma parte del programa político de Sancho para la ínsula Barataria; su mandato, aunque breve, supone un ejemplo de buen gobierno. Savater va más lejos en su interpretación y afirma que la presencia de Sancho supone una apuesta por la democracia en tanto supone el ascenso de un plebeyo al poder. También destaca el gobierno de Sancho por ser muy popular. El ascenso de Sancho supone dejar atrás el prejuicio del linaje, necesario para ejercer determinados cargos en la época de Cervantes. A lo largo de toda la obra, Cervantes afirma varias veces que “cada uno es hijo de sus obras”. En el capítulo XVIII del Primer Libro Don Quijote afirma: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro “Posteriormente afirma “La sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”. También se habla del término medio como el fundamento de las decisiones. La dignidad del hombre depende de sus cualidades interiores, de lo que hace, sobre todo, no de su linaje o fama. No olvidemos que uno de los fines de Don Quijote es la construcción de una sociedad mejor. La ínsula Barataria es el punto culminante de la utopía cervantina, pues en ella, como dije anteriormente, se produce el ascenso de un plebeyo que gobierna de forma popular e imparcial. Sancho presenta un programa político y una serie de prohibiciones una vez que decide marcharse cansado de gobernar. La justicia que imparte sancho en su ínsula es imparcial, eficaz y muy común. Las ordenanzas que estableció y que aparecen en la nota 20 son un ejemplo de liberalización del comercio y de combate a la especulación. Ortega en la primera parte de su libro critica tanto el provincianismo como el utopismo: “Los egipcios creían que el valle del Nilo era todo el mundo”. Defiende una postura intermedia, ni tan amplia como el utopismo ni tan corta como el provincianismo. A lo largo de los libros esas ideas utópicas se entremezclan con algunas reglas de política práctica que recuerdan “El Príncipe” de Maquiavelo. Volviendo a la posible relación entre Cervantes y Maquiavelo en el libro, cabe recordar la estancia del español en Italia mantienen otro punto de conexión respecto a la fortuna. Maquiavelo escribe sobre la fortuna: “Ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente, y por eso vuelve sus ímpetus allá donde sabe que no se han construido espigones y diques para contenerla.” En el Capítulo XLII de la Segunda Parte Quijote da una serie de consejos a Sancho para manejar la ínsula, lo que recuerda la finalidad de la obra de Maquiavelo, “El Príncipe”. Don Quijote en el capítulo LXVI de la Segunda Parte afirma que no hay aventura, que todo lo maneja el cielo, pero al final como Maquiavelo acaba aceptando que cada uno es artífice de lo que hace. Luego para ambos la virtud con prudencia se puede imponer a la fortuna. También para ambos si el héroe o príncipe peca ha de ser por exceso. “Gobernar es un arte, Maquiavelo”. Twitter @ArellanoRabiela

Don Quijote y el Príncipe de Maquiavelo

En el libro de Cervantes también aparece otro tema muy renacentista, la utopía.

Probablemente Cervantes tuvo conocimiento de la “Utopía” de Tomás Moro y de “La ciudad del sol” de Tomaso Campanella; su utopía está centrada en un hipotético regreso al estado natural en el que prevalece la solidaridad y la paz en un lugar sin propiedad. Cervantes no emplea la palabra utopía en su obra; él habla de repúblicas bien ordenadas La edad de oro de la que habla no puede ser otra cosa que un comunismo primitivo que recuerda a la obra de Moro. En uno de los capítulos afirma que las abejas forman son reflejo de su república utópica. En el capítulo XLIX de la Segunda Parte Cervantes critica a la gente ociosa de forma muy dura de boca de Sancho. Esta crítica forma parte del programa político de Sancho para la ínsula Barataria; su mandato, aunque breve, supone un ejemplo de buen gobierno. Savater va más lejos en su interpretación y afirma que la presencia de Sancho supone una apuesta por la democracia en tanto supone el ascenso de un plebeyo al poder. También destaca el gobierno de Sancho por ser muy popular. El ascenso de Sancho supone dejar atrás el prejuicio del linaje, necesario para ejercer determinados cargos en la época de Cervantes. A lo largo de toda la obra, Cervantes afirma varias veces que “cada uno es hijo de sus obras”. En el capítulo XVIII del Primer Libro Don Quijote afirma: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro “Posteriormente afirma “La sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”. También se habla del término medio como el fundamento de las decisiones. La dignidad del hombre depende de sus cualidades interiores, de lo que hace, sobre todo, no de su linaje o fama. No olvidemos que uno de los fines de Don Quijote es la construcción de una sociedad mejor. La ínsula Barataria es el punto culminante de la utopía cervantina, pues en ella, como dije anteriormente, se produce el ascenso de un plebeyo que gobierna de forma popular e imparcial. Sancho presenta un programa político y una serie de prohibiciones una vez que decide marcharse cansado de gobernar. La justicia que imparte sancho en su ínsula es imparcial, eficaz y muy común. Las ordenanzas que estableció y que aparecen en la nota 20 son un ejemplo de liberalización del comercio y de combate a la especulación. Ortega en la primera parte de su libro critica tanto el provincianismo como el utopismo: “Los egipcios creían que el valle del Nilo era todo el mundo”. Defiende una postura intermedia, ni tan amplia como el utopismo ni tan corta como el provincianismo. A lo largo de los libros esas ideas utópicas se entremezclan con algunas reglas de política práctica que recuerdan “El Príncipe” de Maquiavelo. Volviendo a la posible relación entre Cervantes y Maquiavelo en el libro, cabe recordar la estancia del español en Italia mantienen otro punto de conexión respecto a la fortuna. Maquiavelo escribe sobre la fortuna: “Ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente, y por eso vuelve sus ímpetus allá donde sabe que no se han construido espigones y diques para contenerla.” En el Capítulo XLII de la Segunda Parte Quijote da una serie de consejos a Sancho para manejar la ínsula, lo que recuerda la finalidad de la obra de Maquiavelo, “El Príncipe”. Don Quijote en el capítulo LXVI de la Segunda Parte afirma que no hay aventura, que todo lo maneja el cielo, pero al final como Maquiavelo acaba aceptando que cada uno es artífice de lo que hace. Luego para ambos la virtud con prudencia se puede imponer a la fortuna. También para ambos si el héroe o príncipe peca ha de ser por exceso. “Gobernar es un arte, Maquiavelo”. Twitter @ArellanoRabiela