/ jueves 25 de febrero de 2021

Ingenioso Hidalgo

Don Quijote en la Política

Anthony J. Cascardi, catedrático de Literatura comparada en la Universidad de Berkeley y reconocido romanista, hace un estudio muy interesante sobre la visión política del Quijote. Se dice que, en Cervantes, la literatura y el discurso de la política, Cascardi establece un sólido recorrido resumiendo una hipótesis: A diferencia de lo que ha ocurrido con otros autores como Hobbes, Locke, Montesquieu y Rousseau, apenas se ha relacionado el nombre de Cervantes con la fundación del discurso político moderno. La influencia de los anteriores autores ha configurado la percepción moderna del modo en que se constituyen la política y el discurso político. Partiendo de este vacío epistemológico, y con plena conciencia de que Cervantes es un literato y no un teórico político, el objetivo de Cascardi se despliega en dos ejes de desarrollo: por un lado, se trata de plantear una visión de lo que hubiera podido ser el discurso de la política sin la influencia de los pensadores citados; por otro, intenta explorar el modo en que la novela de Cervantes construye un pensamiento sobre la polis y el discurso político. Cascardi divide su obra en ocho capítulos que revelan, por la longitud y el tono de los mismos, el carácter ensayístico de su obra. Muestra a la perfección su método crítico: A partir del juicio que emite un conocido personaje secundario del Quijote, el canónigo de Toledo, quien señala que los libros de caballería son “perjudiciales para el estado” y establece una teoría literaria de carácter político que desarrolla a lo largo de casi cincuenta páginas. En ella muestra cómo el canónigo elabora un discurso teórico-literario a partir de su consideración del papel de la literatura en el desarrollo de la república; sostiene así que se puede hacer una literatura dentro de las conveniencias del estado si se reduce la fantasía de los componentes de la obra y se respeta la verosimilitud mimética. En estas coordenadas clásicas, aristotélicas y platónicas, de discurso, Cascardi cree encontrar un ejemplo de exposición política en la obra de Cervantes, cuyas ideas literarias estarían alineadas con las teorías del canónigo, como sugiere Darío Villanueva en su “Lectura del capítulo XLVII”, pero que desarrolla este pensamiento político, según Cascardi, en diversas direcciones. En el Quijote no hay un “soberano” que se arrogue las ideas y argumentos expuestos, de tal manera que la obra cervantina se asemeja más a los Diálogos de Platón que a un tratado filosófico-político. También se advierte del peligro que supone interpretar los consejos que Don Quijote le presta a Sancho como expresiones directas de la ideología de Cervantes. Partiendo de esta aclaración, interpreta el consejo de Don Quijote a Sancho como una sugerencia de que “gobernar requiere una clase especial de inteligencia”. Siguiendo a Foucault y Agamben, Cascardi describe como aquella que extiende sus dominios más allá de la vida natural. En Cervantes, la literatura y el discurso de la política, Cascardi ofrece un novedoso estudio, apoyado en una bibliografía bien que desvela una cara relativamente desconocida del clásico cervantino. Hay que reconocerle al autor, además, cierta honestidad y prudencia en la exposición de sus tesis más arriesgadas; Por ejemplo, llega a asumir que “la política en Don Quijote está a la vez en todas partes y en ninguna” Esto refleja la asunción de una premisa fundamental; como señala Gómez Canseco, “Es forzoso recordar que Cervantes nunca tuvo entre sus empeños el adoctrinamiento de los lectores. Lo suyo no eran la prédica ni la arenga, sino la literatura”. “Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino, Cervantes”.

Twitter @ArellanoRabiela

Don Quijote en la Política

Anthony J. Cascardi, catedrático de Literatura comparada en la Universidad de Berkeley y reconocido romanista, hace un estudio muy interesante sobre la visión política del Quijote. Se dice que, en Cervantes, la literatura y el discurso de la política, Cascardi establece un sólido recorrido resumiendo una hipótesis: A diferencia de lo que ha ocurrido con otros autores como Hobbes, Locke, Montesquieu y Rousseau, apenas se ha relacionado el nombre de Cervantes con la fundación del discurso político moderno. La influencia de los anteriores autores ha configurado la percepción moderna del modo en que se constituyen la política y el discurso político. Partiendo de este vacío epistemológico, y con plena conciencia de que Cervantes es un literato y no un teórico político, el objetivo de Cascardi se despliega en dos ejes de desarrollo: por un lado, se trata de plantear una visión de lo que hubiera podido ser el discurso de la política sin la influencia de los pensadores citados; por otro, intenta explorar el modo en que la novela de Cervantes construye un pensamiento sobre la polis y el discurso político. Cascardi divide su obra en ocho capítulos que revelan, por la longitud y el tono de los mismos, el carácter ensayístico de su obra. Muestra a la perfección su método crítico: A partir del juicio que emite un conocido personaje secundario del Quijote, el canónigo de Toledo, quien señala que los libros de caballería son “perjudiciales para el estado” y establece una teoría literaria de carácter político que desarrolla a lo largo de casi cincuenta páginas. En ella muestra cómo el canónigo elabora un discurso teórico-literario a partir de su consideración del papel de la literatura en el desarrollo de la república; sostiene así que se puede hacer una literatura dentro de las conveniencias del estado si se reduce la fantasía de los componentes de la obra y se respeta la verosimilitud mimética. En estas coordenadas clásicas, aristotélicas y platónicas, de discurso, Cascardi cree encontrar un ejemplo de exposición política en la obra de Cervantes, cuyas ideas literarias estarían alineadas con las teorías del canónigo, como sugiere Darío Villanueva en su “Lectura del capítulo XLVII”, pero que desarrolla este pensamiento político, según Cascardi, en diversas direcciones. En el Quijote no hay un “soberano” que se arrogue las ideas y argumentos expuestos, de tal manera que la obra cervantina se asemeja más a los Diálogos de Platón que a un tratado filosófico-político. También se advierte del peligro que supone interpretar los consejos que Don Quijote le presta a Sancho como expresiones directas de la ideología de Cervantes. Partiendo de esta aclaración, interpreta el consejo de Don Quijote a Sancho como una sugerencia de que “gobernar requiere una clase especial de inteligencia”. Siguiendo a Foucault y Agamben, Cascardi describe como aquella que extiende sus dominios más allá de la vida natural. En Cervantes, la literatura y el discurso de la política, Cascardi ofrece un novedoso estudio, apoyado en una bibliografía bien que desvela una cara relativamente desconocida del clásico cervantino. Hay que reconocerle al autor, además, cierta honestidad y prudencia en la exposición de sus tesis más arriesgadas; Por ejemplo, llega a asumir que “la política en Don Quijote está a la vez en todas partes y en ninguna” Esto refleja la asunción de una premisa fundamental; como señala Gómez Canseco, “Es forzoso recordar que Cervantes nunca tuvo entre sus empeños el adoctrinamiento de los lectores. Lo suyo no eran la prédica ni la arenga, sino la literatura”. “Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino, Cervantes”.

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