/ jueves 22 de abril de 2021

Ingenioso Hidalgo

Personajes encarnando al Quijote: Parte I

Dr. Ignacio Burgoa Orihuela

Un personaje célebre de la academia y abogacía que siempre emuló ser Don Quijote de la Mancha, fue el Maestro Emérito de la Facultad de Derecho de la UNAM, Ignacio Burgoa Orihuela, el padre del Juicio de Amparo en nuestro país. Lo conocí en varias actividades académicas. De gran personalidad, siempre con un puro en la mano, su asiento lanzaba la mirada fulgurante e invadía el ambiente áulico, en donde se guardaba un silencio sepulcral para escuchar sus enseñanzas. Era alto, de complexión delgada, frente amplia y de vestir elegante, sin exagerar. Recitaba, era bohemio, le gustaba el vino, el buen decir y el buen actuar y siempre parafraseaba al Quijote por ser su máxima inspiración de vida. Con gran facilidad taladraba las mentes ávidas de saber de la juventud que él conducía por los laberintos históricos, de gran reseña caballeresca, a la cual enriqueció y que encontrara en él a su mejor exponente. Sus ademanes eran firmes, vigorosos y atrayentes, su gesticulación y mímica portentosamente cadenciosas, pero sin duda alguna su voz profunda y bien educada, de tono grave y con gran personalidad. Como hombre de letras invitaba a sus alumnos a explorar el mundo filosófico, histórico y literario que son parte importante en la formación de los abogados. En verdad, constituía un privilegio escuchar a tan distinguido intelectual porque representaba el coraje, la convicción y la fe de un auténtico, probo y exitoso defensor de la legalidad, siendo el Quijote materia de constantes ejemplos, enseñanzas y anécdotas. Desde su oficina en las calles de Belisario Domínguez, Coyoacán, Ciudad de México, siempre rodeado de esculturas y cuadros con la imagen de Don Quijote. Ignacio Burgoa se definió en sus memorias como un ``Quijote empeñado en una lucha por el honor y la dignidad''. Decía Burgoa, “El arte es la actividad del hombre tendiente a la realización, en el mundo de la concreción, de valores del espíritu”. El jurista, debe emular toda su vida al Caballero de la Triste Figura, Don Quijote de la Mancha, pues, aunque no era abogado, tenía un espíritu incansable e incesable en pos de la justicia, en defenderla ante los “tribunales” que formaba con un conjunto de hombre buenos con que se topaba y el derecho los presidía. Para Burgoa, Miguel de Cervantes Saavedra sufrió en carne propia lo que eran las injusticias cuando fue llevado a la cárcel, por lo que supo poner en boca del Caballero andante, los más excelsos ideales de la libertad y la justicia. Luchemos por la justicia “Que ladren perros, como dijo Don Quijote a Sancho Panza, es señal de que vamos cabalgando”. Twitter @ArellanoRabiela

Personajes encarnando al Quijote: Parte I

Dr. Ignacio Burgoa Orihuela

Un personaje célebre de la academia y abogacía que siempre emuló ser Don Quijote de la Mancha, fue el Maestro Emérito de la Facultad de Derecho de la UNAM, Ignacio Burgoa Orihuela, el padre del Juicio de Amparo en nuestro país. Lo conocí en varias actividades académicas. De gran personalidad, siempre con un puro en la mano, su asiento lanzaba la mirada fulgurante e invadía el ambiente áulico, en donde se guardaba un silencio sepulcral para escuchar sus enseñanzas. Era alto, de complexión delgada, frente amplia y de vestir elegante, sin exagerar. Recitaba, era bohemio, le gustaba el vino, el buen decir y el buen actuar y siempre parafraseaba al Quijote por ser su máxima inspiración de vida. Con gran facilidad taladraba las mentes ávidas de saber de la juventud que él conducía por los laberintos históricos, de gran reseña caballeresca, a la cual enriqueció y que encontrara en él a su mejor exponente. Sus ademanes eran firmes, vigorosos y atrayentes, su gesticulación y mímica portentosamente cadenciosas, pero sin duda alguna su voz profunda y bien educada, de tono grave y con gran personalidad. Como hombre de letras invitaba a sus alumnos a explorar el mundo filosófico, histórico y literario que son parte importante en la formación de los abogados. En verdad, constituía un privilegio escuchar a tan distinguido intelectual porque representaba el coraje, la convicción y la fe de un auténtico, probo y exitoso defensor de la legalidad, siendo el Quijote materia de constantes ejemplos, enseñanzas y anécdotas. Desde su oficina en las calles de Belisario Domínguez, Coyoacán, Ciudad de México, siempre rodeado de esculturas y cuadros con la imagen de Don Quijote. Ignacio Burgoa se definió en sus memorias como un ``Quijote empeñado en una lucha por el honor y la dignidad''. Decía Burgoa, “El arte es la actividad del hombre tendiente a la realización, en el mundo de la concreción, de valores del espíritu”. El jurista, debe emular toda su vida al Caballero de la Triste Figura, Don Quijote de la Mancha, pues, aunque no era abogado, tenía un espíritu incansable e incesable en pos de la justicia, en defenderla ante los “tribunales” que formaba con un conjunto de hombre buenos con que se topaba y el derecho los presidía. Para Burgoa, Miguel de Cervantes Saavedra sufrió en carne propia lo que eran las injusticias cuando fue llevado a la cárcel, por lo que supo poner en boca del Caballero andante, los más excelsos ideales de la libertad y la justicia. Luchemos por la justicia “Que ladren perros, como dijo Don Quijote a Sancho Panza, es señal de que vamos cabalgando”. Twitter @ArellanoRabiela