/ lunes 20 de abril de 2020

La discusión; el pacto fiscal

Lo prometido es deuda. Como dije en mi columna pasada, hoy les escribo sobre un tema que está causando mucha polémica, es una verdad incómoda y una batalla política de muy alta complejidad, les hablo del pacto fiscal.

No es novedad que los estados de Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas se quejen y demanden un cambio respecto al pacto fiscal, pues desde su creación han mostrado ciertas inconformidades respecto a la redistribución de los recursos recaudados año con año, pero, a todo esto, ¿qué es al pacto fiscal? A grosso modo, es un acuerdo entre los tres niveles de gobierno el cual consiste en juntar en una misma bolsa lo que se haya recaudado de impuestos federales para después redistribuirlos a las entidades federativas, sin embargo, dichos recursos no son transferidos de manera igualitaria sino dependiendo del nivel de necesidad que presente cada entidad.

¿Cuál es la principal demanda de los estados que más aportan a las arcas de la federación? Una actualización en la fórmula de redistribución de los recursos.

Actualmente, la fórmula mediante la cual se calculan los montos que serán transferidos a las entidades federativas contempla tres variables de significancia: 1. Población; 2. Marginación y, 3. Aportaciones. De este modo, las entidades que mayor población y necesidades presenten serán quienes recibirán mayores montos, cosa que no ven bien los de arriba.

Sin embargo, la falta de empatía que ha presentado el gobierno federal con las entidades federativas, tanto de oposición como del mismo partido, entorno a la ayuda y las acciones tomadas derivadas de la contingencia del COVID-19 así como la necedad de AMLO de continuar con sus mega proyectos (que financieramente no son viables ni eficientes), han llevado al extremo de la desesperación a algunos gobernantes, mismos que argumentan podrían tener un mayor margen de maniobra si el pacto fiscal fuera más justo (definiendo justo como darle a cada quien lo que le corresponde) y por ende dichas entidades contaran con mayor presupuesto para resolver las problemáticas públicas a las que se enfrentan de manera diaria, de poner sobre la mesa la discusión del pacto fiscal, desde su modificación y/o reformas, hasta su desaparición por completo (cosa que difícilmente se podría dar).

Que salgan varios estados de la república de este pacto (que parece muy difícil) tendría que ser acompañada por una serie de reformas locales y federales, desde la coordinación entre los tres niveles de gobierno hasta cuestiones en materia fiscal, cosa que, desde mi punto de vista, tomaría mucho tiempo. ¿Qué es lo que sí pueden hacer las entidades? Trabajar con lo que tienen, es decir, eficientar e implementar el cobro de tenencia, predial, etc., y de este modo contar con mayores recursos para atender las problemáticas que se presenten en sus territorios, sin embargo (y hay que decirlo fuerte y claro) todo esto está subordinado a la pérdida de votantes que se daría una vez implementados estos cobros, tan es así que, de llevarse a cabo la correcta recaudación local, las entidades y sus municipios tendrían un mayor nivel de generación de ingresos propios (que actualmente ronda el 7%) y de este modo depender en menor medida de los recursos que la federación les transfiera.

Para concluir, formar parte de una federación, donde existe una coordinación entre los niveles de gobierno, tiene como finalidad generar un desarrollo económico y social más homogéneo, no se trata de mantener a los de abajo ni de robarles a los de arriba, se trata de que todos nos tenemos que ayudar (como se ha mostrado a lo largo de la historia de México) y, para ello, se deben de ejecutar las siguientes acciones: 1. mejorar el pacto fiscal; 2. implementar las medidas recaudatorias locales; 3. un plan te desarrollo social y económico de las entidades rezagadas (sin perder su esencia) y, 4. dejar de utilizar los recursos públicos (que son de todos) con fines electorales. Si no es bajo esta vía, no veo el camino mediante el cual se pueda lograr un acuerdo en donde todas las partes sean beneficiadas y, lo peor de todo, de no lograrse se seguiría acrecentando la brecha entre los dos Méxicos.

Lo prometido es deuda. Como dije en mi columna pasada, hoy les escribo sobre un tema que está causando mucha polémica, es una verdad incómoda y una batalla política de muy alta complejidad, les hablo del pacto fiscal.

No es novedad que los estados de Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas se quejen y demanden un cambio respecto al pacto fiscal, pues desde su creación han mostrado ciertas inconformidades respecto a la redistribución de los recursos recaudados año con año, pero, a todo esto, ¿qué es al pacto fiscal? A grosso modo, es un acuerdo entre los tres niveles de gobierno el cual consiste en juntar en una misma bolsa lo que se haya recaudado de impuestos federales para después redistribuirlos a las entidades federativas, sin embargo, dichos recursos no son transferidos de manera igualitaria sino dependiendo del nivel de necesidad que presente cada entidad.

¿Cuál es la principal demanda de los estados que más aportan a las arcas de la federación? Una actualización en la fórmula de redistribución de los recursos.

Actualmente, la fórmula mediante la cual se calculan los montos que serán transferidos a las entidades federativas contempla tres variables de significancia: 1. Población; 2. Marginación y, 3. Aportaciones. De este modo, las entidades que mayor población y necesidades presenten serán quienes recibirán mayores montos, cosa que no ven bien los de arriba.

Sin embargo, la falta de empatía que ha presentado el gobierno federal con las entidades federativas, tanto de oposición como del mismo partido, entorno a la ayuda y las acciones tomadas derivadas de la contingencia del COVID-19 así como la necedad de AMLO de continuar con sus mega proyectos (que financieramente no son viables ni eficientes), han llevado al extremo de la desesperación a algunos gobernantes, mismos que argumentan podrían tener un mayor margen de maniobra si el pacto fiscal fuera más justo (definiendo justo como darle a cada quien lo que le corresponde) y por ende dichas entidades contaran con mayor presupuesto para resolver las problemáticas públicas a las que se enfrentan de manera diaria, de poner sobre la mesa la discusión del pacto fiscal, desde su modificación y/o reformas, hasta su desaparición por completo (cosa que difícilmente se podría dar).

Que salgan varios estados de la república de este pacto (que parece muy difícil) tendría que ser acompañada por una serie de reformas locales y federales, desde la coordinación entre los tres niveles de gobierno hasta cuestiones en materia fiscal, cosa que, desde mi punto de vista, tomaría mucho tiempo. ¿Qué es lo que sí pueden hacer las entidades? Trabajar con lo que tienen, es decir, eficientar e implementar el cobro de tenencia, predial, etc., y de este modo contar con mayores recursos para atender las problemáticas que se presenten en sus territorios, sin embargo (y hay que decirlo fuerte y claro) todo esto está subordinado a la pérdida de votantes que se daría una vez implementados estos cobros, tan es así que, de llevarse a cabo la correcta recaudación local, las entidades y sus municipios tendrían un mayor nivel de generación de ingresos propios (que actualmente ronda el 7%) y de este modo depender en menor medida de los recursos que la federación les transfiera.

Para concluir, formar parte de una federación, donde existe una coordinación entre los niveles de gobierno, tiene como finalidad generar un desarrollo económico y social más homogéneo, no se trata de mantener a los de abajo ni de robarles a los de arriba, se trata de que todos nos tenemos que ayudar (como se ha mostrado a lo largo de la historia de México) y, para ello, se deben de ejecutar las siguientes acciones: 1. mejorar el pacto fiscal; 2. implementar las medidas recaudatorias locales; 3. un plan te desarrollo social y económico de las entidades rezagadas (sin perder su esencia) y, 4. dejar de utilizar los recursos públicos (que son de todos) con fines electorales. Si no es bajo esta vía, no veo el camino mediante el cual se pueda lograr un acuerdo en donde todas las partes sean beneficiadas y, lo peor de todo, de no lograrse se seguiría acrecentando la brecha entre los dos Méxicos.