/ domingo 20 de junio de 2021

La Felicidad

Creo que todas las personas estamos familiarizadas con la palabra “felicidad”, y que cada uno de nosotros tenemos nuestra interpretación sobre lo que es. La felicidad se ha descrito como un estado de ánimo en la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea y por disfrutar de algo bueno.

Sin embargo esta felicidad deseada las personas llega a tener un sinnúmero de percepciones de cómo alcanzarla, lo cual hace a ese sentimiento algo subjetivo, es decir, algo que sólo está en la opinión del propio sujeto de lo que él considera al respecto. Y en su gran mayoría, la infelicidad es lo que predomina en el estado de ánimo de las personas.

Por ejemplo, hay quienes creen que el poder y la riqueza material puede proporcionarles ese estado de felicidad, pero quienes se encuentran es ese estatus de lo que muchos llaman “éxito económico” sufren de un estado de infelicidad, y siguen insatisfechos a pesar del tremendo capital que poseen.

Pero ese deseo “de desear un poco más” no sólo está presente en éstos con enormes capitales, también está en aquellos que con grandes esfuerzos se ganan la vida para conseguir ganancias materiales. Y así podemos notar el mismo estado de infelicidad en cada nivel económico de la sociedad y ambos extremos de la escala económica.

Las personas fijan las ideas en su cabeza de aquello que cada uno considera de lo que lo haría feliz y muchos corren tras ello, pero finalmente cuando lo logran perciben nuevamente que la felicidad se les escapa.

Y todo aquello que la gente percibe que puede llevarlos a ese estado de felicidad puede ser un sinnúmero de cosas o circunstancias, como el deseo de que otro ser humano “te haga feliz” y eso no funciona porque el carácter humano es defectuoso y no puede proporcionarnos de manera indefinida ese estado de felicidad tan anhelado, y éste mismo principio aplica a todas las demás cosas donde las personas llegan a considerar su fuente de felicidad.

Quizá puedas considerar duras mis palabras, pero por tus propias experiencias es muy probable que en el fondo sepas que es verdad.

Sin duda, los deseos humanos son insaciables, pues la mente no tiene límites en cuanto a lo que desea que sea su realidad como la percibe, y esto es lo delicado del asunto, pues si esa percepción de la realidad es equivocada no habrá realización y felicidad duradera, debido a la ley de la siembra y la cosecha.

Poner nuestra felicidad en personas, en cosas, en viajes, en logros materiales e intelectuales, y todo aquello que finalmente llegamos a darnos cuenta que ha sido algo pasajero y limitado a éste planeta tierra, no puede brindarnos ese estado de verdadera felicidad duradera y eterna, a no ser que abramos nuestra mente, sobre todo si tenemos un concepto erróneo de quién es Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. Pues ésta Santísima Trinidad es la única fuente de la verdadera felicidad para el hombre. A Dios Trino no le importa la religión, sino el bienestar de cada persona y sólo ellos están plenamente conscientes de nuestro diseño y lo que puede llevarlo a su máxima realización.

Todo el documento Bíblico revela el deseo de Dios para que tengamos una vida llena de felicidad y alegría. Permíteme compartirte algunos pasajes que pueden motivarte para que busques lo que éste documento puede brindarte de conocimiento y comprensión para vivir tú día a día con una auténtica felicidad y compartirla con otros, a pesar de las dificultades de la vida: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”. – Filipenses 4:4,7

“Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida” – Eclesiastés 3:12

“El que pone atención a la palabra hallará el bien, Y el que confía en el Señor es bienaventurado”. – Proverbios 16:20

Un estado de felicidad no está exento de problemas, pero cada prueba tiene un propósito para perfeccionarnos:

“Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo”. – 1 Pedro 4:12

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

Creo que todas las personas estamos familiarizadas con la palabra “felicidad”, y que cada uno de nosotros tenemos nuestra interpretación sobre lo que es. La felicidad se ha descrito como un estado de ánimo en la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea y por disfrutar de algo bueno.

Sin embargo esta felicidad deseada las personas llega a tener un sinnúmero de percepciones de cómo alcanzarla, lo cual hace a ese sentimiento algo subjetivo, es decir, algo que sólo está en la opinión del propio sujeto de lo que él considera al respecto. Y en su gran mayoría, la infelicidad es lo que predomina en el estado de ánimo de las personas.

Por ejemplo, hay quienes creen que el poder y la riqueza material puede proporcionarles ese estado de felicidad, pero quienes se encuentran es ese estatus de lo que muchos llaman “éxito económico” sufren de un estado de infelicidad, y siguen insatisfechos a pesar del tremendo capital que poseen.

Pero ese deseo “de desear un poco más” no sólo está presente en éstos con enormes capitales, también está en aquellos que con grandes esfuerzos se ganan la vida para conseguir ganancias materiales. Y así podemos notar el mismo estado de infelicidad en cada nivel económico de la sociedad y ambos extremos de la escala económica.

Las personas fijan las ideas en su cabeza de aquello que cada uno considera de lo que lo haría feliz y muchos corren tras ello, pero finalmente cuando lo logran perciben nuevamente que la felicidad se les escapa.

Y todo aquello que la gente percibe que puede llevarlos a ese estado de felicidad puede ser un sinnúmero de cosas o circunstancias, como el deseo de que otro ser humano “te haga feliz” y eso no funciona porque el carácter humano es defectuoso y no puede proporcionarnos de manera indefinida ese estado de felicidad tan anhelado, y éste mismo principio aplica a todas las demás cosas donde las personas llegan a considerar su fuente de felicidad.

Quizá puedas considerar duras mis palabras, pero por tus propias experiencias es muy probable que en el fondo sepas que es verdad.

Sin duda, los deseos humanos son insaciables, pues la mente no tiene límites en cuanto a lo que desea que sea su realidad como la percibe, y esto es lo delicado del asunto, pues si esa percepción de la realidad es equivocada no habrá realización y felicidad duradera, debido a la ley de la siembra y la cosecha.

Poner nuestra felicidad en personas, en cosas, en viajes, en logros materiales e intelectuales, y todo aquello que finalmente llegamos a darnos cuenta que ha sido algo pasajero y limitado a éste planeta tierra, no puede brindarnos ese estado de verdadera felicidad duradera y eterna, a no ser que abramos nuestra mente, sobre todo si tenemos un concepto erróneo de quién es Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. Pues ésta Santísima Trinidad es la única fuente de la verdadera felicidad para el hombre. A Dios Trino no le importa la religión, sino el bienestar de cada persona y sólo ellos están plenamente conscientes de nuestro diseño y lo que puede llevarlo a su máxima realización.

Todo el documento Bíblico revela el deseo de Dios para que tengamos una vida llena de felicidad y alegría. Permíteme compartirte algunos pasajes que pueden motivarte para que busques lo que éste documento puede brindarte de conocimiento y comprensión para vivir tú día a día con una auténtica felicidad y compartirla con otros, a pesar de las dificultades de la vida: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”. – Filipenses 4:4,7

“Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida” – Eclesiastés 3:12

“El que pone atención a la palabra hallará el bien, Y el que confía en el Señor es bienaventurado”. – Proverbios 16:20

Un estado de felicidad no está exento de problemas, pero cada prueba tiene un propósito para perfeccionarnos:

“Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo”. – 1 Pedro 4:12

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

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