/ lunes 21 de septiembre de 2020

La focalización de los recursos públicos ¿control?

De todos y de nadie, así es el presupuesto federal al cual los mexicanos aportamos nuestro granito de arena (unos en mayor medida que otros). Como buenos ciudadanos que somos, de manera (in)voluntaria sacrificamos parte de nuestro ingreso o consumo para contribuir a las arcas de nuestra nación y que con ello se pueda mejorar en muchos aspectos (infraestructura, seguridad, educación, salud, etc.) o por lo menos eso esperamos.

En mi columna anterior escribí sobre el Paquete Económico 2021, lo que éste es, su contenido y cuales son las fechas importantes para su discusión, modificación y aprobación. Además, mencioné algunos datos macroeconómicos: inflación esperada, precio del barril, tipo de cambio, crecimiento esperado del PIB, entre otros. En esta ocasión haremos un paréntesis para hablar sobre la focalización de los recursos públicos, pues es muy importante hacer saber que los administradores de dichos recursos pueden decidir que sí y que no, en cuestiones de dineros.

No es algo nuevo y mucho menos para sorprendernos que cada sexenio, trienio y año pasa lo mismo con las aprobaciones de los presupuestos, sean municipales, estatales o federales. Así pues, los recursos estarán focalizados en los principales proyectos que considere el poder ejecutivo, p. ej: La línea 12 del metro de la Ciudad de México durante la jefatura de M. Ebrard; la refinería en Tula de la administración de F. Calderón; el tren México – Toluca del sexenio de Peña Nieto y, parece indicar que este sexenio será la refinería de Dos Bocas la ganadora.

Jóvenes construyendo el futuro, becas Benito Juárez, Programa para el bienestar de adultos mayores y personas con discapacidad son otros ejemplos que podemos encontrar (además de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya) donde el gobierno focaliza sus recursos, a tal grado que se eliminan otros programas o disminuyen los recursos otorgados a estos con la finalidad de disponer de mayores montos en los programas antes mencionados que son prioritarios dado que fueron estandarte de campaña de la actual administración, pero repito, no es una práctica nueva ni mucho menos.

Una manera de tener el control público y político del país es a través del Presupuesto de Egresos de la federación, documento en el que se plasmará el destino y uso del dinero del siguiente ejercicio fiscal. Pero ¿cómo se ejerce control desde palacio nacional? Un ejemplo de esto son as Participaciones (Ramo 28) y las Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios (Ramo 33). A través de estas, el gobierno federal puede castigar a financiera y políticamente a sus oponentes, pues al tener menos recursos estos tendrán que ajustarse y replantear el gasto público. Lo anterior lo podemos escuchar año con año, sobre todo de los funcionarios públicos de “oposición”, y sí, muchas veces se presentan disminuciones en los recursos transferidos, sin embargo, existen maneras para mitigar estos recortes, mismas que dicen serían traicionar a la población, justificación más absurda.

Para concluir, como lo he mencionado en repetidas ocasiones, existen herramientas reales mediante las cuales los gobiernos estatales y municipales pueden acrecentar la generación de ingresos propios, esto para tener cierta holgura y contar con un mayor margen de maniobra presupuestal, sobre todo cuando el gobierno estatal no sigue la línea política del federal o, en su caso, el municipal del estatal. La optimización de recursos públicos es una tarea que requiere un meticuloso análisis, una delicada programación presupuestal y, último pero no menos importante, una adecuada ejecución de estos recursos, todo lo anterior requiere de un equipo multidisciplinario, funcionarios públicos con la adecuada preparación profesional, académica y personal, donde sólo a través de la experiencia y el conocimiento se podrá cumplir con este objetivo, para ello, es importante analizar una y otra vez a quienes elegiremos como nuestros representantes en las elecciones, mismas que se llevarán a cabo en nueve meses y, como dice el INE, será el proceso democrático más grande de la historia de nuestro país.

De todos y de nadie, así es el presupuesto federal al cual los mexicanos aportamos nuestro granito de arena (unos en mayor medida que otros). Como buenos ciudadanos que somos, de manera (in)voluntaria sacrificamos parte de nuestro ingreso o consumo para contribuir a las arcas de nuestra nación y que con ello se pueda mejorar en muchos aspectos (infraestructura, seguridad, educación, salud, etc.) o por lo menos eso esperamos.

En mi columna anterior escribí sobre el Paquete Económico 2021, lo que éste es, su contenido y cuales son las fechas importantes para su discusión, modificación y aprobación. Además, mencioné algunos datos macroeconómicos: inflación esperada, precio del barril, tipo de cambio, crecimiento esperado del PIB, entre otros. En esta ocasión haremos un paréntesis para hablar sobre la focalización de los recursos públicos, pues es muy importante hacer saber que los administradores de dichos recursos pueden decidir que sí y que no, en cuestiones de dineros.

No es algo nuevo y mucho menos para sorprendernos que cada sexenio, trienio y año pasa lo mismo con las aprobaciones de los presupuestos, sean municipales, estatales o federales. Así pues, los recursos estarán focalizados en los principales proyectos que considere el poder ejecutivo, p. ej: La línea 12 del metro de la Ciudad de México durante la jefatura de M. Ebrard; la refinería en Tula de la administración de F. Calderón; el tren México – Toluca del sexenio de Peña Nieto y, parece indicar que este sexenio será la refinería de Dos Bocas la ganadora.

Jóvenes construyendo el futuro, becas Benito Juárez, Programa para el bienestar de adultos mayores y personas con discapacidad son otros ejemplos que podemos encontrar (además de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya) donde el gobierno focaliza sus recursos, a tal grado que se eliminan otros programas o disminuyen los recursos otorgados a estos con la finalidad de disponer de mayores montos en los programas antes mencionados que son prioritarios dado que fueron estandarte de campaña de la actual administración, pero repito, no es una práctica nueva ni mucho menos.

Una manera de tener el control público y político del país es a través del Presupuesto de Egresos de la federación, documento en el que se plasmará el destino y uso del dinero del siguiente ejercicio fiscal. Pero ¿cómo se ejerce control desde palacio nacional? Un ejemplo de esto son as Participaciones (Ramo 28) y las Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios (Ramo 33). A través de estas, el gobierno federal puede castigar a financiera y políticamente a sus oponentes, pues al tener menos recursos estos tendrán que ajustarse y replantear el gasto público. Lo anterior lo podemos escuchar año con año, sobre todo de los funcionarios públicos de “oposición”, y sí, muchas veces se presentan disminuciones en los recursos transferidos, sin embargo, existen maneras para mitigar estos recortes, mismas que dicen serían traicionar a la población, justificación más absurda.

Para concluir, como lo he mencionado en repetidas ocasiones, existen herramientas reales mediante las cuales los gobiernos estatales y municipales pueden acrecentar la generación de ingresos propios, esto para tener cierta holgura y contar con un mayor margen de maniobra presupuestal, sobre todo cuando el gobierno estatal no sigue la línea política del federal o, en su caso, el municipal del estatal. La optimización de recursos públicos es una tarea que requiere un meticuloso análisis, una delicada programación presupuestal y, último pero no menos importante, una adecuada ejecución de estos recursos, todo lo anterior requiere de un equipo multidisciplinario, funcionarios públicos con la adecuada preparación profesional, académica y personal, donde sólo a través de la experiencia y el conocimiento se podrá cumplir con este objetivo, para ello, es importante analizar una y otra vez a quienes elegiremos como nuestros representantes en las elecciones, mismas que se llevarán a cabo en nueve meses y, como dice el INE, será el proceso democrático más grande de la historia de nuestro país.