/ martes 23 de febrero de 2021

La Ideología en los Energéticos

Los energéticos constituyen un área estratégica del Estado mexicano; así lo decidió el Constituyente y lo consignó en el artículo 28, párrafo cuarto, de la Ley Fundamental. En un principio, el Estado tenía el monopolio en su gestión, pero paulatinamente cambió la ecuación, a grado tal, que la participación del Estado ha disminuido significativamente, casi a grado marginal en algunas áreas, ante la iniciativa privada, los grandes capitales y las empresas trasnacionales.

La semana pasada, millones de conciudadanos fueron víctimas por el nulo suministro de luz y gas, lo que derivó en apagones y congelamientos, respectivamente. Cabe señalar que la cuestión del gas se debió a la excesiva demanda generada por las bajísimas temperaturas registradas en los Estados Unidos, derivadas del cambio climático y el consiguiente calentamiento global, que provocaron un colapso en las plantas generadoras en Texas, las cuales suministran el energético en buena parte del norte mexicano.

Ante el siniestro, de inmediato se escucharon voces antagónicas: quienes defienden la soberanía energética, para no depender del suministro extranjero, y los partidarios de la inversión privada, para que no ocurra otro desastre similar. Sobre el particular, la Auditoría Superior de la Federación, en la auditoría practicada a la cuenta pública de 2019, señaló que hay dos visiones en la operación del Sistema Eléctrico Nacional; además, refirió que no se encuentran armonizados la ley y los instrumentos de planeación utilizados por la Secretaría de Energía, la Comisión Reguladora de Energía y el Centro Nacional de Control de Energía.

Para poder armonizar los documentos aludidos en el párrafo que antecede, se hace necesario acercar las posturas antagónicas, incorporando energía limpia y suscribiendo convenios justos para los inversionistas privados y el Estado mexicano, evitando las cláusulas leoninas para alguna de las partes. Además, habrá que reconocer, con toda humildad, qué se hizo equivocadamente, para corregir, avanzar y que no vuelva a ocurrir un siniestro similar.

Como sugerencia, propongo que se revisen los compromisos pactados, pues no debería ocurrir un evento como el aludido, es decir, no deberíamos sujetar el bienestar de la población mexicana a la buena gestión de empresas extranjeras, máxime si se ubican en territorio allende nuestras fronteras. En consecuencia, habríamos de considerar, con seriedad y ecuanimidad, la declaración que realizó el gobierno venezolano, en el sentido de negociar el suministro de energéticos a nuestro país, a efecto de garantizar que no ocurra un desabasto que ponga en riesgo vidas e integridad de nuestra gente.

En todo caso, estimo que solo hay una visión, la cual consiste en que los mexicanos tengamos energéticos continuos, suficientes, universales y baratos; en lo que prevalece el antagonismo es en la manera de obtenerlos: fortaleciendo la industria nacional o acudiendo a la inversión extranjera. Ambas posturas considero que pueden acercarse, permitiendo la inversión privada sin descuidar el fortalecimiento de la industria nacional.

Valoremos nuestros energéticos y, como ciudadanía, evitemos su robo; hagamos lo que nos toca. Por lo pronto, no a los diablitos.

germanrodriguez32@hotmail.com

Los energéticos constituyen un área estratégica del Estado mexicano; así lo decidió el Constituyente y lo consignó en el artículo 28, párrafo cuarto, de la Ley Fundamental. En un principio, el Estado tenía el monopolio en su gestión, pero paulatinamente cambió la ecuación, a grado tal, que la participación del Estado ha disminuido significativamente, casi a grado marginal en algunas áreas, ante la iniciativa privada, los grandes capitales y las empresas trasnacionales.

La semana pasada, millones de conciudadanos fueron víctimas por el nulo suministro de luz y gas, lo que derivó en apagones y congelamientos, respectivamente. Cabe señalar que la cuestión del gas se debió a la excesiva demanda generada por las bajísimas temperaturas registradas en los Estados Unidos, derivadas del cambio climático y el consiguiente calentamiento global, que provocaron un colapso en las plantas generadoras en Texas, las cuales suministran el energético en buena parte del norte mexicano.

Ante el siniestro, de inmediato se escucharon voces antagónicas: quienes defienden la soberanía energética, para no depender del suministro extranjero, y los partidarios de la inversión privada, para que no ocurra otro desastre similar. Sobre el particular, la Auditoría Superior de la Federación, en la auditoría practicada a la cuenta pública de 2019, señaló que hay dos visiones en la operación del Sistema Eléctrico Nacional; además, refirió que no se encuentran armonizados la ley y los instrumentos de planeación utilizados por la Secretaría de Energía, la Comisión Reguladora de Energía y el Centro Nacional de Control de Energía.

Para poder armonizar los documentos aludidos en el párrafo que antecede, se hace necesario acercar las posturas antagónicas, incorporando energía limpia y suscribiendo convenios justos para los inversionistas privados y el Estado mexicano, evitando las cláusulas leoninas para alguna de las partes. Además, habrá que reconocer, con toda humildad, qué se hizo equivocadamente, para corregir, avanzar y que no vuelva a ocurrir un siniestro similar.

Como sugerencia, propongo que se revisen los compromisos pactados, pues no debería ocurrir un evento como el aludido, es decir, no deberíamos sujetar el bienestar de la población mexicana a la buena gestión de empresas extranjeras, máxime si se ubican en territorio allende nuestras fronteras. En consecuencia, habríamos de considerar, con seriedad y ecuanimidad, la declaración que realizó el gobierno venezolano, en el sentido de negociar el suministro de energéticos a nuestro país, a efecto de garantizar que no ocurra un desabasto que ponga en riesgo vidas e integridad de nuestra gente.

En todo caso, estimo que solo hay una visión, la cual consiste en que los mexicanos tengamos energéticos continuos, suficientes, universales y baratos; en lo que prevalece el antagonismo es en la manera de obtenerlos: fortaleciendo la industria nacional o acudiendo a la inversión extranjera. Ambas posturas considero que pueden acercarse, permitiendo la inversión privada sin descuidar el fortalecimiento de la industria nacional.

Valoremos nuestros energéticos y, como ciudadanía, evitemos su robo; hagamos lo que nos toca. Por lo pronto, no a los diablitos.

germanrodriguez32@hotmail.com