/ domingo 22 de noviembre de 2020

La libertad

Mucho escuchamos sobre la libertad como uno de los valores de gran importancia para las personas y para la vida de las naciones, algo por lo que los hombres han luchado a través de la historia para obtenerla, pero que también han usado para cometer toda clase de actos atroces en nombre de esa supuesta libertad.

Pero, ¿qué es la libertad?, ¿estaremos entendiendo correctamente la libertad?, ¿quién define qué es la libertad?

Muchas personas pueden decir que ser libre es no estar preso en la cárcel, o no estar sometidas a la voluntad de alguien más, o no tener obligaciones ni responsabilidades, o dar rienda suelta a sus pasiones sin que haya nadie quien les frene, en fin, con seguridad cada individuo daría su propia versión de lo que para él es la libertad.

Ahora, por el lado de las naciones, la mayoría de ellas podrían considerarse libres sólo porque tienen un sistema político de democracia.

Sin embargo, en realidad sólo tenemos dos opciones para comprender el origen de la libertad y la ley moral que la regula: Una de éstas opciones es si aceptamos que el hombre es el principio y el fin de todo conocimiento, y por lo tanto el que tiene la última palabra para definir la libertad, pero si aceptamos esto, entonces tenemos que aceptar la tiranía como una forma de vida, porque si el hombre tiene la última palabra, entonces él puede elevarse como un dios para someter a otros a sus designios y a sus dictados sobre la libertad, pero esto acarrea muchos y serios problemas.

La otra opción que tenemos, es aceptar que el universo, la tierra y los seres humanos son creados con fines específicos, entonces, el hombre no es autónomo para inventar sus propias leyes y definiciones de libertad, sino que hay una ley moral superior así como leyes de creación a las cuales está sujeto, ésta opción es la que ha demostrado en el recorrido de la historia traer los beneficios que la humanidad siempre ha buscado.

No obstante, esta última y verdadera libertad que se menciona en el párrafo anterior, ha sido temida por el hombre porque ésta libertad representa vida y responsabilidad bajo el gobierno de éstas leyes morales y leyes de la creación establecidas por el Creador. En cambio, la falsa libertad definida por el hombre, ofrece una supuesta vida libre de responsabilidades y por esa razón atrae a grandes mayorías a quedarse como esclavas, bajo el engaño de lo que el mismo hombre proyecta a otros hombres como una supuesta libertad.

Por naturaleza el ser humano no nace libre, sino esclavo del pecado, y el pecado simplemente significa “errar”, es decir, el ser humano no nace con el conocimiento perfecto que le permita no errar en la vida, al contrario, nace careciendo de éste y por consiguiente tiende a errar en su vida, y ese mismo error lo proyecta en todas las áreas de su desarrollo. Esto no es complicado de comprender, pero la mayoría de las personas prefieren ignorar, rechazar, o clasificar este concepto sobre el pecado como un asunto de religión o de fanatismo.

Sin embargo, el pecado, o si prefieres llamarlo “error”, nunca permitirá que una persona sea libre espiritual, intelectual, emocional y físicamente, y por lo tanto tampoco puede serlo una nación que tiene una población en éste estado de pecado o de error, porque el pecado domina a la persona desde su ser interno, y para ser liberada necesita volverse al SEÑOR, al conocimiento que Él provee en Su Palabra y aceptar sus términos de autogobierno en Su ley moral para desarrollar una vida digna. Esta decisión y compromiso puede eliminar el velo de ignorancia que se cierne sobre lo que es la verdadera libertad y cómo puede ser obtenida por el individuo y las naciones.

“Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.—Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?—Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra.” (Juan 8: 34 -37).

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

Mucho escuchamos sobre la libertad como uno de los valores de gran importancia para las personas y para la vida de las naciones, algo por lo que los hombres han luchado a través de la historia para obtenerla, pero que también han usado para cometer toda clase de actos atroces en nombre de esa supuesta libertad.

Pero, ¿qué es la libertad?, ¿estaremos entendiendo correctamente la libertad?, ¿quién define qué es la libertad?

Muchas personas pueden decir que ser libre es no estar preso en la cárcel, o no estar sometidas a la voluntad de alguien más, o no tener obligaciones ni responsabilidades, o dar rienda suelta a sus pasiones sin que haya nadie quien les frene, en fin, con seguridad cada individuo daría su propia versión de lo que para él es la libertad.

Ahora, por el lado de las naciones, la mayoría de ellas podrían considerarse libres sólo porque tienen un sistema político de democracia.

Sin embargo, en realidad sólo tenemos dos opciones para comprender el origen de la libertad y la ley moral que la regula: Una de éstas opciones es si aceptamos que el hombre es el principio y el fin de todo conocimiento, y por lo tanto el que tiene la última palabra para definir la libertad, pero si aceptamos esto, entonces tenemos que aceptar la tiranía como una forma de vida, porque si el hombre tiene la última palabra, entonces él puede elevarse como un dios para someter a otros a sus designios y a sus dictados sobre la libertad, pero esto acarrea muchos y serios problemas.

La otra opción que tenemos, es aceptar que el universo, la tierra y los seres humanos son creados con fines específicos, entonces, el hombre no es autónomo para inventar sus propias leyes y definiciones de libertad, sino que hay una ley moral superior así como leyes de creación a las cuales está sujeto, ésta opción es la que ha demostrado en el recorrido de la historia traer los beneficios que la humanidad siempre ha buscado.

No obstante, esta última y verdadera libertad que se menciona en el párrafo anterior, ha sido temida por el hombre porque ésta libertad representa vida y responsabilidad bajo el gobierno de éstas leyes morales y leyes de la creación establecidas por el Creador. En cambio, la falsa libertad definida por el hombre, ofrece una supuesta vida libre de responsabilidades y por esa razón atrae a grandes mayorías a quedarse como esclavas, bajo el engaño de lo que el mismo hombre proyecta a otros hombres como una supuesta libertad.

Por naturaleza el ser humano no nace libre, sino esclavo del pecado, y el pecado simplemente significa “errar”, es decir, el ser humano no nace con el conocimiento perfecto que le permita no errar en la vida, al contrario, nace careciendo de éste y por consiguiente tiende a errar en su vida, y ese mismo error lo proyecta en todas las áreas de su desarrollo. Esto no es complicado de comprender, pero la mayoría de las personas prefieren ignorar, rechazar, o clasificar este concepto sobre el pecado como un asunto de religión o de fanatismo.

Sin embargo, el pecado, o si prefieres llamarlo “error”, nunca permitirá que una persona sea libre espiritual, intelectual, emocional y físicamente, y por lo tanto tampoco puede serlo una nación que tiene una población en éste estado de pecado o de error, porque el pecado domina a la persona desde su ser interno, y para ser liberada necesita volverse al SEÑOR, al conocimiento que Él provee en Su Palabra y aceptar sus términos de autogobierno en Su ley moral para desarrollar una vida digna. Esta decisión y compromiso puede eliminar el velo de ignorancia que se cierne sobre lo que es la verdadera libertad y cómo puede ser obtenida por el individuo y las naciones.

“Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.—Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?—Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra.” (Juan 8: 34 -37).

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