/ domingo 7 de agosto de 2022

La Olla A Punto De Explotar

El caldero político a punto de ebullición. Así se ve, no hay otra. Hacer un recorrido local o nacional, incluso, extranacionales, tienen similares propensiones: El dinero. Se diga como sea, la preocupación hoy, es la economía. Si vemos la tendencia local – Estatal y Municipal- se tiene un discurso ya en momentos indiferente o desviado de los edemas sociales. No se exagera al decir, que la óptica de solución es la inversión, cuya fuente se hace creer es la estrategia de atraer inversionistas de preferencia extranjeros. (Mientras, otra “empresa” crece, una que está en aparente sombra, pero que se luce a plena vista, a la hora que sea).

¿Eso sería paliar la pobreza, por ejemplo? Y salta de inmediato el tema de los salarios laborales. Ni siquiera cubren el llamado “mínimo vital”. Un político de “altura” no sabe cuánto cuesta un kilo de tortillas y otros insumos que componen la llamada “canasta básica” –¿Ustedes han visto alguno en las compras del mercado? - así qué, asume: A la clase trabajadora le alcanza con lo que gana.

La visión, desde Palacio, es que no se “pondrá en peligro la Soberanía” –ni con Pemex a punto de estirar la pata, ni con la CFE- siendo que dichas paraestatales no son representativas de Soberanía, como sí lo es, el Pueblo y, éste, por medio de sus ciudadanos, la delega al Estado, en una conceptualización muy laxa. De ahí, que AMLO haga énfasis en que dicha Soberanía puede trastocarse si acaso alguna Nación extranjera, tiene intervención, en el tema energético y con ello, viene a colación las quejas sobre el incumplimiento del T-MEC, por parte del gobierno federal. Pero, en realidad lo que se pactó fue qué se creciera en la tendencia al uso de energías limpias y en ese tópico, México, o mejor dicho el preciso, no quiere, ni acepta. Por el contrario, le apuesta a los combustibles fósiles, incluso, al carbón, último en esa escala de sanear el ambiente. Por ello su férrea actitud y defensa de Pemex y la CFE. Y claro, el dinero que producen, no tanto para paliar la pobreza endémica, sino para apuntalar su política y sus planes electorales. Cabe preguntar: Si se trata de un asunto que pone en riesgo la Soberanía, ¿Qué opinan pues, los ciudadanos? Sin entrar a discurrir sobre esa ficción constitucional, se supone que los ciudadanos al ser parte del Pueblo, detentador de esa Soberanía, deben finalmente, decidir cuál debe ser su alternativa ambiental. Cuya problemática se advierte de larga data y no es nada halagüeña en el futuro para las generaciones que vienen empujando, y bueno, al cabo el preciso parece estar más allá, que acá y, con su peculiar estilo dirá: ¡Ay, qué miedo! Como dijo el Chico Che.

Y por supuesto, ahora que viene o se dice que va, un aire “franciscano”, no hay para cuando se les retire el subsidio electoral a los Partidos Políticos, tema también de dinero que, de cualquier manera, esos detentadores de la Soberanía, los ciudadanos productivos –público, pues-, aportan a fuerza del sudor de su frente, para políticos frescos.


Y qué decir, del vecino Biden, que igual tiene sus ratos: Si no, como ver el affaire de la señora Pelusi y su visita a Taiwán. O, ¿no?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Finalmente, todo se reduce al dinero, bien o mal habido, da “poder”, para poder. Al presi, le preocupa cuánto dinero logrará para su cometido electoral primario: Conservar curules por lo menos, pero va por consolidar una mayoría de las dos terceras partes del Congreso Federal, de preferencia con alguna de sus mal llamadas “corcholatas”, o sin ellas y negociar al final, hasta con el del “moño rojo”. No dudemos de su habilidad para la demagogia, el embute y otras “linduras” que aprendió en el PRI, en su parte siniestra y luego, fue perfeccionando a lo largo de su prolongada campaña. Aunque de repente olvida que, entre esos detentadores de la Soberanía, no todos son ciegos, sordos o mudos. (Mientras en Palacio, se cocina la “desaparición” del INE). Cuídense mucho.

El caldero político a punto de ebullición. Así se ve, no hay otra. Hacer un recorrido local o nacional, incluso, extranacionales, tienen similares propensiones: El dinero. Se diga como sea, la preocupación hoy, es la economía. Si vemos la tendencia local – Estatal y Municipal- se tiene un discurso ya en momentos indiferente o desviado de los edemas sociales. No se exagera al decir, que la óptica de solución es la inversión, cuya fuente se hace creer es la estrategia de atraer inversionistas de preferencia extranjeros. (Mientras, otra “empresa” crece, una que está en aparente sombra, pero que se luce a plena vista, a la hora que sea).

¿Eso sería paliar la pobreza, por ejemplo? Y salta de inmediato el tema de los salarios laborales. Ni siquiera cubren el llamado “mínimo vital”. Un político de “altura” no sabe cuánto cuesta un kilo de tortillas y otros insumos que componen la llamada “canasta básica” –¿Ustedes han visto alguno en las compras del mercado? - así qué, asume: A la clase trabajadora le alcanza con lo que gana.

La visión, desde Palacio, es que no se “pondrá en peligro la Soberanía” –ni con Pemex a punto de estirar la pata, ni con la CFE- siendo que dichas paraestatales no son representativas de Soberanía, como sí lo es, el Pueblo y, éste, por medio de sus ciudadanos, la delega al Estado, en una conceptualización muy laxa. De ahí, que AMLO haga énfasis en que dicha Soberanía puede trastocarse si acaso alguna Nación extranjera, tiene intervención, en el tema energético y con ello, viene a colación las quejas sobre el incumplimiento del T-MEC, por parte del gobierno federal. Pero, en realidad lo que se pactó fue qué se creciera en la tendencia al uso de energías limpias y en ese tópico, México, o mejor dicho el preciso, no quiere, ni acepta. Por el contrario, le apuesta a los combustibles fósiles, incluso, al carbón, último en esa escala de sanear el ambiente. Por ello su férrea actitud y defensa de Pemex y la CFE. Y claro, el dinero que producen, no tanto para paliar la pobreza endémica, sino para apuntalar su política y sus planes electorales. Cabe preguntar: Si se trata de un asunto que pone en riesgo la Soberanía, ¿Qué opinan pues, los ciudadanos? Sin entrar a discurrir sobre esa ficción constitucional, se supone que los ciudadanos al ser parte del Pueblo, detentador de esa Soberanía, deben finalmente, decidir cuál debe ser su alternativa ambiental. Cuya problemática se advierte de larga data y no es nada halagüeña en el futuro para las generaciones que vienen empujando, y bueno, al cabo el preciso parece estar más allá, que acá y, con su peculiar estilo dirá: ¡Ay, qué miedo! Como dijo el Chico Che.

Y por supuesto, ahora que viene o se dice que va, un aire “franciscano”, no hay para cuando se les retire el subsidio electoral a los Partidos Políticos, tema también de dinero que, de cualquier manera, esos detentadores de la Soberanía, los ciudadanos productivos –público, pues-, aportan a fuerza del sudor de su frente, para políticos frescos.


Y qué decir, del vecino Biden, que igual tiene sus ratos: Si no, como ver el affaire de la señora Pelusi y su visita a Taiwán. O, ¿no?

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Finalmente, todo se reduce al dinero, bien o mal habido, da “poder”, para poder. Al presi, le preocupa cuánto dinero logrará para su cometido electoral primario: Conservar curules por lo menos, pero va por consolidar una mayoría de las dos terceras partes del Congreso Federal, de preferencia con alguna de sus mal llamadas “corcholatas”, o sin ellas y negociar al final, hasta con el del “moño rojo”. No dudemos de su habilidad para la demagogia, el embute y otras “linduras” que aprendió en el PRI, en su parte siniestra y luego, fue perfeccionando a lo largo de su prolongada campaña. Aunque de repente olvida que, entre esos detentadores de la Soberanía, no todos son ciegos, sordos o mudos. (Mientras en Palacio, se cocina la “desaparición” del INE). Cuídense mucho.

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