1- Mi generación, refiriéndome a quienes pertenecemos al grupo más vulnerable por la edad, habíamos tenido experiencias buenas y malas, pero inolvidables. Recuerdo en particular la inmensa alegría causada cuando el hombre llego a la luna el 20 de julio de 1969, así como la conmoción originada por el ataque a las torres gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2011, solo por señalar dos hechos importantes que han tenido gran difusión en los medios de comunicación.
2.- Sin embargo, jamás imaginamos que a finales del 2019, un brote de una extraña enfermedad en un lejano mercado ubicado en la ciudad de Wuhan en China, iría a causar una hipercrisis mundial en la totalidad de los países del mundo, afectando negativamente índices o parámetros sociales, económicos y políticos medibles en la época actual por el hombre.
3.- La ciencia ficción estaba ocupada en otros fenómenos, ya en épocas relativamente recientes había habido brotes de enfermedades mortales provocadas por extraños virus como el sida o el ébola, que sí bien nos preocupaban de manera significativa, los niveles de afectación a la población mundial, no habían tenido efectos generalizados y con la magnitud del COVID-19.
4.- De esta forma, nuestro país y especialmente el Gobierno, no le prestaron atención hasta prácticamente finales de enero de 2020, donde ya había una alerta mundial por la alta propagación del virus y se apreciaba como un problema grave e ineludible que pronto se presentaría en México, pero estábamos tan ocupados en tantos temas domésticos de momento más importantes, donde propiamente el COVID-19 no aparecía en el mapa de problemas sujetos a prevención especial. Así, nuestro principal especialista oficial en este tema el Dr. Hugo López Gatell señalaba lo siguiente: “Pero la evidencia hasta ahorita, hoy 28 de enero de 2020, sugiere que el coronavirus 2019, el nuevo coronavirus se comporta como un virus de agresividad -es un término genérico- leve comparado con la influenza estacional y con los coronavirus que previamente han sido materia de interés mundial”.
5.- Hoy, resulta francamente frustrante encontrarnos en las condiciones actuales, donde existen graves carencias de los materiales elementales para que nuestros médicos puedan protegerse al momento que atienden a pacientes graves en los hospitales, donde además se carece del equipo necesario para atenderlos debidamente. Aún y cuando las autoridades quieran ocultarlo, existen llamados a la población solicitando apoyo del material necesario para enfrentar la pandemia. Pues es importante garantizar que nuestros médicos cuenten con el equipo indispensable para enfrentar esta grave enfermedad.
6.- Es indiscutible la validez de la premisa: primero los pobres, pero para asegurar la posibilidad de darles la oportunidad de salir de las condiciones de pobreza en las que se encuentran, es necesario apoyar a la planta productiva, constituida principalmente por miles de micro empresas en riesgo inminente de insolvencia. Así, no solamente garantizamos los apoyos económicos que reciben, sino las oportunidades de empleo que deben tener.
7.- En las condiciones actuales son más importantes los proyectos estratégicamente productivos pues tendrán la posibilidad de generar un efecto multiplicador en la economía para salir de la crisis la cual poco a poco ahoga el crecimiento de nuestro país. Según los analistas más reconocidos, tendremos un decrecimiento que va del 3.5% al 9.5%, esto es increíble y lo más grave sería que todo se lo atribuyéramos al COVID-19 como chivo expiatorio de todas nuestras penalidades. No es justo sacrificar los derechos laborales (disminuyendo salarios y aguinaldos) para compensar la falta de presupuesto, mejor aplacemos la ejecución de programas de inversión no prioritarios con cargo al presupuesto. El gasto debe cumplir con un efecto multiplicador de crecimiento estratégico.
8.- Ha llegado el momento de calibrar en forma objetiva los programas de salvamento económico nacional en una época de crisis sin precedente en la historia de nuestro país y del mundo en general.
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