"Esta es mi patria y la de mi hermano, porque aquí en este pueblo nacimos de antiquísima familia, aquí se guardan las aras familiares, de aquí arranca el tronco de nuestro linaje, aquí nos quedan recuerdos y huellas de nuestros antepasados”. Cicerón.
La segunda guerra mundial dio origen a acuerdos que proveyeron la creación de la Organización de la Naciones Unidas, la ONU. Años que en medicina se inició la era de los Antibióticos; las comunicaciones aéreas comenzaron a desplazar el transporte de pasajeros transoceánicos. Micro ondas, antenas, satélites y más elementos de progreso modificaron el estilo de vivir. El comercio internacional, la interdependencia alimentaria y de productos industriales, la liberación de colonias europeas en particular de África y la consolidación de la ONU unió voluntad de pensamientos cuando se escuchaba decir “una sociedad abierta para todos” que autores identificaban como “paz universal” o la versión secular del “Reino universal cristiano”, Utopía que no obstante dio lugar a convenios para cumplir lo que parecía un sueño al establecer la Unión Europea. Hechos históricos que en el campo de las ideas debilitaron el concepto de Patria.
A finales del siglo pasado, con ideas influenciadas por Immanuel Kant y Karl Marx, Jürgen Habermas publicó un ensayo en que analizó lo que han dado en llamar una nueva ciudadanía expresada en el petulante dicho “soy ciudadano del mundo” en el cual trata de explicar lo que sería una sociedad sin el apasionado nacionalismo teniendo en cuenta la caída de algunos estados imperialistas y regímenes totalitarios con la mira en un horizonte de un mundo sin fronteras ideológicas ni físicas. Una quimera que, sin embargo, con la Unión Europea constituida en un régimen sui géneris logró acoger la integración humana, comercial y de negocios que, en cierta forma la patria se agrandó en los 27 países que componen la UE y el proteccionismo nacionalista se achicó. Baste ver al turista que lleva plan de visitar varios países, con un sello de migración del primer lugar al que arriba, será válido para las demás naciones, es como si viajara por un solo país sin fronteras para el movimiento de personas. Como en cualquier circunstancia hay excepciones, una vez pregunté a una ciudadana española de mi afecto ¿y no piden pasaporte y visa en la línea fronteriza?, la respuesta lo dice todo: si te ven cara de mafioso o musulmán probablemente sí. Empero, la patria, la nación, sigue siendo un ingrediente fundamental en la identidad y en la política. Asemeja a la defensa de la familia, donde frente a un peligro amenazante en igualdad de circunstancias, primero es mi familia y luego los demás como algo innato de la condición humana. Para esto hay diferencias semánticas relacionadas con el término Patria relacionadas con el significado de lo que representa un Estado, este sería una entidad política con un gobierno, un territorio y su población. La Nación se define como grupo de personas con una entidad compartida; País simplemente es referente a la región geográfica.
Luego entonces ¿qué es la Patria?, entre varias definiciones, una es “la que suele designar al lugar natal o adoptivo al que un individuo se siente unido por vínculos afectivos, culturales, históricos o familiares” enunciación que da lugar al patriotismo, entendiéndolo como un sentimiento de devoción, amor y apego al lugar de nacimiento o adopción integrado a aspectos étnicos, culturales políticos, históricos e idioma.
Amor a la Patria que si se cumpliera a cabal de arriba hacia abajo, se abatiría lo que nos desuela: la corrupción y la delincuencia.
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