/ domingo 7 de agosto de 2022

La Verdad Mientras Nos Dure

Si bien no existe la verdad absoluta, mentiras a medias, ni nula ignorancia, también es cierto que la gente joven está convencida de que posee la verdad. Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad. Y cuando son adultos reconocen ignorar cada vez más.

Todo sucede en un ecosistema completamente natural. Los jóvenes hoy en día son llamados la generación de “cristal” y están salpicados de disparates donde no les da pena cometer atrocidades, sin embargo, más coraje les da no haberlos cometido. En pocos días vuelve a conmemorarse el día internacional de la juventud, y en este marco hacemos énfasis a todas las políticas públicas, toda la sociedad, todo el ímpetu y capacidades de diferentes actores, para que pueda velarse por este sector de hechos muchas veces exaltados, pero necesarios para que un país camine de una forma natural. Tan natural como creer que se hace lo correcto.

Hoy hay inundaciones de fuentes de información donde muchos no sabemos nadar, donde los salvavidas inflados con el aire de las redes sociales hacen el espejismo de no necesitar de la experiencia de una mano amiga, sino todo lo contrario; la adicción a los artilugios tecnológicos solo exacerba el libertinaje en la juventud, secando el corazón, y demasiada continencia a ellos atascando el espíritu. De ahí que la moderación es clave para llevar una vida joven armoniosa, vigorosa y placentera, de tal modo donde se pueda encontrar ápices de soluciones a tantos laberintos problemáticos sin final.

Esta podría ser una verdad para adoptar en la esencia de los que poseen la edad jovial, podría ser el camino para andar y llevar frutos a los campos de acción aún más complicados, pues ellos se preparan para afrontar otros tipos de adversidades con las cuales lidiar. Vaya, la juventud solo es el inicio de algo aún más profundo llamado “adultez”. Donde aquí obliga algunos arrepentidos por no haber sido revolucionarios cuando se podía. Todo parece paradójico, todo para anormal, todo pinta inentendible, pero también todo es natural.

Cada joven se apropia de su experiencia y con ello va creando su propia verdad, desde la generación de ideas, la planificación de eventos, la coordinación de la logística hasta la ejecución de sus planes. La energía de ellos los obliga consciente o inconscientemente que participen en una variedad de actividades, que incluyen ir de fiesta en fiesta, estudiar en casos fortuitos en la mayoría de los casos, ejercen obligaciones dentro de las organizaciones sociales que pertenecen, viajan, conocen personas y crean cúmulos de enseñanzas que a un corto plazo podrán aplicar.

Mientras más libres sean de alma más cercanos a la realidad que los alcanzarán.

Los jóvenes deben trabajar y no necesariamente en el ejercicio laboral, sino en el perfeccionamiento de su ser, y deben hacerlo sin descanso. Y este trabajo es quizás el más grande que los jóvenes jamás se hayan impuesto y es el único digno de su nombre universal. Así y solo así será el mejor homenaje para festejarlos y de esa manera poseer la verdad, claro, mientras nos dure.

Si bien no existe la verdad absoluta, mentiras a medias, ni nula ignorancia, también es cierto que la gente joven está convencida de que posee la verdad. Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad. Y cuando son adultos reconocen ignorar cada vez más.

Todo sucede en un ecosistema completamente natural. Los jóvenes hoy en día son llamados la generación de “cristal” y están salpicados de disparates donde no les da pena cometer atrocidades, sin embargo, más coraje les da no haberlos cometido. En pocos días vuelve a conmemorarse el día internacional de la juventud, y en este marco hacemos énfasis a todas las políticas públicas, toda la sociedad, todo el ímpetu y capacidades de diferentes actores, para que pueda velarse por este sector de hechos muchas veces exaltados, pero necesarios para que un país camine de una forma natural. Tan natural como creer que se hace lo correcto.

Hoy hay inundaciones de fuentes de información donde muchos no sabemos nadar, donde los salvavidas inflados con el aire de las redes sociales hacen el espejismo de no necesitar de la experiencia de una mano amiga, sino todo lo contrario; la adicción a los artilugios tecnológicos solo exacerba el libertinaje en la juventud, secando el corazón, y demasiada continencia a ellos atascando el espíritu. De ahí que la moderación es clave para llevar una vida joven armoniosa, vigorosa y placentera, de tal modo donde se pueda encontrar ápices de soluciones a tantos laberintos problemáticos sin final.

Esta podría ser una verdad para adoptar en la esencia de los que poseen la edad jovial, podría ser el camino para andar y llevar frutos a los campos de acción aún más complicados, pues ellos se preparan para afrontar otros tipos de adversidades con las cuales lidiar. Vaya, la juventud solo es el inicio de algo aún más profundo llamado “adultez”. Donde aquí obliga algunos arrepentidos por no haber sido revolucionarios cuando se podía. Todo parece paradójico, todo para anormal, todo pinta inentendible, pero también todo es natural.

Cada joven se apropia de su experiencia y con ello va creando su propia verdad, desde la generación de ideas, la planificación de eventos, la coordinación de la logística hasta la ejecución de sus planes. La energía de ellos los obliga consciente o inconscientemente que participen en una variedad de actividades, que incluyen ir de fiesta en fiesta, estudiar en casos fortuitos en la mayoría de los casos, ejercen obligaciones dentro de las organizaciones sociales que pertenecen, viajan, conocen personas y crean cúmulos de enseñanzas que a un corto plazo podrán aplicar.

Mientras más libres sean de alma más cercanos a la realidad que los alcanzarán.

Los jóvenes deben trabajar y no necesariamente en el ejercicio laboral, sino en el perfeccionamiento de su ser, y deben hacerlo sin descanso. Y este trabajo es quizás el más grande que los jóvenes jamás se hayan impuesto y es el único digno de su nombre universal. Así y solo así será el mejor homenaje para festejarlos y de esa manera poseer la verdad, claro, mientras nos dure.